Es insólito que Andrés Pastrana acepte trabajar para Álvaro Uribe

En el día de ayer U24 dio cuenta de la decisión del ex presidente Andrés Pastrana de aceptar ser el embajador de Colombia en USA y de cómo Alvaro Uribe optó una vez más por integrar a la oposición a su gobierno. Esto acarreó tanto elogios como críticas ya que mientras un sector del conservatismo aplaudió el gesto del ex presidente, la oposición la calificó de lamentable. A continuación reproducimos el editorial del día del diario http://eltiempo.terra.com.co/ de Colombia titulado "De la oposición al bus":

Andrés Pastrana viaja a Washington como embajador de Álvaro Uribe. Si la política colombiana da cosas difíciles de creer, esta lo es con creces. Aunque, a la vez, hace parte casi natural de una tradición política en la que la línea entre Gobierno y oposición es cada día más difusa. Y en la cual los puestos parecen pesar más que los principios.

Es raro que un ex presidente acepte una embajada. Lo es también, en otras culturas, que un jefe de la oposición entre al Gobierno.
Aunque en la nuestra los precedentes de estos ‘saltos mortales’ sobran: Noemí Sanín a España, Horacio Serpa a Washington, Juan Manuel Santos al uribismo... Pero es insólito, aun para nuestra tradición frentenacionalista, que quien hasta hace muy poco tronaba contra el proceso con los paramilitares, la Ley de Justicia y Paz y la ‘compra de conciencias’ para aprobar la reelección, acepte, así no más, trabajar para él.

Quien venía a organizar la oposición conservadora a Uribe, ahora encabezará la defensa de la labor del Gobierno ante el aliado más importante, pondrá el pecho por la Ley de Justicia y Paz ante el suspicaz Congreso de ese país y liderará la conformación de una comisión para vigilar su aplicación. Tour de force que deja desubicado a más de uno. ¿De dónde va a sacar inspiración El Nuevo Siglo, posicionado por un fiel escudero como diario opositor?

El Presidente logra el efecto colateral de neutralizar a un opositor, en una jugada que ha sido calificada de ‘maestra’ (y que tiene a otro ex presidente frotándose las manos). Estas movidas audaces lo único que consiguen es hacer aún más endeble nuestra democracia, a la que le convendrían mucho más partidos sólidos y opositores claros.

Pastrana tiene identidades de fondo con la seguridad democrática. Él recompuso la relación con Estados Unidos, sobre la base del irrestricto compromiso colombiano con la guerra contra las drogas. Puso la base para la ayuda antinarcóticos y contrainsurgente, con el Plan Colombia. Y nombró al embajador Moreno, ratificado luego por el presidente Uribe.

Razones por las cuales se dice que es un buen nombramiento, de buen recibo en Washington. Quizá más en sectores demócratas que entre los republicanos, que ahora mandan la parada. Y esa no será sino una de las primeras dificultades de Andrés en Washington. Porque si quiere reencauchar su maltrecho prestigio, deberá mantener el nivel de eficiencia impuesto por Luis Alberto Moreno. Y para eso, al ex presidente, pasado de golpe de la oposición al bus del uribismo, mucho le va a tocar trabajar, trabajar y trabajar.

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