Los españoles no apuestan por una mujer de plena confianza K

A una semana del alejamiento de Roberto Lavagna, la prensa ibérica insiste en el endurecimiento de las relaciones entre el Gobierno de Néstor Kirchner y las empresas españolas. A continuación, U24 le acerca la nota publicada hoy en Cinco Días:

El alejamiento de Roberto Lavagna, artífice de la recuperación económica de Argentina, del Ministerio de Economía conllevará un endurecimiento de las relaciones entre el Gobierno de Néstor Kirchner y las empresas españolas. Lavagna había actuado poco en esas negociaciones, pero lo había hecho como un contrapeso de las posiciones más radicales de Kirchner. Ahora dirige la economía una mujer de plena confianza de Kirchner: Felisa Miceli.

Lavagna codirigía la negociación de los contratos de servicios públicos -de la que participan Telefónica, Endesa, Gas Natural, Abertis y Aguas de Barcelona (Agbar)- con Julio De Vido, ministro de Planificación y hombre de suma confianza de Kirchner, que en la práctica ha conducido la discusión y ha concedido limitados aumentos de tarifas y sólo para grandes usuarios. Quien fue ministro de Economía desde 2002 había sugerido incrementos de los precios de la energía y el agua, en lo que constituyeron algunas de las divergencias en público y en privado que mantuvo con el presidente argentino. No se ocupaba de la política energética -que atañe a Repsol YPF y Endesa- y pero se había encargado de la compensación a los bancos -entre ellos, BBVA y Santander- por la pesificación de los créditos en dólares, proceso que está a punto de completarse.

La mayoría de las empresas españolas ha preferido evitar comentarios sobre la sustitución de Lavagna por su antigua discípula Miceli, una economista más heterodoxa que él, fiel a Kirchner y que hasta ahora presidía el estatal Banco Nación. 'Lavagna era la voz más racional dentro del Gobierno, pero en el sector de los servicios públicos tenía una voz más limitada', observa el director de la consultora MVA, Manuel Alvarado. 'O el Gobierno se endurece con las compañías o, al no competir con Lavagna, cambia su actitud más áspera', agrega Alvarado, en alusión a que el ex ministro era más proclive a las subidas de tarifas como medio para alentar la inversión. No obstante, el analista recuerda que Kirchner mantiene un 'compromiso' con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que ha derivado en alzas de precios para Repsol YPF, Endesa, Gas Natural y Abertis.

'Lavagna era un contrapeso para Kirchner, pero esas diferencias demoraban las decisiones', opina el consultor bursátil Rafael Ber, de Argentine Research.

'Ahora se acelerarán las decisiones, aunque no necesariamente vayan a ser las mejores para las empresas. Por la inflación que superará este año el 11%, el Gobierno intentará retrasar aumentos de tarifas, pero eso demorará la inversión, lo que también impactará en la inflación', añade Ber.

Miceli dijo hace unas semanas que prefería el crecimiento actual -del orden del 8%- con inflación que 'la paz de los cementerios'. El economista Orlando Ferreres, que ve en ella una continuidad de Lavagna, comenta que la ministra puede tolerar la subida de precios, pero Kirchner no por el alto costo político: 'El presidente actuará de forma brutal, con piquetes contra las empresas, o técnica'.

Ferreres pronostica que Miceli dará prioridad a los bancos estatales por encima de los privados. Ber prevé que la nueva ministra se preocupe de incentivar el crédito para desarrollar la economía.

En líneas generales, la política económica se mantendrá, según analistas. 'No me imagino grandes cambios: se mantendrá el superávit fiscal alto', opina Alvarado. 'No habrá cambios, ni mayor intervención del Estado en la economía, pero la política económica será más política', admitió Rafael Ber.

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