Belicoso, Kirchner promete otra semana de antiduhaldismo frenético

Los periodistas que hablan con los funcionarios bajaron un discurso similar en los diarios dominicales: la batalla contra Eduardo Duhalde es a todo o nada; el Presidente es blanco o negro. Excesivas ínfulas para un hombre mediocre en su gestión, practicante de la vieja política que critica, insuficiente en su formación intelectual, discreto en su liderazgo. Pero es el Presidente de esa nación subdesarrollada porque le encanta ser subdesarrollada: la Argentina. Mientras el país se ha paralizado hasta el 23 de octubre, ó 24 ó 25, a la espera de los resultados de las urnas, leamos un poco qué transmitió la Casa Rosada a los periodistas:

"El Presidente está, en algún sentido, como en el amanecer de su gestión. Con una salvedad: consolidó en este tiempo un consenso social que no tenía cuando llegó al Gobierno con el 22% de los votos. Pero, igual que en aquel momento, no tiene seguridades en el Parlamento y tampoco una estructura partidaria en la cual descansar.

El Congreso está paralizado por la pelea interna del PJ. Y será difícil, visto el encono de la campaña, que puedan votarse algunas leyes importantes antes de octubre. Roberto Lavagna teme, incluso, que no haya Presupuesto a tiempo para el 2006. Pero ahora mismo está pendiente la discusión de los contratos con las empresas privatizadas.

Ese litigio se ha ido apaciguando por vías políticas y diplomáticas y por las promesas que formuló el Gobierno. Queda abierto el problema con Aguas Argentinas. Pero es un tema sin remedio: la empresa Suez de Francia se iría del país; nadie en el poder la detendrá.

La cuestión no es el posible cambio de manos de una concesión, que ya se ensayó aquí y es moneda conocida en otros lugares del mundo. La cuestión son las garantías y la fiabilidad para la continuidad de la historia. ¿Acaso el Estado argentino podría hacerse cargo de una administración transitoria hasta que se firme un nuevo convenio? El rumor fluye desde el Ministerio de Planificación. Los antecedentes no ayudan: una experiencia similar en Santa Fe está al borde del derrumbe.

El kirchnerismo demostró en el Congreso una fuerza relativa. Pretendió sacar de un empellón al jefe del bloque, José María Díaz Bancalari, por su acompañamiento a Chiche. Pero no pudo. Hurgó en una alternativa de reemplazo que no logró cristalizar por su misma inconsistencia de cuerpo.

(...) El peronismo tampoco está presentable como estaba cuando Kirchner llegó al poder. Son varias las provincias en las que el Presidente decidió combatirlo en octubre con su Frente para la Victoria. Pero ninguna resulta tan importante y traumática como Buenos Aires. Se trata de uno de los dos distritos nacionales de mayor identidad histórica con el PJ. Sobrevive allí, además, el liderazgo de Duhalde.

(...) La estructura duhaldista no tiene la fortaleza y los reflejos que tuvo para ayudar a capear la gran crisis del 2001 que le evitó a la Nación la invalidez eterna. Pero conserva muchas mañas y también capacidad para alborotar la política que no le cae bien. Lo sabe Felipe Solá y cree padecerlo Sergio Acevedo.

¿Qué tiene que ver el duhaldismo con Santa Cruz? La provincia ha sido afectada en los dos últimos meses por cortes de rutas, protestas en demanda de empleo y tensión en las empresas petroleras. Una parte de los reclamos estuvo comandado muchos días (cerca de 50) por los empleados municipales. Indagaciones del Gobierno nacional y provincial arrimaron una presunción: que ese pleito fue sostenido económicamente desde tierra ajena.

Las pistas parecieron conducir hasta Alfredo Atanasoff, secretario General de la Federación de Empleados Municipales, diputado, asesor de privilegio de Duhalde y uno de los mentores de la postulación de Chiche. Todo se mezcla con todo, y todo vale en la disputa feroz. (...)".

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Mario Wainfeld, en el diario Página/12

"Ni la oposición, digámosle, convencional ni el duhaldismo consiguen horadar el avasallante predominio que tiene Néstor Kirchner para imponer la agenda de campaña. A su heterodoxo modo (hablando para varios auditorios en actos masivos o de cámara), el Presidente va imponiendo los ítems que sus contradictores replican sin lograr salirse del temario.

La mayor obsesión de Kirchner es la elección bonaerense, en la que aspira a definir el liderazgo del peronismo. La restante oposición absorbe menos su libido y, en llamativo espejo, queda encerrada en discutir la pertinencia, la sinceridad, el riesgo o aun la legalidad de la interna justicialista.

El duhaldismo, a su vez, adopta una postura evangélica (poner la otra mejilla) que le queda muy angosta de sisa pero que cumple con aplicación.

Renuncia a agredir, y en muchos casos a replicar, renuncia a convocar votantes no peronistas, apuesta a su grey más fiel. Las prematuras encuestas no le dan tan mal al PJ bonaerense, pues le reconocen el segundo puesto y la banca senatorial que le permitirían sobrevivir.

Una virtual coalición con Luis Patti (cuya posibilidad admitió a regañadientes José María Díaz Bancalari en tanto negó fervorosamente otra con el menemismo) significaría tomar un riesgo, puede sumar pero también puede alejar partidarios propios.

No son los candidatos alternativos, pues, los que añaden tópicos que perturban la compulsiva dedicación a la campaña de la Casa Rosada en su conjunto, con el indisputado liderazgo de su principal morador. Pero la esquiva realidad sí mete la cola.

Y hete aquí que los candidatos oficiales y el Presidente tienen que vérsela con el dilema inflación-precios-salarios y con las posibles repercusiones de la tragedia de Cromañón. El primero concierne a todos los distritos y a la cotidianidad de todos los ciudadanos (ver aparte). El segundo es difícil de predecir en su impacto y presencia pública. Ambos se le inmiscuyen al oficialismo en el punteo temático que, por lo demás, controla casi a su antojo (...)".

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Arnaldo Paganetti, en el diario Río Negro:

"Ni duro ni blando, realista. Así se describió a sí mismo el presidente Néstor Kirchner, en el momento de responder, golpe a golpe, a los "lobos" duhaldistas disfrazados "con piel de cordero". Lo puntualizó el viernes en La Matanza, al replicar al titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, quien advirtió que después de octubre se fracturará la bancada justicialista y en lugar de 129 manos, como ocurría hasta hace poco, lo apoyarán sólo 80.

Los que observan al primer mandatario creen visualizar, en cambio, a un dirigente teñido de blanco o negro, sin grises. Esto es, dispuesto a definir en las próximas elecciones legislativas el mando político total de la Argentina. Apostando a pleno: soy la renovación y el futuro, el resto es el pasado. Acéptenlo o rechácenlo, es la síntesis de sus encendidas consignas.

En el "resto" ubicó al a los sectores peronistas de la provincia de Buenos Aires que "alquilaron, vendieron y destrozaron económicamente a este país", en alusión al matrimonio Duhalde y a Carlos Ruckauf; a los que "entregaron cotidianamente" la Nación y ahora "se esconden" en La Rioja, en obvia referencia a Carlos Menem; a los que proponen "las recetas" del Fondo Monetario Internacional, por Ricardo López Murphy; y a los que "juegan siempre a los acuerdismos y a los abrazos hipócritas", en este caso por Raúl Alfonsín, quien hoy, frente a Margarita Stolbizer, inicia una difícil carrera para tratar retornar en noviembre a liderar la UCR.

Pero es Duhalde el enemigo a vencer, a pesar de que una moderada "Chiche" repita que la de Buenos Aires no es "la madre de todas la batallas". (...)"

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