"Canje de deuda: consecuencias negativas"

A continuación, la opinión de un usuario sobre la renuncia de Roberto Lavagna y el canje de la deuda pública.

Sr. Director:

A raíz de la renuncia forzada del Ministro de Economía, algunos panegiristas del malogrado Sr. Lavagna insisten en calificar el canje de la deuda pública como muy exitoso.

Los hechos contradicen este lugar común. Recuérdese que no existió opción salvo aceptar una expropiación de fondos que alcanzó el 66.8 % de las acreencias. La apropiación indebida, según datos del propio Ministerio, representó 67.305 millones de dólares.

Pero, no todos los bonistas aceptaron la exacción y, al día de hoy, unos 20.000 millones de dólares – casi un cuarto de la deuda- permanecen fuera del mentado "canje’’ y con reclamos judiciales cuya mera tramitación causará ingentes inconvenientes.

Las AFJP, conminadas a aceptar la quita, hicieron trizas los ahorros acumulados por los legítimos dueños, esto es los aportantes que, por añadidura, no fueron consultados: el sistema jubilatorio ya no es confiable y se halla desfinanciado pese a los artilugios contables con que se intenta disimular la realidad. Ante la crisis del mercado exterior, las colocaciones fiscales virtualmente absorben la mitad del escaso crédito bancario local y comprometen de ese modo las inversiones imprescindibles para sostener el nivel del producto nacional.

La extensión final del daño causado por la actitud intempestiva del gobierno en ocasión de la increíble reestructuración expoliativa de la deuda es difícil de cuantificar pero, cierta y tangiblemente, Argentina ha alcanzado uno de los riesgos-país más altos del mundo, ha comprometido por largo tiempo sus posibilidades de acceder en condiciones razonables a los mercados internacionales de crédito, padece de restricciones a la inversión, etc.

En ese contexto, calificar como éxito un acto que ha generado semejante cúmulo deSr. Director:

A raíz de la renuncia forzada del Ministro de Economía, algunos panegiristas del malogrado Sr. Lavagna insisten en calificar el canje de la deuda pública como muy exitoso. Los hechos contradicen este lugar común. Recuérdese que no existió opción salvo aceptar una expropiación de fondos que alcanzó el 66.8 % de las acreencias. La apropiación indebida, según datos del propio Ministerio, representó 67.305 millones de dólares. Pero, no todos los bonistas aceptaron la exacción y, al día de hoy, unos 20.000 millones de dólares – casi un cuarto de la deuda- permanecen fuera del mentado "canje’’ y con reclamos judiciales cuya mera tramitación causará ingentes inconvenientes. Las AFJP, conminadas a aceptar la quita, hicieron trizas los ahorros acumulados por los legítimos dueños, esto es los aportantes que, por añadidura, no fueron consultados: el sistema jubilatorio ya no es confiable y se halla desfinanciado pese a los artilugios contables con que se intenta disimular la realidad. Ante la crisis del mercado exterior, las colocaciones fiscales virtualmente absorben la mitad del escaso crédito bancario local y comprometen de ese modo las inversiones imprescindibles para sostener el nivel del producto nacional. La extensión final del daño causado por la actitud intempestiva del gobierno en ocasión de la increíble reestructuración expoliativa de la deuda es difícil de cuantificar pero, cierta y tangiblemente, Argentina ha alcanzado uno de los riesgos-país más altos del mundo, ha comprometido por largo tiempo sus posibilidades de acceder en condiciones razonables a los mercados internacionales de crédito, padece de restricciones a la inversión, etc. En ese contexto, calificar como éxito un acto que ha generado semejante cúmulo de consecuencias negativas es, cuanto menos, ostensiblemente arriesgado.

Atentamente

Alberto A. Camaño
Economista

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