El lenguaje puede influir en cómo olemos

Galletitas con chocolate, café o queso gruyere: si tienen algo en común es que evocan sabores y sensaciones intensas. Pero no todos los aromas de los alimentos producen sensaciones placenteras y, si los olores de los alimentos están mal etiquetados, pueden producir reacciones totalmente dispares en nuestro cerebro.

Estas apreciaciones se desprenden de un trabajo publicado en un artículo de la revista Neuron, a cargo de investigadores de la Universidad de Oxford, y destacado por la agencia Eurekalert. Los investigadores demostraron a través de su trabajo que las palabras pueden influenciar la percepción de fragancias, de forma que palabras agradables activan regiones del cerebro encargadas de las funciones olfatorias para percibir un olor como agradable.

Es más, la exposición humana a frases como "queso cheddar" mientras se percibe un extracto de fragancia a este tipo de queso, activa diferentes zonas de nuestro cerebro, lo que avala la influencia de los estímulos cognitivos de alto nivel, como las palabras, frente a los estímulos sensoriales.

El trabajo podría interesar a ejecutivos vinculados a la gastronomía y cocineros. De él participaron 20 personas de entre 23 y 35 años, las cuales fueron seleccionadas de un estudio anterior realizado por los mismos investigadores. Estos fueron expuestos a un olor placentero, similar al de las flores; uno desagradable, similar al plástico quemado; otro con olor a queso cheddar y, por último, a aire purificado. Cada participante entró a una cámara especialmente diseñada para reducir al mínimo otros estímulos como la luz o el calor. Dentro de la cámara estuvieron expuestos a los diferentes olores y a palabras claves, de forma que la duración del olor fuera la misma que la aparición de las palabras seleccionadas.

Las fragancias consideradas comúnmente como placenteras y desagradables fueron etiquetadas con las palabras "flores" y "plástico quemado", respectivamente, y sirvieron como olores de referencia para probar a los voluntarios y para identificar las áreas del cerebro que se activaban con ambos tipos de olores.

Pero en el caso del aroma a cheddar, el grupo de Edmund T. Rolls presentó la fragancia a queso etiquetada con las palabras tanto como "queso cheddar" y como "olor corporal". Aunque en ambos casos el aroma fue el mismo, sus cerebros (controlados por resonancia magnética mientras se realizaba el experimento) reaccionaron de forma diferente, activando zonas cerebrales distintas. Además, los voluntarios identificaron como mucho más placentero el que decía "queso cheddar" que el otro.

También se analizó la actividad cerebral mientras se les presentaban, sin fragancias, las palabras "cheddar" y "olor humano". En el caso de la exposición a la palabra "cheddar", se produjo una activación en una parte específica del cerebro que procesa la información olfatoria. Luego, durante la exposición a la palabra "cheddar", sin fragancia, se activaron las mismas regiones cerebrales, aunque con menor intensidad. Las palabras "olor humano" no produjeron la activación de esta área, aunque sólo estuvieran etiquetados, sin olor.

Los resultados obtenidos muestran que los impulsos cognitivos pueden ser muy importantes en la influencia de respuestas subjetivas, incluyendo respuestas afectivas al estímulo olfativo. Además, algunas de las áreas del cerebro que son activadas por olores muestran un efecto influenciado por las experiencias cognitivas, según Araujo y Rolls, autores del estudio. Ellos también advirtieron que la inclusión de aire puro en el estudio muestra que los niveles semánticos influencian nuestros juicios, aun en los casos de etiquetas sin olores.

Ya sea que las palabras nos lleven a imaginar un olor o simplemente afecten la manera en que el cerebro procesa los olores, los resultados de este artículo muestran una importante relación entre la memoria y los reflejos olfativos, en especial los relacionados con los aromas.

Más información en Biomedia:

"Premio Nobel de Medicina al estudio del sistema olfativo", Raimundo Roberts. http://www.biomeds.net/biomedia/d02021004.htm

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