El calvario de Roa Bastos: Condenaron a prisión a la mujer que lo cuidó en sus últimos días

Augusto Roa Bastos es el mayor escritor paraguayo de todos los tiempos. Su muerte en 2005 conmovió a la comunidad intelectual, pero hacía tiempo que Roa Bastos había muerto y nadie lo ayudaba a sobrevivir. El escritor estuvo preso en los últimos años de vida en su propia casa y fue víctima de todo tipo de maltratos.

Augusto Roa Bastos es un escritor único.  Es latinoamericano pero no se manifestó dentro del boom de la década del ´60.  Su estilo es único e inconfundible.  Quizá la única tendencia que compartió con sus colegas del continente fueron sus críticas hacia los dictadores que se vieron plasmadas en Yo el Supremo, basada en la vida de José Gaspar Rodríguez de Francia
Roa Bastos era bilingüe, hablaba el guaraní y el castellano.  Hijo de madre portuguesa, vivió en Guairá, en Paraguay, donde convivió con ambas lenguas.  Luego aprendería el inglés en su estadía que se prolongó un año en Inglaterra, donde comenzó a trabajar como periodista y donde llegó a entrevistar al general De Gaulle.

Roa Bastos fue un defensor de los derechos humanos-quizá muchos le critican que elogió a Fidel Castro con quien se abrazó en varias oportunidades- aunque siempre fue una voz dispuesta a alzarse en contra de todas las atrocidades cometidas por el hombre.

Sin embargo, el mayor escritor paraguayo de todos los tiempos no pudo alzarse en contra de los abusos que ocurrían en su propia casa.  Pero a más de un año de su muerto, se ha hecho justicia.
Cesarina Cabañas, quien fuera la cuidadora del escritor en sus últimos años de vida, fue  condenada a seis años de prisión por los cargos de robo y abandono de persona. Cabañas, junto al médico Alejandrino Maciel cuidaban a Roa Bastos supuestamente pero el anciano padeció durante años de todo tipo necesidades y maltratos.
No solo impedían que Roa Bastos tuviera contacto con el exterior, sino que no le daban de comer y no ventilaban ni limpiaban el lugar. Los hijos de Roa Bastos no le prestaron demasiada atención al escritor puesto que Cabañas, en particular, y el médico obraron a su antojo en la casa del intelectual.  Incluso aquella dupla le robó a Roa Bastos un maletín con US$26. 900.  Estos eran todos los ahorros del ganador del Premio Cervantes, un hombre que había donado dinero a distintas instituciones y que pensaba vivir sus últimos días con aquel dinero.
El escritor vivió muchos años en la Argentina, lugar que eligió en 1947 para exiliarse de la dictadura de Alfredo Stroessner.  Luego, con la llegada de la dictadura en la Argentina emigró a España, pero ni bien hubo vuelto la democracia a su país, se instaló allí, donde siempre quiso morir.

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