Elecciones chilenas: El voto femenino hará la diferencia

POR MARIA CECILIA ESPINOSA (*) En la recta final para el balotaje presidencial en Chile, la candidata oficialista Michelle Bachelet y su adversario, el derechista Sebastián Piñera, se disputan al electorado femenino, mayoritario en el padrón y cuyos votos marcarán el día 15 la diferencia entre la victoria y la derrota.

Por primera vez en casi 200 años de vida republicana una mujer puede convertirse en presidenta de Chile. Eso ha dado un cariz especial a estos comicios, como quedó en evidencia en el debate televisado que Bachelet y Piñera sostuvieron el miércoles 4 en la red de canales de señal abierta.

Piñera, un empresario liberal que cuenta con el apoyo de los seguidores del ex dictador Augusto Pinochet (1973-1990), acusó a la candidata de la coalición de centroizquierda que gobierna este país desde el fin de la dictadura, de "victimizarse" por su condición de mujer.

Bachelet, una médica pediatra socialista, ex ministra de Salud y de Defensa en el gobierno saliente de Ricardo Lagos, ha hecho en la franja televisiva de propaganda electoral llamados "a los que no votaron por mí, porque soy mujer", destacando que todas las mujeres, de toda condición, "estamos acostumbradas a hacer el doble de esfuerzo".

Según la candidata "cada familia es un reino, donde el padre reina, pero la madre gobierna" y ofrece "un liderazgo distinto, con la sensibilidad de quien mira las cosas desde otro ángulo. A fin de cuenta, una mujer presidente es una gobernante que no trae corbata".

Piñera sostiene que Bachelet "no da el ancho" (no tiene capacidad) para gobernar el país. En su propaganda por televisión una trabajadora humilde adepta al postulante derechista afirma que la ex ministra "no por ser mujer nos va a entender mejor".

En Chile hay 4.312.240 electoras, en un total de 8,2 millones de votantes, de los cuales sufragaron 6,9 millones en la primera vuelta del 11 de diciembre, en que compitieron Bachelet, Piñera, el conservador Joaquín Lavín y Tomás Hirsch, de la llamada izquierda extraparlamentaria.

Bachelet, la más votada con 45,95 por ciento de las papeletas válidas, obtuvo 46,99 de los votos femeninos y 44,77 de los masculinos. Piñera, con 25,41 por ciento del total, calificó para el balotaje, donde cuenta con el respaldo de Lavín, tercero con 23,22 por ciento.

Los dos derechistas sumaron 48,96 por ciento de la votación de mujeres, pero es sabido que los votos de Lavín, especialmente los femeninos, de los que obtuvo 24,85 por ciento, no son traspasables automáticamente a Piñera, sino que podrían encauzarse en buen grado a Bachelet a partir de la identidad de género.

La candidata de centroizquierda tiene también en esta segunda vuelta el apoyo del Partido Comunista, la más potente de las fuerzas de izquierda que acompañaron a Hirsch, quien logró el 11 de diciembre 5,4 por ciento de la votación total y 4,04 por ciento de los sufragios femeninos.

En conversación con IPS, el sociólogo Guillermo Cumsille, especialista en estudios de opinión, aprobó la campaña de Bachelet en su búsqueda del voto femenino. "Apela a la madre, hermana, novia e hija, que son perfectamente capaces y esforzadas las 24 horas del día, lo que las faculta para cualquier cosa", señaló.

Cumsille descartó una eventual "guerra de los sexos", puesto que "Piñera reconoció el error de plantear la disputa presidencial en términos de que ella (Bachelet) es débil porque es mujer, o 'no se la puede' votar por ser mujer. El candidato ha retrocedido en ese sentido porque se ha visto perjudicado".

El analista aseguró que el "voto de género" ya se manifestó en la primera vuelta y no hay razón para que se revierta. "Las mujeres prefirieron mucho más que los hombres la opción de Michelle Bachelet y creo que su campaña puede reforzar ese voto, especialmente en los sectores populares de mujeres que votaron por Joaquín Lavín", apuntó.

Lily Pérez, diputada del Partido Renovación Nacional, de Piñera, señaló a IPS que si bien "no es suficiente ser mujer para ganar una elección, Bachelet tiene un plus en la conquista del voto femenino porque es muy fácil para muchas mujeres sentirse identificadas con ella por un asunto de género".

"Es un mito que Sebastián Piñera no lograba entrar en el electorado femenino. Lo ha penetrado con fuerza, logrando acercarse a ese público que todos decían que para él era inaccesible, sobre todo en las mujeres de estrato más popular", aseguró Pérez.

Como autora de la propuesta programática de Piñera de pensión de retiro para las amas de casa, aseguró que el candidato "ha empatizado (sic) con los intereses de la mujer, como la falta de seguridad, delincuencia, salud y educación".

Pérez advirtió que si bien la campaña "está bastante ideologizada y politizada, y la gente no vota solo por el género", hay también "un gran número de mujeres independientes, que no les gusta ningún conglomerado político, por lo que (su voto) va a depender de la actuación de ambos candidatos de aquí al 15 de enero".

Alejandra Valdés, feminista e investigadora de Hexagrama Consultoras, respondió a IPS que "la apelación de Piñera a las mujeres es extremadamente tradicional, resaltando el tema de la familia como la figura de padre, madre e hijo, sin ningún reconocimiento de la jefatura de hogar" femenina.

Valdés considera la propuesta de jubilación para amas de casa como "una medida altamente demagógica, que no da cuenta de la realidad de las pensiones asistenciales existentes en el país, las limitaciones de los salarios actuales y de la inversión pública en esta materia".

Valdés reconoció en Bachelet un llamado a las trabajadoras y amas de casa, pero consideró que no enfatiza suficientemente en la precariedad del trabajo de las mujeres.

"Ha hablado de diferencias salariales, de desigualdad de las mujeres en el empleo, pero no se refiere a las diferencias que viven y que vivirán las jóvenes y viejas en relación a los efectos previsionales en la actual modalidad, donde las viejas serán aún más pobres", dijo.

Bajo la certeza de que "la discriminación y una visión despectiva de las mujeres están en el aire", Valdés criticó a los medios de comunicación por su "incapacidad de trabajar los temas de género a nivel mediático y tener instalada una negación permanente de la candidata (Bachelet), lo que demuestra la resistencia al cambio cultural al que asistimos".

La investigadora distinguió "una diferencia en la valoración y una clara alusión a los distintos recursos de poder que supuestamente tendría una mujer frente a un hombre, por lo que hay una constante descalificación, asociada a factores de género, sobre la capacidad de idoneidad para el cargo (presidencial) hacia Michelle Bachelet".

Una mujer se encuentra "en una carrera a un cargo que solo han ocupado hombres y que no estaba en el imaginario de hombres y mujeres hasta hace un par de años. O sea, Bachelet rompe lo que se llama el techo de cristal para las mujeres", sostuvo.

"Esta elección amplía la ciudadanía de las mujeres y, por lo tanto, amplía las expectativas. Como cambio cultural creo que va a producir más votos de las mujeres hacia Bachelet", concluyó Valdés.

María Elena Acuña, antropóloga y subdirectora del Programa de Género de la Universidad de Chile, dijo a IPS que el machismo en este país sudamericano "es permanente, persistente, y no se ha agudizado sólo a propósito de las elecciones presidenciales".

Para la especialista "el fenómeno de esta segunda vuelta no es la disputa por el voto femenino, sino por un voto masculino, de los mayores de 50 años que, dada su experiencia de vida y su proceso de constitución identitaria en nuestra sociedad, no tienen en sus recursos sociales elementos que les permitan aceptar que las mujeres pueden ocupar cargos de toma de decisiones".

Acuña cree que Piñera ha salido a la conquista del "voto de hombres que jamás votarían por una mujer".

Dado que la chilena "es una sociedad machista, un recurso útil para disputar esos votos es generar una estrategia que muestre que Bachelet no es capaz, en propiedad, de estar en el espacio público por el hecho de ser mujer, más allá de la discusión por su capacidad e inteligencia".

A juicio de Acuña, "hay otras diferencias que serían más interesantes para nosotros, como electores. Deberíamos llegar a un punto donde lo realmente importante fuera cuál es la propuesta política, ideológica y valórica (sic) de nuestros candidatos, más que su género".

La investigadora destacó el avance simbólico de la mujer con una candidata que compite por la Presidencia, en "el espacio de la política pública, informada que fue lugar por excelencia masculino, donde las historias de mujeres que han logrado situarse en él son siempre historias de costos, sacrificios y negaciones de su feminidad".

Lo positivo es "tener a una mujer que no ha enfatizado en su discurso ni en el costo, ni en el sacrificio, ni en la negación de su feminidad para estar en ese escenario. Ella se sitúa allí reivindicando los atributos propiamente tales de las mujeres, demostrando que no necesitamos travestirnos en hombre para estar en ese espacio social".

En Chile, apuntó Acuña, el machismo es "una especie de ideología permeable a todos, hombres y mujeres, y no todas las mujeres del país tienen conciencia de género", lo cual junto a una agresiva campaña de la derecha para retener el voto de mujeres de sectores populares hace "más complejo movilizar ese voto femenino en función de una propuesta más democrática".

"Hay mujeres que votan por temas vinculados a la resolución de sus problemas básicos de vida cotidiana, otras que votan en función de reconocer el derecho legítimo de las mujeres de estar en el espacio público y hay mujeres que votan en términos mucho más ideológicos, y no votarían nunca por una mujer porque piensan que esa mujer es todo, menos conservadora", explicó la investigadora.

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(*) IPS http://www.ipsnoticias.com/

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