Con un giro a la derecha, Suecia golpea al Estado de Bienestar: Los socialdemócratas entregan el poder

En sólo tres años, Reinfeldt supo transformar al conservador Partido Moderado, que venía de sufrir un desastre electoral, y logró llevar de nuevo al poder a la centro-derecha, rompiendo con la hegemonía socialdemócrata desde 1994.

Tras las elecciones celebradas ayer en Suecia, y en una ajustada votación que sólo se decantó entrada la medianoche, se puso fin a doce años de gobiernos socialdemócratas, que entregaron su confianza al joven líder del centroderecha, Fredrik Reinfeldt, de 41 años.
Con un discurso moderado pero restrictivo respecto al actual Estado de bienestar y algunos ingredientes críticos sobre la escasa integración de los inmigrantes en la sociedad sueca ha tumbado al carismático Göran Persson.
Vale la pena recordar que los socialdemócratas han gobernado 65 de los últimos 74 años. 
En sólo tres años, Reinfeldt supo transformar al Partido Moderado (conservador), que venía de sufrir un desastre electoral, en la cabeza de una Alianza que, por primera vez en la historia, ha reunido a los cuatro partidos de centro-derecha en una coalición electoral y bajo un programa común.
En su intento por recuperar el poder, el futuro primer ministro tuvo que renunciar a exigencias tradicionales de su partido, como la bajada significativa de los impuestos, y abrazar con algunos matices el modelo de bienestar social para construir lo que él llama "Los nuevos moderados" o "El nuevo partido obrero de Suecia ".

Nacido en Oesterhanninge, a las afueras de Estocolmo, este licenciado en Economía ingresó a los 18 años en las Juventudes del Partido Moderado, a cuya presidencia accedió nueve después. Un año antes, en 1991, entró en el Parlamento, donde se convirtió en azote del Estado del Bienestar.
Tras la derrota electoral de 1994, Reinfeldt pasó a cuestionar abiertamente al ex primer ministro conservador Carl Bildt y a su equipo, como quedó plasmado en su libro "Nostalgitrippen" (El viaje nostálgico), lo que le valió una severa reprimenda y un ostracismo que se prolongó casi un lustro.
La elección de Bo Lundgren como líder del partido en 1999 le permitió recuperar protagonismo, más aún tras la debacle de 2002, que posibilitó su elección como líder del grupo parlamentario y de portavoz en temas económicos. La renuncia de Lundgren le dejó abierto el camino a la presidencia del Partido Moderado, donde tres años después su liderazgo es incuestionable.

Casado con Filippa, alcaldesa conservadora en Taeby, al norte de Estocolmo, Reinfeldt se labró una imagen de líder humilde, correcto, educado y que sabe escuchar, aunque algo frío e impersonal, según sus críticos.
Una de ellas, la socialdemócrata Mona Sahlin, ministra de Medio Ambiente, le puso el apodo de "El Jabón" por su habilidad para sortear las preguntas comprometidas.
Este amante de las tareas de casa y fanático del Djurgaarden, último campeón de la liga sueca de fútbol, centró sus críticas al gobierno socialdemócrata de Göran Persson en su agotamiento tras una década en el poder y en temas como el paro y la política de ayudas sociales.
Reinfeldt supo imponer un estilo sereno para salir airoso de los debates televisivos cara a cara con Persson, de 57 años, reconocido orador y más curtido en estos duelos.
Ahora, el futuro primer ministro afronta el reto de mantener unida a una coalición que ha superado diferencias aparentemente insalvables con el propósito de lograr el triunfo electoral frente a un Partido Socialdemócrata que prometió una oposición dura.

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