2do. teorema de Baglini

Ese teorema diría: "La capacidad de disciplinamiento de un gobierno es inversamente proporcional al pluralismo, a la riqueza del debate, a la calidad de la democracia y a la fortaleza institucional".

CIUDAD DE BUENOS AIRES ( La Prensa). La senadora Cristina Fernández de Kirchner y el presidente Néstor Kirchner cuestionaron a la prensa por sus críticas a un proyecto que da superpoderes al jefe de Gabinete y a otro que reglamenta los decretos de necesidad y urgencia.
De la reprimenda le ha tocado también su ración a esta columna semanal.
Los sonoros reproches presentan al menos dos aspectos: uno circunstancial y otro de fondo.
En el primero la cuestión es simple: la mala acogida mediática que tuvieron las iniciativas fue respondida cambiando el eje de la discusión.
Como la delegación de facultades -no otra cosa son los superpoderes- es difícil de defender, el Gobierno optó por descalificar a sus críticos.
Conviene aclarar en este punto que, al margen de la estratagema empleada, es correcto el cuestionamiento a algunos medios y periodistas que pretenden ejercer la oposición antes que informar a sus lectores.
En el caso de los decretos de necesidad y urgencia, la senadora Fernández de Kirchner dedicó buena parte de su exposición a fustigar a los cronistas parlamentarios, pero nada a explicar su cambio de posición sobre el tema.
Cuando era opositora propuso que caducaran en 30 días si no eran tratados por el Congreso y ahora prefiere que sigan teniendo vigencia.
Este giro no puede, sin embargo, enrostrársele, porque tiene pleno derecho a modificar sus opiniones como aquel personaje de Calderón que cuando le señalaron cuánto había cambiado desde su acceso al poder respondió: "¡Que ya no soy el que fui; que el mandar da nueva alma!".
Hasta aquí la cuestión del momento; la de fondo resulta más espinosa.
Las críticas gubernamentales contra la prensa muestran el disgusto de las dos personas más poderosas de la Argentina con quienes no difunden lo que el Gobierno quiere.
Los hombres de prensa se han convertido en el blanco del enojo oficial, porque la oposición política casi no existe y entre los pocos que se animan a enfrentar a la Casa Rosada la mayoría son periodistas.
Y la oposición política casi no existe porque ha sido disciplinada mediante el reparto de dinero fiscal.
Con estos antecedentes parece poco razonable acallar las críticas que alertan sobre un ejercicio del poder cada vez más férreo.
Y para ilustrar lo que pasa convendría recordar al ex diputado Raúl Baglini, que enunció hace casi veinte años su famoso "teorema" : "La seriedad de las propuestas de los políticos es inversamente proporcional a su distancia al poder. Cuanto más lejos están de ocupar el gobierno, menos serias son".
Esto fue dicho en tiempos de Alfonsín cuando el peronismo proponía repudiar la deuda externa en lugar de pagarla toda de una vez, al contado y por anticipado, como ocurrió hace poco con el FMI.
El actual incidente con la prensa puede dar lugar a un "segundo teorema" de Baglini, aunque no haya sido formulado por el ex legislador.
Ese "teorema" diría: "La capacidad de disciplinamiento de un gobierno es inversamente proporcional al pluralismo, a la riqueza del debate, a la calidad de la democracia y a la fortaleza institucional".
Por lo tanto, si crece el poder presidencial, porque la sociedad se lo transfiere mediante el voto, que no crezca la intolerancia y el absolutismo.
Además, la violencia verbal es desaconsejable, porque en ocasiones le ha abierto la puerta a otro tipo de violencia más dolorosa.

Dejá tu comentario