Amnistía Internacional criticó el plan colombiano de desmovilización de paramilitares

POR VÍCTOR MANUEL VARGAS (*) Amnistía Internacional criticó hoy el plan del gobierno colombiano para desmovilizar a los paramilitares, afirmando que en Medellín esos combatientes colgaron sus uniformes pero siguen matando bajo la apariencia de firmas privadas de seguridad o como confidentes del ejército. La desmovilización en noviembre del 2003 del grupo paramilitar de Medellín Cacique Nutibara "en lugar de ilustrar la estrategia nacional de desmovilización ideada por el gobierno ... ha resultado ser una ilusión mortífera", dijo el grupo con sede en Londres en un informe difundido en Madrid.

Amnistía Internacional calificó desmovilización paramilitar en Medellín y el país como "un engaño" y pidió a la comunidad internacional, que "no de deje engañar", pues "está claro" que el paramilitarismo no está siendo desmantelado.

Con este pronunciamiento, Marcelo Pollack, investigador de Amnistía Internacional para Colombia presentó ayer en Madrid un informe en el que la ONG denuncia que la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara en la ciudad de Medellín (noviembre de 2003) ha sido una "parodia".

Advirtió que "en Medellín los paramilitares siguen actuando como una fuerza militar; matando y amenazando los defensores de los derechos humanos y a los activistas comunitarios locales; realizando reclutamientos forzados y actuando conjuntamente con las fuerza de seguridad", y "controlando muchas parte de la ciudad".

Pollack comenzó su presentación denunciando, como ejemplo, el asesinato de tres líderes comunitarios a manos de paramilitares: "Jaime Augusto Henao, presidente de la junta de acción comunal del barrio Las Mirlas, en la comuna 8 de Medelllín, fue asesinado el mes pasado; Jesús Estrada, dirigente comunitario del barrio de La Cruz, fue secuestrado en noviembre de 2004 y su cadáver fue hallado al día siguiente; Teresa Llarse, defensora de derechos humanos de la Asociación de Mujeres de las independencias fue asesinada a tiros".

"Jaime, Jesús y Teresa -continuó Pollack- son sólo tres de las numerosas víctimas de los grupos paramilitares de Medellín que supuestamente se habían desmovilizado a finales del 2003, y se suman a los más de 2.300 colombianos y colombianas asesinados y desaparecidos por los paramilitares a lo largo del país desde que estos grupos declararon un cese de hostilidades a fines del 2002".

"El experimento de Medellín ha sido un fracaso", remató el investigador, al advertir que en amplias zonas de la ciudad de Medellín "la seguridad de la población civil depende de los antojos de los jefes paramilitares", y que es obvio que "el Estado de Derecho no puede garantizarse en una ciudad en la que la única respuesta a cualquier intento de cuestionar ese control es la violencia".

Adriana Arboleda, abogada defensora de los derechos humanos en Colombia, precisó: "en los barrios de la comuna 13 hay retenes ilegales y militantes del Bloque Cacique Nutibara patrullan permanentemente sus calles dotados de armas largas y cortas, y de radios de comunicación, haciendo supuestas labores de vigilancia permanente coordinación con la fuerza pública".

Agregó que esas fuerzas "siguen provocando el desplazamiento forzado de familias acusadas de colaborar con la insurgencia, para luego apropiarse de sus casas o pequeños negocios comerciales; han amenazado y asesinado a líderes comunitarios, y entre octubre del 2002 y junio del 2005 han sido responsables de 63 desapariciones forzadas sólo en los barrios de la comuna 13".

Segín Arboleda, "el Bloque Cacique Nutibara persiste en el reclutamiento forzado de jóvenes y de niños entre los 10 y 14 años, que son utilizados para labores de vigilancia e inteligencia; transporte de armas y drogas; cobros de extorsiones y otras actividades ilegales".

# Un mes "aterrador"

La organización también destacó que en julio pasado fue "significativamente aterrador" para las familias de estos barrios de Medellín, ya que reclutamiento forzado se disparó ante la inminente desmovilización del bloque Héroes de Granada.

"Durante varias semanas las madres escondieron sus hijos para que no fueran reclutados. Pero los paramilitares los fueron buscando calle por calle y sólo en el barrio Moravia, en la comuna 10, fueron reclutados 40 jóvenes que fueron presentados como paramilitares y posteriormente desmovilizados".

Pollack retomó la palabra para subrayar que "todo proceso de desmovilización debe garantizar que aquellos combatientes responsables de graves abusos y violaciones a los derechos humanos, y todos aquellos que los han apoyado, sean investigados y llevados a la justicia; y que todos los combatientes sean apartados del conflicto y no simplemente reciclados en las estructuras armadas, ya que todo proceso de desmovilización debe garantizar que el control militar, político y económico del paramilitarismo, basado en la violencia, sea sustituido por el estado de derecho".

Y como eso, en su opinión, no está ocurriendo en Colombia, hizo un llamado a la Comunidad Internacional para que "no se deje engañar", ya que "está claro que el paramilitarismo no se ha desmantelado, simplemente se ha reinventado".

Para Pollack, "la comunidad internacional -que en repetidas ocasiones ha expresado su convicción de que no apoyará un proceso desmovilización que no garantice la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas- no debe dejarse engañar por este proceso de desmovilización. La comunidad internacional no debe apoyar ni política ni económicamente un proceso cuyo único objetivo parece ser la impunidad y la legalización del paramilitarismo".

Añadió que "si la comunidad internacional quiere apoyar efectivamente al pueblo colombiano a resolver esta crisis con dignidad y justicia para las víctimas de las masacres, las torturas y las desapariciones, debe fortalecer su apoyo a las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las recomendaciones de Naciones Unidas: las ong colombianas y la oficina del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos".

"Sin la aplicación de estas recomendaciones de la ONU, la impunidad en Colombia continuará: los grupos paramilitares seguirán matando, sus vínculos con las fuerzas de seguridad se mantendrán; los sectores más vulnerable de la sociedad colombiana seguirán desprotegidos y la guerrilla seguirá violando impunemente el derecho y temas al humanitario", afirmó.

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(*) Corresponsal El Tiempo Madrid

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