Bolivia: Rodríguez en el Palacio Quemada y hay tregua social... por ahora

Breve período de calma en Bolivia. La situación sigue muy complicada y la descompresión provocada por el arribo de Eduardo Rodríguez dependerá de su capacidad de lograr un acuerdo nacional.

Eduardo Rodríguez ya es presidente de Bolivia y goza de una tregua de duración incierta con los mineros y campesinos que mantienen su demanda central de nacionalizar los hidrocarburos y amenazan con seguir ejerciendo presión.

Rodríguez se instaló el mediodía del viernes en el Palacio Quemado, donde mantuvo una reunión con el ex mandatario Carlos Mesa, a quien sustituyó, en su calidad de titular de la Corte Suprema de Justicia, el último en la línea de sucesión, tras declinar a ese derecho los titulares de las cámaras legislativas.

El nombramiento de Rodríguez generó todo tipo de reacciones entre los grupos de protesta, desde la desmovilización inmediata de algunos de ellos hasta el ultimátum de 72 horas de las combativas juntas vecinales de la ciudad de El Alto.

El nuevo mandatario tiene por delante una complicada agenda para encaminar al país a la normalidad institucional y política que desembocará en las elecciones generales, probablemente en diciembre próximo.

"Asamblea Constituyente, autonomías regionales, política hidrocarburífera, con todo lo que ello supone, son temas insoslayables en la gestión de transición", dijo el nuevo mandatario, poco después de ser posesionado por el Parlamento en la ciudad de Sucre, capital del país.

No obstante, Rodríguez pidió una tregua a los líderes vecinales y sindicales de la ciudad de El Alto y los invitó a dialogar en Palacio de Gobierno.

Hizo este llamamiento mediante tres cartas enviadas alpresidente de la Federación de Juntas Vecinales, Abel Mamani; al secretario ejecutivo de la Central Obrera Regional, Édgar Patana, y al dirigente máximo de los comerciantes de esa urbe, Braulio Rocha.

Mientras, contingentes de mineros y campesinos anunciaron ayer con fuertes detonaciones de dinamita en el centro de La Paz, su decisión de dar una tregua social al nuevo Gobierno y retornar a sus distritos luego de más de tres semanas de convulsión social.

Igualmente, parte de los cortes de rutas en el interior de Bolivia estaban siendo levantados paulatinamente, tras acordar el movimiento campesino conceder un receso en sus protestas.

En cambio, las juntas vecinales de El Alto dieron un plazo de 72 horas a Rodríguez para nacionalizar los hidrocarburos y anunciaron la radicalización de sus protestas, según el dirigente Abel Mamani.

En similar sintonía, Miguel Zubieta, dirigente de la Federación Sindical Minera de Trabajadores Bolivianos, dijo que la asunción de Rodríguez constituye "un cambio de guardia" y que "no se ha conseguido nada concreto con el tema de la nacionalización de los hidrocarburos".

Por otra parte, Rodríguez, ratificó la tarde de ayer a los mandos militares y policiales, informaron fuentes oficiales.

A su vez, el obispo de El Alto, monseñor Jesús Juárez, exhortó al Gobierno "escuchar con urgencia las demandas de El Alto y abrir un espacio de diálogo para la resolución del conflicto que le afecta".

El dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) , Evo Morales, concedió una tregua al nuevo Presidente Eduardo Rodríguez. La asunción del mandatario es uno de los últimos logros de Morales, quien en los últimos dos años ya ha forzado la salida de dos gobernantes y presionado por imponer su agenda en el Congreso.

"Hemos consultado a la mayor cantidad de compañeros movilizados, tanto en el campo como en la ciudad, y la mayor parte pide un cuarto intermedio, una tregua hasta que el gobierno, con el nuevo Presidente, organice su equipo de trabajo, sus asesores", dijo Morales, quien recordó que Rodríguez lidera un gobierno "de transición" y debe adelantar las elecciones generales. Además, señaló que esa tarea no le exime de atender las reivindicaciones sociales, como la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la nacionalización de hidrocaburos.

Morales y los movimientos sociales impusieron que no se cumpliera la sucesión constitucional que ordenaba que, tras la renuncia de Carlos Mesa, asumiera el presidente del Senado, Hormando Vaca Díez.

Para el diario El Deber, de Santa Cruz, "Evo se encargó de darle (a Mesa) el último empujoncito político que le faltaba (para renunciar)".

En el recuerdo quedaban para Mesa las declaraciones de octubre de 2003, cuando Morales admitía que "por lo menos en el discurso" hay coincidencias con el nuevo gobierno.

Según dijo a La Tercera, de Santiago de Chile, el analista político boliviano Juan Ramón Quintana, "en el principio efectivamente Evo fue un aliado implícito (de Mesa) y a partir de su ruptura, Mesa empezó a perder campo de maniobra política". En todo caso, Quintana aclara que el papel "protagónico" de Morales para sacar a Mesa se juega políticamente a través del MAS en el Congreso y no en la dimensión de la movilización social, ya que su partido está circunscrito al departamento de Cochabamba.

Por su parte, el politólogo Jorge Lazarte cree que es "un poco exagerado" dar tanto crédito a Morales, no sólo en la caída de presidentes, sino también en temas como la redacción de las preguntas del referendo del gas. A juicio de Lazarte, "(Morales) se ha mostrado inconsistente, a veces moderado, después radical. A la larga se vio sobrepasado".

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