Neuquén: Otra vez absolvieron a todos los acusados

Lo dispuso la sentencia conocida ayer. Beneficia a Russo, López, Tosello, Luis y Diego Sapag. La Cámara dijo que no se probó que hayan cometido delito, ni que produjeran perjuicio al Estado. Los hechos investigados ocurrieron hace diez años. El mes pasado se juzgó otra causa parecida, casi con los mismos imputados, y también hubo absolución.

RIO NEGRO- La Cámara Criminal Segunda absolvió a todos los acusados en la denominada "causa TCI II", al entender que no se cometió delito. El fallo, conocido ayer al mediodía, benefició a Julio Russo, ex presidente del IPVU; Jorge López, ex presidente de TCI; y los accionistas de la firma Juan José Tosello, Diego Eduardo Sapag y Luis Felipe Sapag. Estaban acusados de "fraude en perjuicio de la administración pública por administración infiel", Russo en carácter de autor y los demás partícipes necesarios.
Es el segundo fallo en menos de un mes que absuelve a los involucrados en esta causa, que comenzó hace casi una década por hechos supuestamente ocurridos durante el último gobierno de Felipe Sapag (1995/99).
El fallo de 103 carillas, con el primer voto de Emilio Castro al que adhieren José Andrada y Héctor Dedominichi, critica en varios de sus tramos a la investigación por incompleta. Por ejemplo, señala: "Se supone que se estaba averiguando y se está acusando un fraude a un complejo patrimonio en una operación que las mismas acusadoras dicen que es compleja, y nadie se molestó en presentarnos una pericia contable".
Señala que luego de un gran esfuerzo puede considerarse que "el tema nuclear consistiría en que TCI habría contratado la construcción de viviendas para el Instituto, como constructora, pero no las habría construido, sino que habría cedido los contratos o el contrato a varias otras empresas, cobrándoles un porcentaje, el 12% (en definitiva), sobre cada pago que les hiciera el Instituto. El perjuicio habría consistido, entonces, en que, so pretexto de contratista, o bajo el semblante de contratista, fue, en realidad, una intermediaria que encareció el precio de la obra; el Instituto habría pagado un sobreprecio, tomando como referencia lo que las cesionarias obtuvieron para sí, concretamente. La causa de este desembolso extra, se supone, habría sido una intermediación ilegítima, disfrazada, disimulada, como contrato directo, luego cedido".
Con tono docente, el magistrado señaló que "toda investigación parte de una sospecha. Como comienzo, por definición, no es el resultado de un razonamiento, no está reflexionada. Nace de la aparición de una novedad, una noticia, en el campo de nuestra experiencia, nuestras creencias, nuestras ideas y expectativas previas, nuestros prejuicios. Pero, por fuerte que sea esa primer impresión, no basta. Es menester ponerla en crisis, tematizarla, investigarla; en el curso de este esfuerzo puede corregirse, desecharse, confirmarse (pero, en todo caso, aclarada, definida)".
"En nuestro caso la sospecha inicial ha motivado una larguísima investigación a cuya finali
zación, cuando ya se nos pide que resolvamos, la cuestión se encuentra prácticamente en el mismo estado virginal del que se partió", añadió.
Y en el mismo sentido, indicó: "Se sospechó un fraude a un patrimonio complejo, en una operación con contenido económico y que se inserta en el tráfico comercial, que se dice compleja, y no hay una sola estimación contable ni técnica. Todo se basa en opiniones de legos en la materia (abogados; no contadores ni ingenieros, arquitectos, etc.) y en dichos que no son más que expresiones de la misma sospecha; ningún examen técnico ni económico o financiero".
"Para colmo, también hay testigos que opinan en sentido contrario (sin mejores fundamentos), contradicciones en la proposición del tema, etc. Y el organismo a cuyo cargo está la determinación de los eventuales perjuicios al patrimonio del Es
tado permanece ausente (en la causa: no se presentó ninguna conclusión suya). En estas condiciones era obvio que esa sospecha era imposible de confirmar o refutarse. Y en estado de sospecha, no basta para fundamentar una condena".

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