El BCRA demora una inevitable suba de tasas y el mercado ya le reclama instrumentos indexados

Muy preocupante el análisis puntilloso de la coyuntura que realizó el economista del estudio Massot & Monterverde. Especular acerca de si habrá o no reelección presidencial -tal como hace la mayoría de los analistas, incluyendo a Vicente Massot- es irrelevante hoy día, una pérdida de tiempo escribirlo y leerlo. A este paso, y mucho antes, ocurrirán acontecimentos más importantes para la cotidianeidad de los argentinos, que afectarán la calidad del estándar de vida, y es lo que está advirtiendo el autor. POR AGUSTÍN MONTEVERDE

Pasados 30 días de las elecciones "plebiscitarias", no se ve aún determinación en el combate a la inflación.

> Las medidas anti–inflación evidencian la ausencia, no ya de políticas de Estado, sino tan solo de Gobierno. Son francamente insuficientes y en algunos casos incongruentes con el propósito (al menos declamado) del modelo económico y con la pretensión de reanimar la inversión.

• El IPC de noviembre podría superar el 1 % —aumentó 0,8 % en la primera mitad del mes— mientras que en diciembre, de no haber medidas fiscales y monetarias contundentes, se ubicaría por encima del 1,5 %.

• Con esos números, la inflación marcaría 12,5% en 2005.

La nueva medida antiexportadora de triplicar las retenciones a la carne frustra una oportunidad única de penetración de mercados ante la retirada del primer exportador mundial.

• La suba de la carne obedece al cambio de precios relativos originado por una demanda ascendente —tanto interna como externa— frente a una oferta estructuralmente más rígida, que requiere tiempo para adaptarse a ese crecimiento.

> Los regímenes tributarios y crediticios anunciados para promover la reproducción de ganado no pueden reemplazar al mecanismo de precios como impulsor de la inversión.

> Nada incentiva más la inversión en un sector que la aparición de márgenes de ganancias extraordinarios y la vigencia de reglas de juego estables que alienten a asumir los riesgos de invertir.

• La suspendida limitación en la faena dispuesta por el Gobierno había provocado saltos en los precios de los cortes de entre 6% y 12,5% en una semana.

• El acuerdo de precios con el sector, además de ineficaz, había sido roto por el mismo gobierno al eliminar los reintegros a la exportación. ÿ Nuevamente enviamos una señal de inestabilidad y escasa confiabilidad a los mismos mercados que tratamos de seducir.

• En menos de 45 días las importaciones de carne en Chile pasaron de ser en un 60 % brasileñas a ser argentinas en un 70%.

• El Instituto de la Carne había lanzado en septiembre una fuerte campaña de posicionamiento en el mercado chileno (de US$ 240 millones anuales).

• La compra de carne argentina significó una suba de hasta 20% en el precio pagado por los importadores chilenos.

La eliminación de los reintegros a productos básicos tendrá un efecto no inmediato y marginal sobre los productos afectados por la medida.

> Y desalienta la inversión en esos sectores.

> Marca, además, una patente incongruencia con el declamado sesgo pro-exportador del modelo de tipo de cambio "competitivo"..

> Equivalen a un aumento de las retenciones y son idénticas, en definitiva, a una reducción del tipo de cambio nominal.

> Otra inconsistencia para el actual modelo "industrialista" es que la eliminación de los reintegros a algunos de esos productos (vg. aceites) implica un incentivo a la exportación del producto primario base (vg. girasol, maíz, soja), sin valor agregado.

• La creación de la comisión para hacer cumplir la cláusula de "necesidad de competencia" merece reparos por las eventuales facultades omnímodas de la misma (vg. imponiendo restricciones a la exportación).

• Ninguna de estas medidas resuelve el desequilibrio entre la oferta y la demanda de bienes.

• La "recomendación" al BCRA respecto a la suba de los encajes —sugestiva e innecesariamente hecha pública— evidencia condicionamientos a la autonomía de la autoridad monetaria.

> Su efecto inevitable —aunque soslayado por el ministro en su anuncio— es la suba de tasas activas.

> Su efecto al alza sobre las tasas activas dependerá de la magnitud del incremento que eventualmente se disponga.

> Pero la suba de los encajes desalienta el ahorro —y ergo: incentiva el consumo— al castigar la ya negativa tasa pasiva.

> La captación de fondos a plazos medianos o largos en las presentes circunstancias de inflación requiere de instrumentos indexados.

> Al BCRA le complica la absorción de fondos —vía pases y LEBAC— indispensable para cumplir las pautas monetarias. El encaje se integrará con fondos hoy colocados en pase, con lo que el efecto monetario será nulo.

> La sugerencia de liberar ese encaje adicional para fondear créditos de largo plazo genera suspicacias sobre el real alcance contractivo de la medida y desconoce los factores que limitan esas colocaciones: escasa demanda de crédito largo y el descalce de plazos con la cartera de depósitos (el 80 % de ellos a 30 días o menos).

El BCRA demora una inevitable suba de las tasas.

• Para reabsorber la creciente masa de dinero emitido para sostener el dólar se requieren tasas cada vez más altas.

• La licitación de LEBAC de la semana pasada demostró la poca predisposición de las entidades a perder liquidez en diciembre colocando sus fondos a las tasas pretendidas por el BCRA.

La política económica actual tiende a una proliferación de los tipos de cambio múltiples, y privilegia al tipo de cambio financiero (que no sufre —paradójicamente— las detracciones que afectan a los exportadores).

> Irónicamente, el modelo "pro–exportador" del tipo de cambio alto ha subordinado la política comercial internacional del país a su política de comercio interior.

> Claramente, el modelo de tipo de cambio alto no responde hoy al desarrollo exportador sino a dos propósitos distintos:

• el primero es asegurarle al fisco el superávit primario (vía retenciones) y

• el segundo es la sustitución de importaciones (al desalentarlas en beneficio de industrias de otro modo ineficientes).

> La caída de la producción agrícola en 2006 significará una disminución de más de US$ 900 millones en nuestras exportaciones.

> Las medidas pro–inversión (reducción de la indemnización extraordinaria y proyecto de riegos del trabajo) son sólo señales, absolutamente insuficientes para revertir un clima de negocios enrarecido y de absoluta precariedad en las reglas de juego.

• El impulso a la inversión por la reducción de la indemnización es relativo; pues la disminución es menor y se aplica a los contratos de trabajo vigentes al 1º de enero de 2003. Tiende sí a fortalecer la posición empresaria en las discusiones salariales.

• En lo que se refiere a los accidentes de trabajo habrá que conocer las disposiciones concretas del proyecto que se presente para juzgar si su impacto será positivo o negativo.

> Pese a la ofuscada reacción presidencial al documento del Episcopado, hemos venido señalando que la concentración de riqueza es una de las notas distintivas del modelo.

• El PBI creció un quinto por encima del nivel que registró en 2001 pero la masa salarial recién alcanza el volumen que tenía ese año.

• El decil de mayores ingresos gana 30 veces lo que gana el más pobre; hace diez años esa distancia era de 20 veces.

• Con una inflación acumulada desde la devaluación de 70,2%, los salarios privados crecieron según el INDEC 80,2%, contra sólo 25,9% en que lo hicieron los correspondientes a los trabajadores en negro y 24% los estatales.

La prometida asistencia adicional de Venezuela —eje de la sorpresiva visita presidencial— permite encarar sin urgencias la negociación de un acuerdo con el FMI.

• Con necesidades de financiamiento de poco más de US$ 4.000 millones, la asistencia venezolana podría cubrir la mitad de esa brecha, absorbiendo buena parte de los US$ 2.000 millones de vencimientos no prorrogables con el Fondo.

• Debería contarse con esos fondos ya a principios de año para hacer frente a los abultados vencimientos de deuda pública que se registrarán en el 1er. trimestre (US$ 8.700 millones, de los cuales US$ 1.700 millones son con organismos multilaterales).

• Pero en 2007 se requerirá un acuerdo con el Fondo para refinanciar los casi US$ 7.500 millones que vencerán ese año (US$ 3.000 millones correspondientes a vencimientos postergados en 2006).

> Kirchner no quiere irse del FMI: la actual práctica de "desendeudamiento" resulta aún más gravosa que los pagos que correspondería efectuar en caso de retirarnos del Fondo.

• Para desafiliarse se debe cancelar en 5 años la deuda con el organismo.

• Al ritmo actual, en un par de años habremos cancelado casi la totalidad de nuestras obligaciones con el Fondo.

• Pero abandonar el Fondo significaría perder el acceso a otros financiamientos multilaterales.

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