El banquero Roveraro terminó peor que Roberto Calvi

Roberto Calvi fue el gran enigma de los negocios italianos en los años '70 y '80. Su Banco Ambrosiano terminó quebrado, el Vaticano tuvo dificultades para ocultar el escándalo, la P2 fue eliminada y Calvi apareció colgado debajo en un puente en Londres. Pero lo de Gianmario Roveraro es una trama más macabra.

El descubrimiento del cuerpo descuartizado del banquero italiano Gianmario Roveraro produjo conmoción en Italia, no sólo por la brutalidad del crimen, sino porque la historia del banquero, su secuestro y ahora su muerte están unidas a un misterioso escándalo financiero.
El cadáver descuartizado de Roveraro fue hallado en la localidad Case Bottini, en la provincia de Parma, bajo un puente de la autopista. El cuerpo de Roberto Calvi, en su momento, también fue encontrado bajo un puente, pero en Londres, Reino Unido. Ahora, la muerte de Roveraro también se investigará en Londres.
Según señala el diario británico 'The Times', la policía italiana informó que había arrestado a 3 hombres por el secuestro y muerte de Roveraro. Pero una confesión extrañamente limitada del supuesto líder de la banda abrió el camino para un sinnúmero de especulaciones.
Roveraro, ex atleta olímpico de salto con garrocha, había sido interrogado en una investigación sobre el colapso y quiebra fraudulenta del conglomerado de alimentos y productos lácteos Parmalat, que tiene su sede en Parma. En 2003 esta empresa quebró con € 14.000 millones en deudas y se convirtió en el fracaso corporativo más grande de Europa.
El banquero, que había ayudado a Parmalat a abrir en Bolsa sus acciones hace una década, fue visto por última vez el 5 de julio cuando salía de una reunión en Milán de la organización católica Opus Dei.
Roveraro dejó la sede de Milán del Opus Dei y nunca más apareció con vida.
Los medios de comunicación italianos informaron que él estaba estrechamente vinculado con ese movimiento religioso. Sin embargo, destaca 'The Times', la policía y los investigadores no han buscado ningún vínculo entre su desaparición y el Opus Dei.
Roveraro y el Opus Dei no parecen tener vínculo alguno para la Fiscalía, ni siquiera en los días cuando Roveraro estaba con vida. En general, cuando se investiga un asesinato, se siguen todas las conexiones del muerto, se indagan todas las alternativas posibles que, en el curso de la investigación, se van descartando una a una hasta elegir la trama correcta.
En cambio, la velocidad de los arrestos indica que la policía ya había decidido investigar exclusivamente sus actividades financieras.
Las informaciones iniciales señalaban que el descuartizado cuerpo del banquero había sido quemado, pero la policía indicó después que los restos se habían deteriorado severamente debido a la ola de calor que afecta a gran parte de Europa y que estaban en avanzado estado de descomposición cuando fueron encontrados.
El supuesto cabecilla de los secuestradores es Filippo Botteri, de 43 años, a quien se describe como un ex consultor financiero de Parma, quien supuestamente había tenido negocios con Roveraro.
La policía señaló que Botteri había confesado el secuestro y asesinato, pero que se había negado a revelar un motivo. Según el diario inglés, Botteri dijo a los investigadores que había sufrido una pérdida de memoria.
El juez Guido Salvini, quien encabeza la investigación, señaló en la orden de custodia cautelar que Botteri "había expresado en más de una ocasión amenazas y voluntad de extorsión hacia Roveraro".
También fueron detenidos en relación a secuestro Emilio Toscani, de 43 años, y Marco Baldi, de 50. El primero, experto en informática, habría sido el encargado de manipular el teléfono celular de Roveraro para que las llamadas que realizó el banquero después de su secuestro no fueran localizadas.
Roveraro fue el fundador de Akros Finanziaria, un grupo de servicios financieros.
El juez Salvine y Alberto Nobili -otro de los magistrados a cargo del caso- señalaron que también estaban analizando los "intereses" del banquero en compañías registradas en Lugano y Londres y el reciente colapso de una firma de inversiones de "alto riesgo" austríaca que él había ayudado a establecer.
En el día de su desaparición, Roveraro, quien tenía 3 hijos adultos, había manifestado a su esposa Silvana que esa noche se alojaría en su departamento de Milán. En cambio, telefoneó más tarde para decir que estaba en el extranjero, en un "país de habla germana" y que "pronto tendría noticias" de él.
Alarmada por este "comportamiento inusual", la esposa contactó a la policía, la que inició una investigación. Más tarde la familia y sus colegas recibieron una "sospechosa solicitud" de Roveraro vía fax, supuestamente de Suiza, en la que les pedía que entregaran € 1 millón. Pero en realidad Roveraro nunca habría salido de Parma.

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