Karl Rove: El Maquiavelo de la Casa Blanca en problemas

¿Quién es Karl Rove? Pocos lo conocen, pero es LA mano derecha del presidente George W. Bush, un gran estratega que condujo a que el actual mandatario de USA se alzase con dos victorias electorales. Sin embargo, Rove está en problemas, ya que un fiscal lo acusa de ser quien reveló la identidad de una agente de la CIA, considerado un crimen federal. Por este caso, Judith Miller, una periodista del New York Times se encuentra presa ya que no quiso revelar su fuente de una nota que publicó poco después del ataque de USA a Irak en 2003.

Kart Rove tiene un nombre corto, pero un currículum plagado de apodos: "el Maquiavelo de la Casa Blanca", el único consejero político que el presidente George W. Bush realmente escucha, el hombre que es capaz de estudiar diez informes a la vez, el "Bonaparte de las elecciones", etc. Los analistas además consideran que Rove es el artífice de las dos victorias de Bush en las elecciones presidenciales de 2000 y de2004.

Pero la confianza ciega que Bush le profesa a Rove se ha visto afectada en los últimos días.

Resulta ser que algunos medios publicaron información sobre el ataque de USA a Irak en 2003. Desde entonces, quienes habían llevado a cabo esta investigación, Judith Miller, del New York Times y Matthew Cooper, periodista de Time Magazine fueron puestos en la mira so amenaza de prisión. El fiscal buscaba conocer quién había develado el nombre de un agente de la CIA, delito federal en USA.

Cooper confesó que su fuente había sido Valerie Plame, una suerte de ex esposa despechada, quien reveló que su marido Joseph Wilson era el agente, mientras que Miller mantuvo su silencio y fue enviada a prisión.

Pero el gobierno no quedó satisfecho, y continúa con las investigaciones para determinar quiénes fueron todas las fuentes que revelaron la identidad de un alto agente secreto.

Un fiscal especial sospecha que habría sido el mismísimo Rove quien reveló la identidad del agente. La denuncia fue realizada por el semanario Newsweek.

El escándalo tiene ya una larga data. En 2002, el vicepresidente Dick Cheney recibió un informe de los servicios secretos italianos que establecía que Saddam Hussen intentaba comprar uranio en Níger. Eso indicaría que Bagdad estaba tratando de dotarse del arma nuclear. El embajador Joseph Wilson, que había pasado veintitrés años en la cartera de Asuntos Exteriores, fue enviado a Niamey para investigar. "En febrero del 2002 -explicó Wilson- pasé ocho días en Níger conversando con todos los que podían informarme. Pronto me convencí de que no había sucedido nada de aquello. Un simple análisis del documento mostraba la tosquedad de la manipulación. Las cartas contenían faltas en francés. Una de las cartas estaba firmada por un funcionario que había cesado diez años antes. Varias fechas no correspondían con los días de la semana. Varios nombres y títulos de funcionarios eran inexactos... Era una falsificación, fabricada para engañar".

Wilson elaboró luego un informe, enviado a la CIA, en el que ponía cuestionaba aquellas informaciones y demostraba que eran falsas. El presidente Bush fue informado de ello.

En octubre del 2002, George Tenet, por entonces director de la CIA, le pidió a Bush que no lo mencionara. Tenet había prevenido a Bush de que las informaciones de que disponía la CIA no permitían establecer que Irak hubiera tratado de comprar uranio en África.

Sin embargo, Bush citó -sabiendo que era falso- lo de la compra de uranio en Níger para acusar a Bagdad de poseer armas de destrucción masiva, y justificar así la guerra. Indignado con el accionar de Bush, Joseph Wilson escribió un artículo de gran resonancia en el New York Times, donde explicaba los detalles de su misión y demostraba que el presidente había mentido con conocimiento de causa, lo que en Estados Unidos constituye también un crimen federal.

Wilson se convirtió de modo fugaz en víctima de una campaña de desprestigio que llevaron a paso de carga funcionarios de alto rango -entre ellos Karl Rove- que hicieron saltar a su mujer, Valerie Plame, al revelar a algunos periodistas su identidad de agente de la CIA, poniendo así en peligro a sus informadores en el curso de misiones anteriores y su carrera.

Ahora pareciera ser que no fue Plame quien reveló la identidad de Wilson sino el mismísimo Rove.

Con amigos como estos….¿Se animará Bush a despedir a Rove arriesgándose a perder a su mano derecha?

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