El laico más poderoso del Vaticano dio un paso al costado

22 años después de ser 'la voz' y la sombra del Papa, el español Joaquín Navarro Valls, de 69 años, abandonó hoy la dirección de la Sala de Prensa de la Santa Sede y, de momento, según asegura, no tiene pensando nada para el futuro, ya que su deseo es vivir "plenamente el presente".

A Joaquín Navarro Valls le llamó el papa Juan Pablo II en 1984 para ocupar el cargo que deja ahora.
Considerado como el laico con más poder en el Vaticano, Navarro acompañó al Papa Wojtyla en todos sus viajes por el mundo y a Benedicto XVI en los que ha hecho hasta ahora. El último, el de este fin de semana a Valencia, España, con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias.
Miembro numerario del Opus Dei, considera que su pertenencia a esta organización, en la que entró en 1959, no le ha condicionado a la hora de ejercer su trabajo.
Joaquín Navarro Valls nació en Cartagena, Murcia, España, el 16 de noviembre de 1936, en el seno de una familia acomodada. Se doctoró en Medicina por la Universidad de Granada en 1961, en las especialidades de Psiquiatría y Psicología Social. En 1968 se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra.
Cuando Joseph Ratzinger fue elegido Papa, Navarro puso su cargo en sus manos, pero Benedicto XVI le mantuvo en el puesto, hasta ahora, 15 meses después.
Navarro dijo recientemente que Benedicto XVI conocía sus deseos de abandonar el puesto y que no tiene pensado nada para el futuro. "Cuando comencé este trabajo me impuse vivir al día y hoy estoy aún más convencido de que el mejor modo de preparar el futuro es precisamente vivir el presente", dijo Navarro.
Navarro acompañó al papa Wojtyla en todos sus viajes por el mundo y a Benedicto XVI en los que ha hecho hasta ahora.
Discreto y agradecido al Papa, Navarro dijo en su despedida que era consciente de la excepcionalidad de haber desempeñado este trabajo durante 22 años y que no es del todo consciente de la riqueza que ha recibido en este tiempo.
Navarro fue llamado por Juan Pablo II para ser su portavoz seis años después de ser elegido Pontífice. Era diciembre de 1984 y en aquellos días el hasta entonces corresponsal del diario madrileño 'ABC' tenía miedo de no estar a la altura de la petición papal.
Fundó la revista 'Diagonal' en Barcelona, fue corresponsal de las revistas 'Nuestro tiempo' y 'Revista de Medicina', y portavoz del Opus Dei. En 1977 fue nombrado corresponsal de 'ABC' en Italia y el Vaticano.
Ha escrito un centenar de libros y ha recibido numerosos premios periodísticos internacionales y varios doctorados 'Honoris causa' en universidades españolas, italianas y de otros países.
"Pero ¿cómo decir no a un Papa?, se preguntó Navarro, según contó años después, y aceptó el cargo. Desde entonces permaneció al lado de Karol Wojtyla, convirtiéndose en una de las personas de su mayor confianza.
Navarro sentía admiración y mucho cariño por Juan Pablo II. Siempre en público intentó guardar sus sentimientos, pero el uno de abril de 2005, un día antes de que muriera Wojtyla, cuando anunció que el estado de salud del Papa había empeorado, se le saltaron las lágrimas. Se le vio muy afectado y con la voz rota por la emoción dijo que la imagen que había visto en esas horas de Juan Pablo II no la había visto en los 26 años de pontificado.
Navarro cede el puesto a un jesuita, el italiano Federico Lombardi, hasta ahora director general de Radio Vaticano y del Centro Televisivo Vaticano, cargos que mantiene.
Le deja una Sala de Prensa que nada tiene que ver con aquella gris y vetusta de la que se hizo cargo. En estos años ha cambiado de manera radical la forma de informar del Vaticano, potenciando y modernizando la Oficina de Prensa, que canaliza la información sobre la actividad del Pontífice y de los dicasterios de la Curia Romana. Al mismo tiempo puso al día los sistemas de transmisión. Las viejas máquinas de escribir dejaron paso a los ordenadores, teléfonos por satélite y sistemas de conexiones a internet de vanguardia, como el rápido y sin cables wi-fi.
No sólo se dedicó a la parte 'técnica', ya que en estos años acompañó al Papa Wojtyla y al Papa Ratzinger en todos sus viajes por el mundo y fue la "voz" de la Santa Sede en importantes conferencias internacionales.
Entre estas últimas destacan la de Población y Desarrollo de El Cairo de 1994; la de la Mujer, en 1995 en Pekín, y la de Desarrollo Social, de 1995 en Copenhague.
Le tocó vivir los grandes acontecimientos del Pontificado de Juan Pablo II, entre los que recuerda especialmente la visita del que fuera líder soviético Mijaíl Gorbachov al Vaticano y los numerosos encuentros con la beata Madre Teresa de Calcuta, la monja que dedicó su vida a los más pobres entre los desheredados de la tierra.
Perfeccionista, trabajador incansable, Navarro se dedicó en cuerpo y alma a su trabajo.
En ocasiones ha contado que trabaja, prácticamente, las 24 horas del día, ya que cuando en Roma es de noche en Asia es de día y cuando en América es de día, en la Ciudad Eterna ya es de noche, y su teléfono está siempre sonando y está en contacto con todo el mundo.

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