ELECCIONES 2011

Hacia las primarias (2): Demasiada soberbia (no fue Rossi, no fue Filmus, fue ella)

¿La soberbia es de La Cámpora y Carlos Zannini o de Cristina Fernández? Es muy importante la respuesta.

por RAÚL ACOSTA
 
ROSARIO (La Capital). "Orgullo o sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato despectivo y desconsiderado hacia ellos" (eso dice el diccionario).
 
"Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc."
 
A la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón o ayuda.
 
La soberbia es considerado el original y más serio de los pecados capitales.
 
El libro de Pablo Giussani, "Montoneros, la soberbia armada", sentaba su análisis del montonerismo en la acepción original. Una dura crítica a quienes elegían las armas para voltear a Perón, en el soberbio convencimiento que tenían razón. Que desde lo alto de "la" verdad podían guiarnos.
 
Deberían saberlo quienes ahondan en las afirmaciones definitivas. El absoluto es el ejemplo mas suicida de la soberbia. Al absolutismo es el gobierno de la soberbia.
 
El séptimo pecado capital, defecto del diablo, destruye, individualmente, el diálogo, la conversación. Socialmente puede destruir los grupos, acaso, las civilizaciones.
 
Todos los caudillos, si se busca ejemplos, han sido soberbios. Su actitud influyó el futuro común, el crecimiento colectivo. Dejó su signo.
 
La soberbia frena los timbres, clausura los avisos. La soberbia, generalmente, es sorda. Convive con nosotros en el día a día. Contamina. Se esparce. Se vuelve genética. Socialmente genética
 
Ciudad Autónoma dos veces le ha dicho al gobierno nacional que algo anda mal en lo que hace. No hay modo de leer el resultado electoral sin entender el mensaje. Están haciendo mal las cosas. Soberbia indiferencia al campanazo.
 
La inusual sordera hace leer distinto el resultado de la provincia de Santa Fe. Aquí, además, indicó el camino. Un poco con el socialismo y el panradicalismo, después con cualquiera, con ustedes casi nunca. ¿Hay otro modo de leer los votos del 24 de julio?
 
Este fin de semana el mensaje vendrá de Córdoba donde, si se fijan en las boletas, hay de todo, menos Kirchnerismo explícito, residual o Cristinismo incipiente. Poco importan los votos. En esta oportunidad, de una chapucería malintencionada puede surgir un argumento estrafalario pero cierto: "no perdimos porque no tenemos candidato propio". Es real: De la Sota, Juez, Aguad no son, de modo claro, integrantes de la dacha de Olivos.
 
El peronismo de territorio, no de funcionarios, tan acostumbrado a convivir dentro de una bolsa de gatos, no logra acomodarse al mandato del gobierno nacional.
 
La soberbia como escudo, para no aceptar los sopapos, es más que orgullo por la pertenencia, es lo que corresponde: suicidio.
 
Es soberbia la de Alberto Fernández, verdadero compendio del tránsfuga, para sostener que lo suyo es, hoy, bueno, positivo.
 
Como también es soberbia la de Aníbal Fernández, aceptándose capaz para el discurso político. Aníbal trae el escupitajo como lenguaje.
 
Muy soberbio es Timerman (hijo) creyéndose apto para manejar las Relaciones Exteriores de Argentina.
 
Soberbio es Boudou, al ignorar aquello que el cura, muy sabio, aconsejaba rechazar: "abandona todo aquello que te excede". Raro, su origen ideológico está mas cercano al "tomismo" de lo que alardea.
 
Soberbio es Kunkel sintiéndose actor de la realidad. El vehemente Kunkel practica el mismo pecado que Maradona, como algún cronista dominical porteño que supone arreglar el mundo (arreglar, manejar, tan parecidas las palabras) con, desde, ante, para, por intermedio de su columna.
 
Es soberbio Moyano, también la Carrió (ah, ella si que, por leer a Santo Tomás, debería sosegarse) ¿Cómo es eso de advertir: no me junto con Juan o con Pedro? Es soberbiamente soberbia esta candidata. Sus perfomances no han sido buenas en ninguna circunscripción electoral.
 
El séptimo pecado capital está arruinando el presente y complicando el mañana. El ataque al presente es visible. El presente manda señales que se pierden en el tuiteo y el desorden administrativo.
 
Las agencias de viaje tienen cupos cubiertos por meses. El m2 de construcción crece y crece (hay déficit habitacional de tres décadas). No hay un obrero al cuete en la ciudad de Las Parejas, que rebota en la producción agropecuaria. La metalmecánica y la máquina herramienta funcionan. Cupos de autos, camiones, heladeras, teléfonos celulares, computadoras, ropa. El grano, la carne, la hectárea cultivable. Todo ¡up! El listado parece el que vocearía un botellero, pero al revés. Bronce, plomo, cobre, diarios, fierros viejos, vidrios, compro. Lo que se fabrica se vende bien. La chatarra funciona.
 
La pregunta es necesaria. ¿Qué está pasando?
 
Techint y Clarín están enojados (el pensamiento que estos dos grupos representan). Puede ser. Debe ser cierto. No alcanza para deteriorar totalmente. A la realidad no la cambian. Son parte de las 100 empresas que se sustentan (sustentando) la economía. No ha cambiado el patrón económico. El enojo se relaciona más con la soberbia que con los balances.
 
Hay denuncias bien fundadas sobre patrullajes, sobre vigilancias absurdas para compras y ventas al exterior. Es ridículo el tema importaciones; algunos insumos críticos de la medicina, una pieza de un ascensor, estrafalarias objeciones de un gendarme sin general: Moreno. Un soldado acusado de una soberbia prepotencia.
 
El peronismo es soberbio. Sí, en origen sí. Pero es Perón quien dice: vengo descarnado. Este país lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie. Hay que adherir a eso. Caramba.
 
Si la señora CFK es un político de raza debería saber que Perón dijo lo suyo desde una posición de fuerza, de poder. Con el 60, acaso el 70 por ciento de intención de voto, luego efectivamente votos, Perón insistía: entre todos o no lo arregla nadie.
 
El país está arreglado. Sí. No. Yo tacharía las dos opciones. El país está yéndose por la alcantarilla mientras sigue de fiesta y sobra la platita.
 
Debe concluirse que Cristina Fernández de Kirchner no es una discípula del mejor Perón, el que vino descarnado a dar un mensaje de unidad. No es alumna. No es peronista. Es soberbia.
 
A Perón lo despidió la gente llorando en serio. Y el más importante adversario desde 1950, Ricardo Balbín, lo saludó frente al cajón. Debería pensar que nadie saludó a Néstor Kirchner de ese modo pero éste es el punto: ¿había hecho méritos para una despedida?
 
CFK ha perdido el relato, le queda el discurso. El discurso puede, acaso deba ser soberbio. Resulta cada día más parecido a la desesperación. Tal vez la soberbia se encuentre en su modo de ser. Aquel cuentito de la rana y la índole del alacrán ¿si?
 
El país no debe perder el relato. De discurso no se vive. Desde 2003 creciendo con tasas chinas, con PBI positivo, como toda América Latina. Algo deberíamos hacer. Acaso avisarle a Zannini, a Parrili, a quien sea que escuche la señora. A quien sea.
 
La señora teme a sus enemigos del 2015. Quiere limpiar a los de octubre. Alguien debería decirle que no fue Rossi, no fue Filmus. Fue ella. Alguien debería decirle que la soberbia es mala y demasiada soberbia más malo todavía.

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