Bachelet vs. Piñera: Lo más interesante ocurrió después del debate

Chile vivió el debate de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, quienes apuntaron al 25% de indecisos que marcan las encuestas. Bachelet estuvo más segura que en ocasiones anteriores y Piñera más opositor. Los presidenciables y aún los periodistas que los interrogaron exhibieron una madurez interesante... hasta que el exabrupto del jefe de campaña de Bachelet, Sergio Bitar, provocó la noticia de la noche...

En Santiago de Chile, lo más interesante ocurrió cuando había terminado el debate televisivo entre los presidenciables, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. El ex ministro de Educación e integrante del comando electoral de Bachelet, Sergio Bitar, saltó indignado al estrado ubicado en el salón principal de Espacio Riesco. "Eso es de poco hombre, criticar por televisión cuando uno no está presente. Eso es de poco hombre", le dijo apuntando con el dedo índice a Sebastián Piñera.

Bitar se molestó porque Piñera lo había acusado de "abandonar el barco para unirse a una candidatura", 4 días antes de la difusión de estadísticas que demuestran que el sistema educativo chileno anda mal.

Segundos antes, Bachelet y Piñera se habían despedido muy fríamente, sin beso ni apretón de manos.

Piñera se mantuvo en silencio y sólo aceptó a decir "sí" cuando el ex ministro lo desafió a un "debate nacional de educación".

"A palabras necias, oídos sordos", atinó a decir, y calificó como "descontrolada" la actitud de Bitar.

En el 1er. bloque del debate televisivo, Piñera mencionó el "fracaso" de la Concertación en política educativa y lanzó su primera crítica a Bitar. El ex ministro saltó de su silla y murmuró un insulto, ante lo que el jefe demócrata-cristiano Andrés Zaldívar -sentado a su lado- lo tomó del brazo y le hizo un gesto para que guardara silencio.

Desde ahí en adelante, el rostro del ex ministro reflejó la tensión compartida por la mayoría de los asistentes a Espacio Riesco.

Durante el 1er. intermedio, desde el salón VIP ubicado a metros del escenario, Gonzalo Cordero, quien fue asesor de Joaquín Lavín, ahora socio electoral de Piñera, llamó por teléfono al camarín de Piñera para pedirle que fuera "menos duro al corregir" a la ex ministra, lo que fue rechazado por el círculo más cercano a Piñera.

Y el jefe de campaña de Bachelet, Ricardo Solari, fue del camarín de Bachelet a la sala VIP a obtener impresiones de Zaldívar y Jaime Mulet, quienes intentaban relajar al nervioso Bitar en el estudio.

La inesperada reacción de Bitar tras culminar el foro fue cuestionada por el comando de Bachelet, donde consideraron que la candidata había tenido un buen desempeño y no precisaba ese bochorno.

Pero los insultos de Bitar se convirtieron en el tema obligado de los asistentes. Zaldívar debió enfrentar a la prensa para señalar que la postura "agresiva" había sido asumida antes por Piñera, al criticar "7 veces" durante el debate a Bitar.

Pero, tal como le dijo Piñera al periodista que lo entrevistaba: "¿Acaso no se puede criticar? ¿Para qué está el debate, entonces? ¿Quién dijo que no puedo hablar de otra persona?"

Piñera fue en busca de algún miembro del comando bacheletista para hacerle ver su malestar por las palabras del ex ministro.

Al primero que vio fue al jefe de comunicaciones del equipo oficialista, Ricardo Solari. "Eso no se hace", le espetó, pero Solari, ex ministro del Trabajo de Ricardo Lagos, optó por no responder.

Luego, el jefe de campaña de Piñera, Rodrigo Hinzpeter, alejó a Solari del alcance de su candidato.

El debate

Los estudios post elecciones han demostrado que los debates televisivos y la franja electoral en período de campaña no influyen mayormente en el electorado cuando éste ha definido su voto.

La conclusión, entonces, es que buena parte de los chilenos no cambió su intención tras ver el debate presidencial. Pero hay un 25% de indecisos y a ese sector estuvieron dedicados los discursos de ambos presidenciables.

Piñera apeló al "voto popular" y Bachelet intentó mostrarse como una estadista, una dirigente que sin importar el sexo tendrá la capacidad de gobernar.

Las diferencias se dieron, entonces, en el tipo de liderazgo que Piñera y Bachelet representan,: uno más aguerrido, el primero, otro más calmado, con tono más moderado.

No corrió sangre; se enfrentaron con diplomacia: Piñera fue tan cuidadoso que al hablar de gasto electoral no quiso repetir la infortunada frase de que Michelle Bachelet era "tuerta"; ella en tanto, fue suficientemente delicada como para decir que Piñera carecía de una cualidad fundamental para ser Presidente, "Saber escuchar".

En el debate, Piñera corrió más riesgos que Bachelet porque él tiene que recorrer el camino más largo para alcanzar el 50% + 1 de los votos.

Por eso subió el tono. El Piñera de anoche fue más agresivo que el de los dos debates anteriores. No quiso dejarle nunca la última palabra a la candidata de la Concertación y por eso estuvo dispuesto a gastar parte de su tiempo disponible para cada respuesta en precisar contenidos de respuestas anteriores.

Y fue más duro con el Gobierno de Ricardo Lagos. Criticó al Presidente, refutó al ministro estrella –Nicolás Eyzaguirre- acusándolo de mentir, y dijo que el jefe de comando de Bachelet, Sergio Bitar, "abandonó el barco" y "no dio la cara" días antes de conocido los resultados de la encuesta de eficiencia educativa.

Michelle Bachelet estuvo más precisa que en ocasiones anteriores, se expresó con mayor claridad y la única vez en que se vio complicada fue cuando debió explicar su posición en la polémica sobre el tipo de formato que iba a tener el debate.

Ella señaló: "No estoy por la teoría de la demonización" de lo que ocurre en América Latina, mientras que Piñera expresó su preocupación por la "izquierdización" de los gobiernos de la región.

Es evidente que Bachelet tiene simpatías por Néstor Kirchner, Evo Morales, Tabaré Vázquez y aún Hugo Chávez. Eso le garantizaría a Chile un menor aislamiento pero habrá que evaluar el costo de esas concesiones ideológicas.

Piñera debió enfrentar su peor momento cuando los periodistas lo interrogaron sobre los presuntos falsos datos que habrían estado en su currículum-vitae.

En cambio Michelle Bachelet pasó su peor momento cuando se puso sobre la mesa el caso de cohecho y uso de dineros fiscales en la campaña oficialista en la 5ta. Región. Piñera no perdió la oportunidad y subrayó que en el terma de la corrupción hay que "ser más activo y no tan tolerante" y que de ahí la importancia en la alternancia de los gobiernos.

Michelle Bachelet reconoció los errores de Salvador Allende y aseguró que eso dignificaba a la izquierda chilena. Piñera marcó distancia frente a Augusto Pinochet y lo igualó con Allende al reconocerles a ambos cosas buenas y malas, pero se jugó una carta al asegurar que por afecto y por haberlos conocido personalmente en la casa de su padre, Eduardo Frei Montalvo y Patricio Aylwin, ambos demócrata-cristianos, eran sus preferidos.

Capacidad vs. confiabilidad

Tras la primera vuelta, los estrategas del comando definieron que para enfrentar los cuestionamientos de Piñera a la capacidad de la candidata socialista había que apuntar a la confiabilidad del empresario de RN. En el debate, Bachelet se ciñó a ese libreto y dijo que para elegir a un Presidente no sólo era importante el carácter, sino que también otras "cualidades centrales: primero integridad; segundo, honestidad; tercero, audaz pero prudente, no precipitado; cuarto, serio, responsable".

Ella también destacó que la derecha había frenado leyes en el Congreso que hoy son defendidas por Piñera. Por ejemplo, dijo que la reforma previsional de las Fuerzas Armadas que ella impulsó mientras fue ministra de Defensa no fructificó porque RN y la UDI "estuvieron absolutamente en contra". También puso el caso del proyecto enviado a comienzos del actual gobierno para frenar los abusos laborales, pero que fue "torpedeado" por la oposición.

Aunque la periodista le pidió explícitamente que no mencionara a Ricardo Lagos, Bachelet respondió que lo "lamentaba", pero que no podía pensar "en nadie más" que en Lagos cuando le preguntaron cuál era el mejor Presidente de la era reciente de Chile. Ese fue 1 de 5 guiños directos al Jefe de Estado (creación de empleos, nueva línea del Metro, proyecto de subvención educacional diferenciada y veto presidencial en materia de libertad de expresión), que le dedicó Bachelet.

Piñera y su comando habían intentado instalar la idea de que un gobierno de Bachelet representaría un giro hacia la izquierda, por la historia de la candidata y el declive de la DC; también por las tensiones dentro del socialismo chileno. Ella salió a enfrentar esa percepción. Lo hizo enfatizando en que la Concertación es una mezcla entre "el humanismo cristiano y el humanismo laico".

Bachelet se encargó de recordar, implícitamente, que su rival es un empresario. Si hace 3 smanas, cuando lanzó la afirmación, se había desdicho, ahora insistió en que "el dinero no puede torcer la voluntad de la gente". Bachelet también dijo que "uno no puede ser una cosa, pero a la vez otra".

La idea fuerza de la campaña del comando de Piñera para la segunda vuelta consiste en demostrar que el candidato es "más presidente", como dice su eslogan.

Toda la preparación de lunes y martes que hizo Piñera, apuntó a exhibir un mejor dominio de los temas de fondo y a hacer ver las eventuales equivocaciones de la candidata. Así, desde la primera pregunta el empresario utilizó un tono académico para abordar las propuestas de campaña, acusó la "desinformación" de Bachelet en diversos temas, la corrigió sucesivamente en cifras relativas a la generación de empleo, el cálculo de las pensiones para las dueñas de casa, entre otros, y dijo expresamente que "un buen Presidente hace la diferencia" cuando le preguntaron sobre las reales diferencias entre su programa y el de la candidata oficialista.

En los debates anteriores, Piñera se preocupó de cultivar un perfil no confrontacional para posicionarse en el centro. Anoche, en cambio, su discurso fue claramente opositor: dijo que "lo mejor de la Concertación ya pasó" y habló de "fracaso" de los gobiernos oficialistas.

Pero hay quienes creen que Piñera "se vio excesivamente asertivo, algo revolucionado" y no pudo mostrar emotividad.

Consciente de que Bachelet y su entorno lo han acusado de "machista", en varios pasajes Piñera se preocupó de destacar la "capacidad" de las mujeres, particularmente de sectores populares, y fue insistente con uno de sus proyectos estrella: la jubilación para las dueñas de casa.

Asimismo, al emplazar a la ex ministra a realizar el próximo miércoles un debate regional -la llamó a no pegarle "un portazo" a las regiones-, da luces también sobre su interés en aventajar a Bachelet fuera de Santiago, donde concentrará sus próximas actividades.

En 5 oportunidades, todas en preguntas distintas, Piñera apeló a Dios. Abordando materias tan disímiles como la libertad de información o las fórmulas para evitar una crisis energética, el abanderado RN dijo "gracias a Dios", marcando diferencias con el agnosticismo de Bachelet, y se mostró contrario al matrimonio homosexual, al aborto y "en defensa de la vida".

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