Según un estudio, la inflación en Argentina ya está entre las más altas del mundo

Según un estudio realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino, (IDESA), la Argentina pasó desde tasas muy altas de inflación a comienzos de la década de los ´90, a la total estabilidad. Ahora, esto genera dudas en torno a cuál sería un nivel razonable y tolerable de crecimiento de precios para los tiempos actuales. Un dato muy revelador es que comparando con otros países emergentes del mundo Argentina aparece entre los países con más alto índice de inflación. Seguramente, ésta será la herencia negativa de Roberto Lavagna: dejar una inflación elevadísima y que esto no le preocupe cuando es tan grave. A continuación, U24 reprodujo el estudio.

El mundo sigue mostrando indicadores económicos muy favorables. Entre los países de desarrollo intermedio o emergentes se observan tasas de crecimiento muy altas con precios bastante estables. La Argentina muestra similitudes, pero también algunas importantes diferencias. Según datos publicados por la revista The Economist para el período comprendido entre julio 2004 y julio 2005, surge que:

# En el mundo, prácticamente todos los países de ingresos medios están creciendo a tasas muy altas: Argentina (8%) está quinta. Venezuela (11,1%), China (9,5%), Paquistan (8,4%) y Lituania (8,2%) por encima; y Latvia (7,4%), Estonia (7,2%), India (7,0%) y Chile (6,5%) con tasas de crecimiento muy cercanas.

# En relación a la inflación, Argentina (9,6%) está tercera siendo superada sólo por Venezuela (15,3%) y Rusia (12,5%).

# En relación a cómo se viene comportando la inflación, Argentina es el único país en donde la tasa de inflación se duplicó en el último año. Pasó de 4,9% a 9,6%.

Obviamente que Argentina tuvo problemas muchos más graves de inflación que el actual. En toda la década del `70 los precios subieron más de 1.500 veces. En toda la década de los ´80 lo hicieron en más de 3,3 millones de veces. Inclusive con la convertibilidad, la inflación en 10 años fue del 56%. Tomando como referencia estos antecedentes, plantear una preocupación por una tasa de inflación anual que se ubicaría sobre final de año en un 12% parece una exageración.

Sin embargo, el mundo ha cambiado. Los datos sugieren que la alta tasa de crecimiento de la Argentina no es un caso excepcional. Hay países de características parecidas que crecen a tasas similares. Pero con inflación mucho más baja.

El incremento de precios que esta experimentando la Argentina, a pesar de ser modesto en relación con su pasado, resulta alto en comparación con el resto del mundo. Las evidencias muestran que prácticamente todas las economías emergentes son pujantes y dinámicas, y no por ello generan la inflación que presenta la Argentina.

Más preocupante son una serie de factores que sugieren la presencia de inflación "reprimida". Por ejemplo, se hace cada vez más evidente que el fuerte retraso de salarios y jubilaciones producido luego de la devaluación no es tolerable indefinidamente.

Ya sea vía conflictos gremiales o por demanda judiciales, la tendencia es hacia la recuperación de al menos parte de los recortes producidos por la devaluación. En igual sentido, las medidas de contención del precio de los combustibles, las tarifas domiciliarias de luz, gas, agua y teléfono son muy difíciles de sostener sin poner en juego no sólo la calidad sino también la provisión de estos servicios. Los acuerdos voluntarios de precios o el manejo discrecional de las retenciones operan en la misma línea.

La devaluación aumentó la protección para algunos sectores ligados a la exportación y las sustituciones de importaciones. Se trata de un fenómeno intrínsicamente transitorio ya que se basa fundamentalmente en una gran transferencia de ingresos desde trabajadores y jubilados hacia algunas empresas y el Estado.

A medida que la economía se recupera y los sectores perjudicados tratan de emular la recuperación, la protección producida a través de la devaluación se comienza a evaporar. En este proceso, la Argentina dejará de ocupar el grupo de los que más crecen aunque no por ello dejará de correr el serio riesgo de quedarse en el selecto grupo de los que más alta inflación tienen.

Para evitar repetir las frustrantes experiencias con la inflación, el eje de la discusión no debería centrarse en la política cambiaria sino en las instituciones económicas y sociales.

El salto en la inversión que necesita la Argentina no lo puede hacer el Estado de manera directa, ni mucho menos el sector privado a partir de subsidios discrecionales. Para crecer de manera sostenida y con estabilidad de precios es necesario construir un clima favorable para la inversión a partir de mejorar la forma en que el Estado recauda, gasta y regula.

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