"Mirar con un solo ojo lo que acontece"

A continuación, la opinión de un usuario sobre la Argentina y las Naciones Unidas.

Sr. Director:

El 16 de Septiembre de 2005, la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Corrientes presentó el Programa de Educación en Derechos Humanos denominado "Teatro y Derechos Humanos", a desarrollarse en todos los Establecimientos del Polimodal y del Terciario de las Escuelas Provinciales. En la inauguración se contó con la presencia de la Presidenta de "Abuelas de Plaza de Mayo" Estela de CARLOTTO y la problemática educativa presentará el tema a la luz de la historia reciente de los argentinos, desde el último Gobierno Militar hasta el presente.

La Resolución 1624 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de fecha 16 de septiembre de 2005, urgió a los países miembros a impedir incitación al terrorismo. Mediante ella el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidió a los Estados miembros de la entidad impedir la incitación y las conductas terroristas dentro de sus territorios, y aplicar medidas para cumplir sus obligaciones internacionales con la lucha contra el terrorismo.

Condenó en los términos más enérgicos todos los actos de terrorismo, independientemente de su motivación y de cuándo y por quién sean cometidos, como una de las más graves amenazas a la paz y la seguridad y también condenó en los términos más enérgicos, la incitación a la comisión de actos de terrorismo y repudiando los intentos de justificación o glorificación (apología) de actos de terrorismo que puedan incitar a la comisión de nuevos actos de terrorismo.

Reafirmando, sostuvo taxativamente el Consejo que los actos, métodos y prácticas terroristas son contrarios a los propósitos y principios de las Naciones Unidas y que la financiación y planificación de actos terroristas, así como la incitación a su comisión, son también contrarios a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Los párrafos precedentes, extraídos de la resolución 1624 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ponen de relieve una condena del organismo internacional contra los terroristas y contra la conducta terrorista. Nuestro país es miembro de la Organización de las Naciones Unidas y, sus jueces al resolver en las causas seguidas contra miembros de las Fuerzas Armadas, apelan a diversas resoluciones de dicho organismo internacional, para justificar que se desconozca olímpicamente la cosa juzgada, el sobreseimiento por extinción de la acción penal por amnistía o indulto y el principio liminar universal de Derechos Humanos de la aplicación para un imputado por delito penal de la ley mas benigna.

Todas estas garantías constitucionales se han desconocido al juzgarse y resolverse sobre la conducta de los militares afectados a los diversos procesos. Todo en nombre de las sagradas obligaciones que el país, la Argentina, tiene de aplicar lo resuelto por las Naciones Unidas. Se observa una inmoralidad rayana en la locura cuando funcionarios estatales asisten imperturbables a un acto donde es lavado el cerebro de los jóvenes estudiantes, a quienes se les adoctrina ideologizadamente y se intenta, a renglón seguido y con cualquier pretexto la ".justificación o glorificación (apología) de actos de terrorismo que puedan incitar a la comisión de nuevos actos de terrorismo" por parte de ellos. Los terroristas, según estos funcionarios, son poco menos que héroes a los que la Patria debe glorificar y exaltar para la posteridad. Surge el interrogante espontáneo: ¿No condenó la Organización de las Naciones Unidas tal conducta? ¿no condenó, como expresamos "todos los actos de terrorismo, independientemente de su motivación y de cuándo y por quién sean cometidos, como una de las más graves amenazas a la paz y la seguridad"?

Y si la UN los condena ¿Qué motiva que funcionarios del Estado Argentino desconozcan los reclamos de las Naciones Unidas? ¿El país debe obedecer lo resuelto por este organismo internacional, si o no?

Meditando el punto llego a la conclusión de que el Estado Argentino, conforme los mandatos de sus actuales autoridades, sigue los dictados de las resoluciones de las Naciones Unidas referentes a los Derechos Humanos, cuando se trata de justificar la detención de los militares acusados de violaciones a los DDHH para legitimar que se los mantenga detenidos, como se hizo con los presos de La Bastilla antes de la Revolución francesa, quienes permanecían detenidos años y años, sin recibir una sentencia judicial, hasta que se morían y no tenían mas remedio que declarar extinguida la acción penal por muerte del imputado… Esta es la Justicia Montonera. Rigurosa aplicación de las Resoluciones de la ONU. Empero, cuando tales resoluciones no son compartidas, surge un pretexto para no aplicarlas y pasar por alto la obligatoriedad que pregonan cuando sí lo hacen. Tal conducta se llama hipocresía y cinismo. La Nación, a raíz de tales actos, evidencia un desprecio absoluto por lo que significan las Naciones Unidas y el compromiso de la Argentina para cumplir y hacer cumplir las resoluciones que allí se adopten.

Al parecer, como miramos con un solo ojo lo que acontece, nos enteramos solamente de lo que beneficia a los que fueron guerrilleros y lo que conviene a la faida que rige respecto de los que ellos acusan como violadores de derechos humanos. ¿No es violar Derechos Humanos desconocer lo resuelto por las Naciones Unidas? ¿Nuestros funcionarios estatales creen realmente que "los actos, métodos y prácticas terroristas son contrarios a los propósitos y principios de las Naciones Unidas"? ¿No será que les interesa un bledo los propósitos y principios de las Naciones Unidas si no sirven para los bajos fines que ellos profesan? ¿No será que el pasado los condena?

En el fondo creo que la actitud de ellos es vil, cobarde y amoral. Cualidades que precisamente adornaron a quienes se alzaron contra el gobierno constitucional del general Juan D. Perón y de María Estela Martínez de Perón, en su momento. Lamentablemente la cobardía no debe ser ubicada, en exclusividad, en cabeza de los subversivos ya que quienes no lo han sido son mansos tolerantes de tales actos.

Plinio el Viejo

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