EL SER NACIONAL

De cada 100 personas que encuentra en la calle, 73 son peronistas

Tanto debate acerca del ser nacional y resultó que era un secreto a voces: es peronista, y es probable que haya votado por Cristina Fernández más allá de su condición social... Una de las conclusiones del domingo 14/08.

por RAÚL ACOSTA (*)

 
ROSARIO (La Capital). Estas elecciones del 14 de agosto han sido, para muchos, una derrota. Según todos hay costados positivos. Seguir vivos torna el fracaso producido un acto valioso.
 
La mayoría juega al distraído y sostiene que fueron de mentirillas, un ensayo. Aceptémoslo. El 23 de octubre se jugarán los porotos en serio aunque, se insiste, para muchos el porotaje viene bravo, ausente, lastimoso. Una derrota que las frases periodísticas vuelven éxito, triunfo, espejismo. Buscar el triunfo en la derrota es comenzar de nuevo con esperanzas. No se le puede negar a quien lo decida. La esperanza es, justamente, lo que jamás se pierde.
 
El pasaje por las urnas de la señora, ya sin su marido, es importante pero se señala una vez más: CFK sin NK no es lo mismo en un palco, en un despacho, en un gabinete. Este domingo, después de las 21:30 , apareció otro relato. Adiós la viudez, vamos con el mandato. Fue un discurso “como si” el 14 de agosto a la noche fuese el 23 de octubre, a la misma hora. El difunto no era apreciado, sólo el 28 % lo quería, pero el ciento de los políticos reconocía que ejecutaba políticas de día, tarde y noche. No sucede. La gestión es mínima, el disimulo no está mas, se advierte el esqueleto de una Casa Rosada que sólo maquilla el escenario, pero no hay libreto ni actores políticos reales. Lo real es el 50%. Ella baila sola.
 
Estas elecciones no logran acomodar lo que se sabe de antemano: mañana aparecerá la cuenta de los platos rotos. No son una novedad los dichos de Piñera, derechista chileno: todas las cosas tienen costo. Citemos al tango, mas fatalista pero igualmente cierto. “Toda carta tiene contra y toda contra se da”. Hoy no aparece. Mejor así, dicen algunos de los caídos en la trinchera de las urnas. Mal de tantos…
 
Otros nos aprestamos a una lectura flaca. Una de cada dos personas que se encuentren por la calle la votó.
 
Hay algo que los analistas deberían desmenuzar con los ojos bien abiertos, sin ningún candado. De cada 100 personas que respiran el aire nacional, 73 son peronistas, tienen ese  gen o mejor: ese origen. No es posible unir a Duhalde, Rodríguez Saa y la señora. No es posible hoy. Mañana el peronismo seguirá teniendo, de cada 100,  más de 70 votos originales. No hay réplica a esta decisión numérica. Que no es un número, es un comportamiento social. Ni soja ni caudillo local. Nada. Que bueno, el peronismo se retroalimentó bien, demasiado bien. Exageradamente bien. ¿Qué bueno o que malo? Ni contrafactismo ni futurología. Rafael Bielsa y Celia Arena era una fórmula para la provincia. Obeid acaso hubiese servido. Reutemann también. No fue. A CFK no la votan en el cordón sojero. No fue así, mi querido, la votaron.
 
El triunfo de la señora es el más fatal de los éxitos. Con qué economista, estado económico del país, equivalencia mundial, reaseguros, espaldas. Con quiénes en el equipo. Para dónde. La señora, esperando octubre, debe resolver los adverbios. Dónde, cuándo, cómo. Los modos son el incierto fondo de este asunto. Más difícil desde la posición más sencilla. El 50% del país habló por las urnas de mentirillas, convertidas en un asunto muy serio. Nada impide, hoy, que sea mas exagerado el cheque que se firme en octubre.
 
La disputa Duhalde versus Alfonsín encierra una paradoja que los actores no se animan a explicitar. Los próximos cuatro años serán los años de pago de tantas facturas adeudadas. Subsidios, economía inflada, deudas internas, achique de la caja, expectativas salariales. No es fácil el cuarteto que lleva a 2015.

De aparecer un contrincante posible para la señora los peronistas de paladar negro (y almanaque resistente, biológicamente hablando) sostenían / sostienen que “este costo deben pagarlo los giles, los radicales”. La gente del hijo de Alfonsín, tan entusiasta como displicente, supone que en la marcha se acomodarán las cargas. Viva el deja vú. Ya se hizo este intento. Las cacerolas fueron la música de fondo. Nunca el triunfo estuvo tan atado a la derrota. Repetir es eso: repetir.
 

La realidad juega en el acantilado. Condicionante esencial. Los socialistas, los radicales, los libres pensadores de la vida, los progres de toda laya y pelaje, si en octubre la salida es CFK versus Duhalde no hay dudas dónde dejarán su voto. Duhalde es, hoy por hoy, la mejor opción para CFK. La mitad de la tarea de demolición fue hecha. Demoler a Alfonsín hijo llevara más tiempo y esfuerzo ¿De qué acusarlo? La diferencia en votos obliga a la sonrisa de los estrategas del oficialismo. Hacen bien en sonreir, pero esto es Argentina.
 
Dos orígenes diferentes, pero destinos similares, llevaron a Rodríguez Sáa y a Binner a la elección. El pago chico es importante. El liderazgo está refrendado. No alcanza para una pauta nacional del puntano.  Binner tenía, de intención de voto, un cero dibujado en la frente. Arrancó. Ya se sabía. Es el comienzo del árbol, poco más que la semilla para el socialismo. También se sabía. No hay derrota dramática cuando se intenta sumar puntos y se consiguen. Binner canta a Serrat: “cuando sólo cabe ir mejorando…” Pero digámoslo. Binner también perdió.
 
Cristina obliga a la explicación de Juan Carlos Pugliese. “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. El país contestó con un bolsillo que muchos suponíamos flaco, pero ya se ve, no ha sido así. La billetera está gorda de planes de todo tipo. También de facturaciones abultadas. De proyectos, de balances positivos. Quien estaba fundiéndose en el 2001/02 y mira, 9 años después, sus balances y bueno, no duda. Eso apareció. El “indudable” voto por la continuidad.

De paso: esos radicales de la generación de Pugliese, Trócoli, Balbín, Alfonsín padre, ya no están, esto es de una flacura que ni Cormillot y los jíbaros, en asamblea, podrían conseguir. Para que el radicalismo sostenga un éxito en estas horas posteriores a la refriega deben mirarse en el espejo de Leopoldo Moureau, cuando se conformaron con menos del 5% y  después en Lavagna, peronista, como candidato del comité de Calle Tucumán. Lo que se hace siempre se paga. De un modo u otro.

 
El seudónimo Altamira (Wermus, José Saúl) oculta a un tipo lleno de ganas. No se las van a quitar. Lo suyo es, sobre el ciento del electorado, una derrota, pero cómo no mirarlo de un modo triunfal. Superó holgadamente el piso para seguir vivo. Quien no puede pensar en nada, excepto en que la vida da revanchas, es la señora Elisa María Evelina Carrió.
 
Los diputados que dependen del voto de los candidatos ejecutivos en las elecciones del 23 de octubre hoy están temblando. Dependen de un corte de boletas que los aleje  del fracaso. Los del FPV sonríen. Cristina baila la polka por todos. Excepto, acaso, por Rossi. Por Filmus. Por Scioli. No hay caudillo que pueda con la señora y la señora es como Roma.
 
Fueron internas, no se murió nadie (¿seguro?) Muchos piden barajar y dar de nuevo. Difícil.
 
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(*) Testigo.

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