América deambula en su laberinto: Chacho propone la incorporación de Bolivia al Mercosur

El representante permanente del Mercosur, Carlos "Chacho" Alvarez, anunció esta mañana que propondrá a los presidentes del grupo "incorporar a Bolivia como miembro pleno" del sistema. Alvarez, quien presenció como observador las elecciones en las que Evo Morales ganó la Presidencia, también consideró que no habrá problemas en la venta de gas a la Argentina, aunque admitió que tendrá que dar prioridad a los bolivianos. Por su parte, Morales, en un nuevo giro, aseguró que la venta de gas al país 'no va a cambiar en nada' cuando asuma su cargo. Y entre tantas idas y vueltas, desde el exterior intentan analizar el laberinto latinoamericano.

Carlos 'Chacho' Alvarez, presidente de la Comisión de Representantes del Mercosur, anunció que propondrá a los presidentes del bloque "incorporar a Bolivia como miembro pleno" del sistema, para reforzarlo y aumentar la "solidaridad" entre los países de la región.

Alvarez afirmó que está programada una reunión en Brasil entre Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula Da Silva, y que luego se sumará Hugo Chávez. En ese sentido, el ex vicepresidente afirmó que se comunicó con el asesor de Lula, Marco Aurelio García, para consultarle si su país estaría de acuerdo en incorporar a Bolivia al Mercosur. Y aseguró que al próximo encuentro entre los mandatarios podría sumarse Morales.

"El Mercosur debe jugar un papel de estabilizador, de consolidar la democracia. Ahora hay que tratar de que los países cooperen con el desarrollo económico de Bolivia", afirmó Alvarez en declaraciones a una radio porteña.

El ex vicepresidente se desempeñó ayer como observador las elecciones en las que el dirigente indígena Evo Morales se habría consagrado como presidente boliviano con más del 50% de los votos.

"Hay mucha sorpresa, todo hacia prever una victoria de Morales rondado el 36% ó 37%. Había mucho oculto, lo que generó esta sorpresa. Nunca un presidente había sacado esta votación", expresó Alvarez.

"Esta situación en Bolivia es inédita, porque es el primer presidente indígena. Va a tener que quebrar divisiones. Se esperaba más fragmentación en los votos. Va a tener que estabilizar la democracia en este país. Va a ser una tarea muy importante. Se vivió esta elección como un hecho histórico", agregó.

Por otra parte, dijo que no habrá problemas en la venta de gas a la Argentina, aunque admitió que tendrá que dar prioridad a los bolivianos, ya que sólo el 1% de los ciudadanos tiene ese servicio.

Tras la 'incorporación' de Venezuela al bloque, se espera otra dura respuesta de Tabaré Vázquez, otra vez, fuera del marco de las decisiones.

Recordemos que en su discurso de la 29ª Cumbre presidencial del Mercosur, Tabaré pidió que no haya "un diálogo de sordos, ni definiciones lejos de esta mesa" de negociación, y enfatizó en que "el Mercosur somos todos". Esa frase se pudo leer como una sutil crítica a la importancia de las decisiones de Argentina y Brasil en el bloque.

* Evo ahora dice que no aumentará el gas

Por su parte, el presidente electo de Bolivia, Evo Morales, aseguró que la venta de gas a la Argentina "no va a cambiar en nada" cuando asuma la primera magistratura.

E indicó que, por el contrario, intentará "ampliar las relaciones comerciales" con el país.

El triunfo de Morales había abierto un interrogante sobre el futuro de la venta del gas a la Argentina. Es que en la última semana antes del cierre de campaña, Morales advirtió que aumentaría las tarifas del gas que vende a la Argentina.

"Hay que revisar los precios y queremos que Argentina y Brasil, dos países amigos, lo entiendan. Somos sinceros: hay que mejorar el precio que en la actualidad es muy bajo", señaló Morales.

* La mirada desde el exterior: 'América en su laberinto'

Por Luis Alberto Lacalle Herrera (*) TANTO la reunión de la Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata a fines de octubre, como la de Mercosur, culminada la semana pasada en Montevideo, han puesto claramente de manifiesto lo complicada que es la situación institucional, política, económica y estratégica del continente americano. América deambula en su propio laberinto, cruza sus caminos, enreda sus metas y se pierde en esfuerzos no destinados a un buen fin.

Es tal la complejidad de las organizaciones a las que pertenecen dichos países que se sobreponen y duplican, que conviene recordarlas. La OEA abarca todas las naciones -con la conocida excepción de Cuba- y es el organismo político por excelencia. Luego aparecen las de carácter comercial y económico, por lo menos en principio. Ellas son Nafta, el Mercosur, el Pacto Andino, la Aladi, el Caricom,y los múltiples tratados bilaterales, ya con EE.UU o entre sí. Si a ellos agregamos los que tienen un ingrediente europeo, la recientemente creada Comunidad Iberoamericana, más la OEI (Oficina de Educación Iberoamericana), vemos que la red es intrincada. Sin olvidar que está vigente, por lo menos en el papel, el Tratado Militar de Asistencia Recíproca, que abarca todo el continente, convertido en mero papel desde que los EE.UU., en la guerra de las Malvinas, hicieron caso omiso del mismo y ayudaron al Reino Unido contra la Argentina. A ello hay que agregar los conflictos que se plantean en el ámbito del comercio internacional. Las rondas de negociación se han convertido en un dialogo de sordos o por lo menos de partícipes que sólo oyen parcialmente, pues los países desarrollados -o «los ricos»- no advierten que la raíz de la inestabilidad en América Central y del Sur es la imposibilidad de acrecentar la prosperidad logrando mejores precios a través de un comercio libre. Los EE.UU. saldrán del enredo ofreciendo tratados parciales y mostrando lo que ha logrado México en su asociación al Nafta.

Dejamos de lado las situaciones políticas o electorales puntuales, que en este año tendrán dilucidación y que abrirán más interrogantes de las que solucionarán. Sin embargo, es preciso destacar que lo que ocurra en Bolivia va más allá de las circunstancias internas de ese país tan castigado. El mapa muestra su importancia geopolítica y su fractura interna, étnica y geográfica -por un lado, el altiplano; por otro, la cuenca platense; también los fracturados componentes étnicos quechua y aimará- pueden detonar conflictos con sus vecinos. Un Chávez atento a ello tiene la oportunidad de lograr una base de expansión de su influencia en esa zona. Bolivia tiene un conflicto centenario con Chile y otro casi tan viejo con Paraguay, las zonas de tensión pueden fácilmente complicarse, involuntaria... o voluntariamente.

Las disparidades de enfoque han quedado claras en Montevideo, en la reunión cumbre del Mercosur. Al empuje de las pretendidas identidades ideológicas que se dice que unen a los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, se ha lanzado, sin sustento jurídico alguno y requiriendo la negociación, de un nuevo tratado, el Parlamento del Mercosur. Con esta iniciativa se rompe el molde de dicha asociación, que fue creada, hace catorce años, con una finalidad puramente económica y comercial. Alguno de los países involucrados -el Uruguay, por ejemplo- requerirán de modificar sus constituciones para poder ceder soberanía a ese órgano supranacional, lo que será, por lo menos, lento y polémico. Sobre todo a partir de las intenciones con que un nuevo país se integra al grupo.

Mercosur ha dado la nota al respecto al crear, fuera de toda base jurídica, la calidad de «socio político» para hacer un lugar a Venezuela y su peculiar presidente. Éste, un hombre que no gusta pasar desapercibido, notoriamente necesitaba de un escenario multilateral para sus planes, entre los que está, nada menos, que crear el socialismo del siglo XXI en América. Por lo tanto, el Mercosur de esta semana poco o nada se parece al del Tratado de Asunción y deja clara y desembozadamente de ser un proyecto económico para ser una base de acción política especialmente antinorteamericana. Respecto de los EE.UU. persiste en Iberoamérica la confusión entre lo que es la Casa Blanca y la política del Departamento de Estado, criticadas y criticables, y la gran nación norteamericana, con la que todos deseamos tener vínculos comerciales, culturales y científicos. Miremos a México, socio del Nafta, que le ha permitido una prosperidad sin precedentes, pero que a la vez mantiene una fiera independencia en los asuntos internacionales.

Los del Mercosur han cerrado con un portazo las posibles negociaciones para formar el ALCA. Ni cortos ni perezosos, los demás países liderados por México han dejado en claro que ellos sí quieren negocios con la nación más rica del mundo y que seguirán adelante por ese camino.

Como se puede apreciar, estamos ante un laberinto de primer nivel. No hay noción clara del camino de salida, ni aparece el hilo salvador . Ni en la forma de una persona con sentido claro y realista del rumbo, ni una noción colectiva correcta de la meta que se quiere alcanzar.

Así se logrará que nuestras patrias queden a la vera del camino, ajenas a la historia contemporánea, cuando tantas posibilidades tienen de un futuro mejor. Los frentes de conflicto son demasiados como para pretender que se solucionen en su totalidad. Creemos que el principio de la solución pasa por una jugada audaz de apertura unilateral, parcial, sin duda, en lo comercial. Ello lograría centrar el tema en el verdadero desarrollo y minimizar los encierros parciales en los que medran las posiciones radicales. Con una pequeña cuota de esperanza miramos, tratando de ver el gesto de algún estadista que advierta el peligro - y el costo- de que nuestra zona del mundo ingrese en un torbellino.

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* De la redacción del diario ABC de España

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