Irán, viernes 24: Moderado Rafsanyani vs. fundamentalista Ahmedinayad

Es la 1ra. vez que es necesaria una 2da. vuelta en las elecciones presidenciales iraníes. En esta ocasión los electores no votan por individuos sino por programas políticos. Y como novedad hay 3 tendencias en liza: la moderada de Rafsanyani, la consevadora de Qalibaf y la reformista de Moin

El centrista Alí Akbar Hashemi Rafsanyani disputará la Presidencia de Irán al ultranconservador Mahmud Ahmedinayad, alcalde de Teherán, en la 2da. vuelta de las elecciones, que se celebrán el próximo viernes 24.

Según datos del Ministerio de Interior, Rafsanyani, quien fue presidente entre 1988 y 1997, obtuvo el 20,8% de sufragios y su rival Ahmadinayad, el 19,3%, aunque aún no hay cifras oficiales sobre el 100% del escrutinio.

El reformista Mehdi Karubi, quien durante gran parte del escrutinio estuvo por delante de Ahmedinayad, ha denunciado fraude en las elecciones y ha pedido que el Líder Supremo de la República Islámica, Ali Jamenei, designe una comisión especial que "devuelva sus derechos" a algunos candidatos, según informó la agencia IRNA.

"Una intervención misteriosa ha tenido lugar en el proceso de escrutinio", dijo, en referencia a que su candidatura había pasado al 3er. lugar después de haber sido 2da. durante casi todo el día.

También el candidato reformista Mustafa Moin, el gran derrotado, denunció a través de su portavoz, Elahe Koulaei, la intervención de los "basiyi" (fuerzas especiales de intervención) en el escrutinio "para mancillar los derechos del pueblo", sin dar otras precisiones.

Karoubi, antiguo presidente del Parlamento y considerado un reformista moderado, se presentaba como favorito para reemplazar a su aliado Mohamed Jatamí, actual presidente. Karoubi hizo campaña prometiendo 500.000 rials al mes (US$ 60) a todos los ciudadanos de más de 18 años.

Las elecciones del viernes mostraron un claro rechazo al boicot propuesto por los más jóvenes, ya que los colegios electorales debieron permanecer abiertos 4 horas más de lo previsto, debido a la afluencia de votantes.

No había pasado ni una hora del cierre de los colegios cuando un portavoz del Ministerio de Interior, Johanbajsh Janjani, anunció que la participación en algunas provincias había superado el 80%. En otras varió entre el 65% y el 80%.

En la televisión estatal de Irán todo fueron sonrisas, consignas nacionalistas y orgullo por su sistema electoral. La programación especial, dedicada durante todo el día a las 9nas. elecciones presidenciales, animó a acudir a las urnas y, para predicar con el ejemplo, exhibió imágenes de multitudes a la espera de poder ejercer su derecho a voto. Pero cuando se abría el plano televisivo, la masa se reducía a unas cuantas decenas de personas.

Desde luego, pocas de esas imágenes pudieron corresponder a los centros electorales de Teherán, donde los votantes llegaban con poco entusiasmo, pero con la convicción de querer participar en un sistema que, si bien no es perfecto (se podría decir que tiene poco de democrático), es el único con el que pueden expresarse.

En esta ocasión no se trató de una lucha entre clérigos. De hecho, sólo 1 de los 3 candidatos con más posibilidades, el ex presidente Rafsanyani, es un religioso de rango medio.

Además en esta ocasión los electores no votan por individuos sino por programas políticos. Y como novedad hay 3 tendencias en liza: la moderada de Rafsanyani, la consevadora de Qalibaf y la reformista de Moin.

La simple presencia de un candidato de centro es toda una novedad en el régimen teocrático, donde hasta ahora la sociedad se dividía entre conservadores y reformistas. Y eso alimenta la esperanza de que los iraníes consigan a fuerza de tiempo, paciencia y constancia, una democracia real que no puede ser impuesta desde el exterior.

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