Reality show: El tiro por la culata

Todo comenzó con un desafío: inventarse el peor reality para poner a prueba las fronteras del formato. Pero en sólo 8 semanas, 'Vamos a hacer un bebé' estuvo a punto de convertirse en un programa de verdad.

Cientos de aspirantes colapsaron las líneas telefónicas luego de que salió el anuncio invitando a los interesados a participar en el show. "Nunca nos imaginamos que llegaríamos tan lejos con tan poco esfuerzo", dijo la productora y directora del proyecto, Helen Sage.

El experimento clandestino iba a formar parte de una serie de la BBC que se llama Diabluras (Mischief).

La intención de los realizadores del programa era tomar la idea de más mal gusto que se les ocurriera. Así 'Vamos a hacer un bebé' se centraría en los concursantes –que no se conocían entre sí–, que vivirían en una "casa de fertilidad".

Cada semana la audiencia expulsaría de la casa al menos atractivo.

Posteriormente, las dos parejas finalistas competirían para concebir un hijo y apoderarse entonces del premio de US$ 175.000 por persona.

Más de 200 personas, incluso un hombre gay que quería intentar tener relaciones sexuales con una mujer, se postularon y no se les dijo que el programa realmente no se iba a hacer hasta después de las audiciones.

Lo que empezó con ‘Gran hermano’, en Holanda, por allá en 1999, se ha extendido a muchos ámbitos.

Los hay de drogadictos buscando cura (‘Intervention’), de transformación (‘Quiero una cara famosa’), encadenados a posibles amantes (Chain of Love), personas con sobrepeso conviviendo para rebajar (‘Big Diet’).

Esos son algunos ejemplos de que el experimento de la BBC puede ser posible en un futuro muy cercano.

Como parte de la investigación se organizó una fiesta en Cannes, durante la mayor feria de ventas de TV de Europa, para proponer la falsa idea a canales de todo el mundo. Para la sorpresa de los realizadores, recibieron varias ofertas.

"Como productora, me interesaba mucho saber cuán bajo podía llegar la industria con tal de atraer al público y la respuesta es: realmente muy bajo", añadió Sage.

El profesor David Wilson, quien renunció a su puesto como asesor del programa 'Gran hermano', por razones éticas, indicó que la premisa de 'Vamos a hacer un bebé' era moralmente repugnante y que le restaba valor a la vida, pero no se sorprendió de que despertara tanto interés.

"Se trata de morbosidad –agregó Wilson–. Son el equivalente a detenerse para ver mejor un accidente, es querer ver la miseria de otra gente. Los participantes son considerados gente rara, pero son solo el producto de una sociedad que enarbola la bandera de la fama sobre cualquier otro valor".

Wilson expresó que debería haber una instancia independiente para regular la reality TV.

Pero el precio de atraer grandes audiencias y la oportunidad de conseguir una buena suma de dinero parece desactivar la escala de valores de alguna gente, señala Alan Hayling, director de documentales de la BBC.

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