En busca del opositor "decente"

A continuación, un UR opina sobre  las elecciones primarias y el "catastrófico resultado obtenido por la oposición".

Señor Director:

Hemos votado en unas elecciones denominadas “primarias” en el extravagante léxico nacional. En mi caso, he votado por señores con los que tengo abundantes discrepancias pero con un solo objetivo: oponerme al gobierno nacional y a sus corifeos.

El catastrófico resultado obtenido por la oposición estimo que es debido a que, en realidad, esa mentada “oposición” ha coincidido en todos los temas cruciales con las orientaciones oficiales.

Hagamos un recorrido por los temas importantes planteados por el Poder Ejecutivo en estos ocho años y seguramente comprobaremos que en todos ellos ha contado con la aprobación entusiasta o el asentimiento medroso.

A partir de la exhortación incalificable del PE al poder legislativo para que proceda al enjuiciamiento de los integrantes de la CSJN que se temía que no se alinearan en el futuro a las iniciativas del gobierno, todos los sectores parlamentarios (oficialistas y “opositores”) cumplieron prolijamente la tarea encomendada. En esas circunstancias se procedió a acusar a varios de aquellos jueces con argumentos claramente falaces como lo probaron fehacientemente los defensores de Nazareno, Moliné O´Connor y Boggiano. Pero todas las argumentaciones de las defensas fueron puntualmente desechadas sin fundamentos serios. En estos juicios la “oposición” fue, en muchos casos, mucho más militante que el sector oficialista.

Otro tema verdaderamente vergonzoso que descalificaría aún a un país de los denominados “bananeros” fue el de la anulación de las leyes penales llamadas de “obediencia debida” y “punto final”. Este tema había sido originalmente planteado en el poder legislativo de la presidencia De la Rúa, pero en ese momento se desestimó la anulación de dichas leyes, ya que se consideró que ello sería un mamarracho jurídico, y se procedió a derogarlas (lo que produce efectos futuros y no pasados). Pero, en el parlamento “nacional y popular” se consideró que esos argumentos internacionalmente aceptados sobre la no retroactividad de las leyes penales no eran aplicables en estos lares.

Por supuesto que la nueva CSJN avaló estos disparates de la legislatura, incluyendo la anulación de los indultos dictados por el PE en uso de su derecho en la década de los ’90, con el regocijo y el general beneplácito de la “oposición”. Notemos que, en estos casos, la CSJN modificó fallos de la misma con la anterior integración y reabrió los juicios penales a los beneficiarios de aquellos fallos. Incluso uno de los integrantes del anterior Tribunal, que se mantuvo en el nuevo, modificó, haciéndolo notar, su voto previo (pero no renunció, afectando la dignidad del cargo). Realmente decisiones que deberían llenar de vergüenza a las dirigencias política y judicial.

Y esta misma Corte actual (que es ejemplar y un orgullo para la “oposición”) dio una interpretación de la legislación sobre delitos de “lesa humanidad” que se contrapone a la pacíficamente aceptada en todos los países y en la Corte Internacional de La Haya. En efecto, considera que sólo los Estados pueden cometer tales delitos y excluye a los particulares. Claro, esta Corte calificada de “independiente” (¿de quién?) avala de este modo al gobierno que está inundado de funcionarios provenientes de las organizaciones terroristas.

Pasamos ahora a la inconstitucional confiscación escandalosa de los fondos de particulares en las AFJP. En este tema, y en el de la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, el gobierno contó con la aprobación significativa de la “oposición”.

Y en las entrevistas de los aspirantes a la presidencia, los “opositores” dejaron claramente expresado que mantendrían el programa “Futbol para todos” (programa claramente populista y de un costo absurdo para el Estado), nacido a partir de una rescisión sin causa de un contrato de la AFA.

Pero, curiosamente, nuestros “opositores” se pronuncian por la reinstauración de las instituciones y la permanencia de las normas en el tiempo para asegurar las inversiones nacionales y extranjeras. Es un programa espléndido, pero claramente contradictorio con las conductas de la “oposición” en estos últimos ocho años.

En estas condiciones, el electorado no debe haber notado tantas diferencias entre el oficialismo y la sedicente oposición, y optó por el promotor de las medidas que lograron el consenso “opositor”.

Volviendo al principio, seguramente en las elecciones de octubre, los que hemos repudiado todas las medidas citadas más arriba, nos veremos obligados a elegir, tristemente, a algún opositor que consideremos, con la información disponible, por lo menos, decente.

Sin otro particular, lo saludo con la mayor consideración.

Pedro A. de Aguirre
L.E. n° 4.156.133 

Dejá tu comentario