Explotó la FIFA: Los clubes le exigen una indemnización de US$ 1.000 millones por prestarles sus jugadores para Alemania 2006

Tal como lo había anticipado la revista EDICIÓN i la semana pasada, y ayer brindó más información U24, el llamado 'caso Oulmers' ha estallado en las manos de la FIFA. La denuncia de un club belga se ha convertido en una demanda multimillonaria del G-14, la organización que agrupa a los 18 equipos más ricos del mundo. Exigen 860,4 millones de euros (US$ 1.040.137.856) en compensación por las lesiones sufridas por los jugadores de sus clubs en los últimos 10 años durante competiciones internacionales. El caso puede sentar un procedente como el del jugador Jean-Marc Bosman en 1995. De momento, ambos casos comparten abogado, el belga Jean Louis Dupont. En verdad, el G-14 se encuentra solicitando que la FIFA, que monta su show en base a selecciones nacionales integradas por los jugadores más destacados del G-14, comparta el negocio.

El Tribunal de Comercio de Charleroi, una pequeña ciudad al sur de Bruselas, celebró la primera audiencia sobre el caso de Abdelmajid Oulmers, jugador marroquí del Sporting de Charleroi, que sufrió una lesión en noviembre de 2004 durante un partido entre los seleccionados de Marruecos y Burkina Faso.

Sporting había aceptado prestar a Oulmers a la selección de Marruecos, tal como hacen otros equipos con otros seleccionados, por una modalidad de FIFA, que no acepta compartir con los clubes sus utilidades por este concepto.

El abogado del Charleroi, Jean-Pierre Deprez, repasó las consecuencias de esa lesión. Oulmers estuvo sin jugar durante 9 meses, el club aceptó renovarle el contrato pero el jugador no ha vuelto a jugar en el nivel de antes.

La ausencia de Oulmers arruinó las posibilidades del club de ganar la pasada liga belga, argumentó su abogado. "No tiene sentido que se niegue una compensación", dijo Deprez, ante el tribunal.

La acusación recordó que en el pasado intentó lograr una compensación por la vía amistosa con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), sin éxito. El abogado defendió la competencia de este tribunal para el caso, que se refiere, dijo, a las "empresas de espectáculos públicos" como es el caso de la Copa del Mundo organizada por la FIFA. El reclamo provisional del equipo belga se limita a 615.000 euros (US$ 743.596,88), sobre unos daños totales valorados en 2 millones de euros (US$ 2.417.999,50).

No es nada en comparación con lo que el G-14 reclama -860.400.000 euros, ó US$ 1.040.137.856- como parte civil en la demanda belga. La compensación se refiere a los daños sufridos por los jugadores cedidos durante la última década. El abogado del G-14, que también ha asesorado al Charleroi, es Jean-Louis Dupont, famoso por el caso Bosman. Esta cifra incluye "el costo de haber puesto jugadores a disposición (de selecciones nacionales) y de no haber podido contar con ellos a causa de lesiones sufridas en sus selecciones nacionales", explicó ayer el abogado.

Dupont declaró que la pretensión de la FIFA de reclamar el préstamo gratuito de jugadores tenía un carácter "obligatorio y unilateral", antes de recordar algunas cifras, como los 2.500 millones de euros (US$ 3.021 millones) de beneficios que va a generar el Mundial de Alemania.

"Ni un solo euro de esos ingresos revertirá en los equipos, que son los que facilitan el ingrediente indispensables para tal espectáculo planetario: los jugadores, empleados de los clubs", dijo él.

Esta obligación de ceder gratuitamente a los jugadores a un organismo que se lucra a su costa es "un abuso de posición dominante" de acuerdo al derecho europeo, según Dupont.

El reglamento actual de la FIFA obliga a los equipos, incluso contra su voluntad, a liberar a un jugador internacional sin derecho a indemnizaciones económicas y haciéndose cargo de sus seguros. Los equipos se sienten doblemente penalizados: además de perder un jugador, deben continuar pagando su sueldo y su recuperación en caso de lesión.

El G-14 es consciente de la relevancia del caso: "Si el tribunal falla a favor del Charleroi, los beneficios serán para todos los clubes, no sólo para el G-14", declaró ayer un portavoz del grupo. "La FIFA tiene el músculo financiero para reunir fondos en un seguro que cubra a los jugadores cuando disputen compromisos internacionales", declaró a los micrófonos de la BBC.

Tras la intervención de Dupont, la FIFA pidió la suspensión del proceso, petición desestimada por el juez del caso, Jean-Philippe Lebeau.

Sin éxito, la defensa de la FIFA denunció la incompetencia del tribunal y se refirieron a la especificidad del mundo del deporte.

La organización dice que la responsabilidad económica depende de las federaciones nacionales, ya que obtienen el 75% de los beneficios de las competiciones.

Ahora, la FIFA rechazó el argumento de que la posición final del Charleroi en el torneo belga -llegó en 5ta. posición- se relacione con la ausencia de Oulmers. Los contactos entre los emisarios de la FIFA y el presidente del Charleroi, Abbas Bayat, de origen iraní, se mantuvieron hasta el viernes de la semana pasada, pero no fue posible alcanzar un acuerdo. "Hubo presiones y amenazas por parte de la FIFA", aseguró ayer Deprez. Los portavoces de la FIFA lo rechazan.

El caso pone de relevancia el malestar en el mundo del fútbol, en particular entre los grandes clubs, por la situación de impotencia en que se encuentran cuando la FIFA reclama a uno sus jugadores internacionales y se produce una lesión, ya que el equipo afectado no puede reclamar indemnizaciones. Tras esta primera vista, está previsto que el tribunal delibere durante varias semanas antes de emitir su veredicto, para lo que no se descarta que pida asesoría al Tribunal de Justicia de la UE, con sede en Luxemburgo

A continuación, la nota que publicó la revista EDICIÓN i en su N°98:

Sr. Dinero

El primer presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) fue el francés Robert Guérin, entre 1904 y 1906. Le sucedió el inglés Daniel Burley Woolfall, hasta 1918. Entre 1921 y 1954 presidió el francés Jules Rimet, presidente honorario desde 1954, cuando asumió por un año el belga Rodolphe William Seeldrayers, y más tarde el inglés Arthur Drewry hasta 1961.

Entonces comenzó la larga presidencia de otro británico, sir Stanley Rous, hasta 1974, luego presidente honorario. Su heredero fue Joao Havelange, hasta 1998, cuando lo reemplazó Joseph Blatter.

El 10 de marzo, Blatter cumplió 70 años, de los cuales 30 han sido trabajando en FIFA, en días de grandes cambios en el negocio del fútbol profesional. La FIFA creció de una organización de 126 federaciones asociadas, a 207.

En 1975, Blatter fue contratado por el brasileño João Havelange como director de Programas de Desarrollo, pero en 1981 lo convirtió en secretario general y en 1998 en presidente, reelegido en 2002, y deberá renovar su mandato en 2007. Para evitar escándalos anteriores, esta vez se elegirá el presidente de FIFA un año después de Alemania 2006, o sea que Blatter tendrá su primer Mundial tranquilo, aunque ya dijo que si se siente con fuerzas quiere estar otro período al frente de la federación.

En 1998, Blatter le ganó al presidente de la UEFA (Unión Europea de Fútbol Asociado), el sueco Lennart Johannson, gracias al voto de las pequeñas Federaciones de África. Europa eligió a Johansson, excepto Francia porque ya se sabe que los franceses son excéntricos, e Inglaterra porque creyó que le darían el Mundial 2006. Al día siguiente de la elección apareció la primera acusación de corrupción, entre muchas que se sucedieron. Blatter había enviado 20 cartas conteniendo US$ 50.000 para cada uno de los delegados africanos que, casualmente, eran los que lo votaron.

Blatter explicó que eran pagos acordados previamente para "algunas Federaciones en situación financiera difícil".

En 2002, la situación fue más complicada porque había una durísima denuncia de malversación de recursos por la quiebra estrepitosa del grupo ISL/ISMM, protegido por la FIFA. El vaciamiento y quiebra fraudulenta de ISL sin embargo fue controlado por Blatter porque su rival fue el camerunés Issa Haytour. El fútbol africano es muy joven para presidir la FIFA.

¿Por qué la gran mayoría de los delegados, incluidos muchos del continente de Hayatou, votaría por Blatter, acusado por sus rivales de haber causado a la Fifa un daño de US$ 115,6 millones en la quiebra de ISL, y haber comprado votos en la elección de 1998, además de enfrentar una denuncia por corrupción en un tribunal de Zurich, que fundamentó con precisión quien hasta entonces era su secretario general, Michel Zen Ruffinen?

Ruffinen dijo que Blatter tenía negocios con Jack Warner, presidente de la Confederación Centroamericana, Norteamericana y del Caribe (Concacaf), y por eso le había otorgado los derechos regionales de televisión de tres campeonatos mundiales por la suma simbólica de un dólar en cada ocasión, y haber pasado por alto casi US$ 10 millones que la agrupación regional debía entregar a FIFA.

Siempre se sostuvo que Ruffinen desnudó qué ocurría en la FIFA porque Blatter le había quitado sus funciones financieras a favor de Grondona.

Ruffinen dijo que Blatter quería sobornar al árbitro africano Lucien Bouchardeau para desacreditar al dirigente somalí Farah Addo, quien afirmó haber recibido una oferta de dinero para votar por Blatter en 1998. Blatter negó la compra de votos. Explicó que su pago de US$ 100.000 al presidente de la Federación Rusa de fútbol, Viacheslav Koloskov, fue por gastos del comité ejecutivo entre 1998 y 2000, cuando Koloskov no era miembro del comité pero realizaba funciones oficiales.

Y haberle dado US$ 25.000 al árbitro Lucien Bouchardeau, de Níger, pero que ese era dinero personal y que lo entregó porque Bouchardeau estaba en dificultades después de ser excluido de arbitrar en África.

Lennart Johansson, presidente de la UEFA, explicó: "Hay 204 países miembros en la FIFA y ¿a cuántos de ellos les preocupa realmente quién es el presidente? A países pequeños de Asia y Africa no les importa, ¿qué puede importarle por ejemplo a Nepal? Lo que les importa es conseguir el dinero que les han prometido, su US$ 1 millón en cuatro años. Ellos no quieren romper la calma.

Nosotros en Europa sentimos muy diferente, pero para centenares de países pequeños, mientras consigan su dinero de la FIFA, están felices". El 29 de mayo de 2002 en Seúl se reeligió a Joseph S. Blatter para un segundo mandato.

La reelección

El presidente de FIFA cumple un mandato cuadrienal y es elegido por las asociaciones con derecho de voto representadas en el Congreso. El presidente es el representante legal de la Federación, preside el Congreso, el Comité Ejecutivo y el de Urgencia, y otras comisiones. Posee un voto ordinario, aunque puede ser decisorio en caso de igualdad de votos.

Para la reelección de 2006, Blatter quiere el voto latinoamericano que le proporcionará Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. Para confirmar el apoyo, Blatter anunció que el Mundial de 2014 será en Latinoamérica (el de 2010 será en Sudáfrica, como compensación por el apoyo de los africanos a Blatter en 1998). Cuando ocurrió el Mundial Sub-20, en Holanda, Blatter especuló con la posibilidad de que Chile y la Argentina postularan a una organización en conjunto, tal como hicieron Corea del Sur y Japón en 2002.

Si bien México organizó los mundiales de 1970 y 1986, Uruguay solamente organizó el de 1930, Brasil el de 1950, Chile el de 1962 y Argentina el de 1978. Brasil es pentacampeón del mundo pero México nunca ganó nada. En definitiva es una expresión del poder de Televisa en la FIFA, que a menudo no refleja la realidad del fútbol sino de los negocios vinculados al fútbol.

Antes, Blatter deberá ganar o perder en su gran ambición de reducir a un máximo de 16 equipos las ligas profesionales de fútbol. Según él, esto permitirá que los jugadores tengan más tiempo de recuperación y haya un equilibrio entre los intereses de los clubes y las selecciones nacionales. Porque el gran problema hoy día en la estructura del fútbol profesional global es el conflicto entre los clubes y las federaciones nacionales / FIFA.

Las federaciones nacionales y la FIFA ganan con las competencias de selecciones pero a los clubes les resulta un perjuicio contratar a jugadores cada vez más caros para luego cederlos a las selecciones nacionales. Han abundado las amenazas de rebelión contra la FIFA de parte de los clubes importantes (el llamado G-14, que hoy día son más de 14 clubes). Inclusive algunos de ellos en Europa amenazaron con crear su propia competición, en un abierto desafío a Blatter.

Un tribunal de Bélgica deberá resolver acerca de una demanda comercial presentada por el club Charleroi, de la liga profesional belga, con el aval del G-14 (Juventus, AC Milan, Internazionale de Milan, Manchester United, Arsenal, Liverpool, Bayern de Múnich, Borussia Dortmund, Bayer Leverkusen, Barcelona, Real Madrid, Valencia, PSG, Olympique de Marsella, Olympique de Lyon, Ajax, PSV Eindhoven, FC Oporto), para que la selección de Bélgica le pague al Charleroi cada vez que le cede un jugador, porque hoy los clubes contratan a los jugadores sin retribución alguna de las selecciones.

Decir que "es una locura que haya jugadores ganando entre 8 y 11 millones de euros", o "si no hacemos nada el dinero puede asfixiar al fútbol", o incluso, pasándose de la raya.

En cambio Latinoamérica es más sumisa. Más corrupta y más ‘amigable’.

El director del G-14, Thomas Kurth, explicó: "No se trata de que los clubes esperan que los países paguen los salarios de los jugadores. Se trata del hecho que los jugadores aparecen en torneos internacionales, que generan una larga cantidad de beneficios, y los clubes no reciben nada".

Según él, los futbolistas juegan durante una temporada un 80% por el club y un 20% por su selección. "Y la FIFA y la UEFA pagan 0% del dinero que logran con ese mecanismo".

Según la FIFA, la presencia de los jugadores en los mundiales y torneos internacionales aumenta su cotización, lo que permite a los clubes venderlos más caros. Pero no considera que, entonces, los clubes deben pagarles más dinero cuando los contratan. Los del G-14 dicen, con razón, que la compra-venta de derechos federativos de jugadores no es su principal actividad. Por lo tanto, los beneficios que menciona la FIFA son intangibles para ellos.

Blatter se enojó y como todo argumento dijo: "Necesitamos a los grandes clubes, pero ellos deben de tener un poco de respeto por las autoridades".

Luego se defendió explicando que, bajo las leyes suizas, la FIFA es una asociación "sin fines de lucro" a diferencia de los "clubes multimillonarios" que "tienen que maximizar sus ingresos".

Y les aconsejó que dirijan sus demandas a las asociaciones que son las que reciben la mayor parte de los beneficios y son las responsables de seleccionar a los jugadores.

Recientemente, Blatter le anticipó al diario alemán ‘Bild’: "El ideal sería tener 16 equipos en cada liga. En el congreso de 2007 deberá hablarse de ello, porque a largo plazo ni el mercado ni los jugadores soportan tanto fútbol". Según él, existe una saturación de fútbol, pero en verdad está intentando proteger el negocio de la FIFA.

Las ligas española, italiana, inglesa y francesa tienen 20 clubes cada una, y la alemana tiene 18 equipos. Por ejemplo, la argentina tiene 20 clubes.

Blatter también se consideró partidario de un sistema solidario en las ligas para repartir los ingresos por derechos de televisión, tal como Julio Grondona impuso en la Argentina. En ese sistema, Grondona impone más su arbitrariedad porque todos los clubes son más o menos iguales. Pero también es verdad que un Olimpo vs. Boca Juniors, con ‘pay-per-view’ cobrado por Olimpo en Bahía Blanca, probablemente le dejaría más dinero que la estructura de ingresos que hoy debe compartir con AFA, Torneos y Competencias y Grupo Clarín.

Blatter se queja que las ligas pierdan participación a manos de los equipos poderosos.

Blatter se quejó y habló de capitalismo ‘salvaje’, representantes deshonestos y dueños de clubes avariciosos, "que sólo piensan en sus propios ingresos". Muy ridículo en boca de Blatter, quien conduce una entidad que básicamente apunta a obtener más dinero. En verdad, Blatter comprende que la estructura actual está temblando y el negocio, tal como lo concibieron Havelange, Carlos Lacoste / Julio Grondona, y otros, peligra. Si la FIFA tuviese que compartir sus ingresos de cada mundial con los clubes que le prestan sus jugadores, para Blatter resultaría un desastre porque el negocio de FIFA está montado sobre la base de que los costos los pagan los clubes y los jugadores.

Blatter también propuso que los equipos puedan gastar sólo el dinero que tienen, y no recurrir a deudas para contratar a sus estrellas. Blatter opinó que, cuando esto no se cumpla, la FIFA debe intervenir. Esto supone violar la realidad de que los clubes y las asociaciones de fútbol de cada país son autónomas y debería funcionar bajo el consenso de quienes forman parte de cada una de ellas, no bajo las imposiciones de un ente regulador.

Ésta es la pelea de fondo en la estructura del fútbol-negocio global.

Solidaridad

El otro gran objetivo de Blatter es aprovechar el ‘boom’ económico que tienen los países de Asia. Él afirma que la FIFA debe lograr participar de la bonanza. Blatter observa que Real Madrid, Juventus y Manchester United venden millones de euros en merchandising, y se pregunta cómo hacer para que la FIFA gane algo.

Por esto inventó el llamado ‘Campeonato Mundial de Clubes de la FIFA’, que tuvo su primera serie en el año 2005 y ganó Sao Paulo, de Brasil.

En mayo de 2005 ocurrió un abierto desafío del G-14 a través del presidente del Bayern Munich, Karl-Heinze Rummenigge: "Ningún club del F14 participará en el Mundialito; nuestra decisión es definitiva, porque creemos que las actuales competiciones son más que suficientes y no queremos abarrotar el calendario de nuevos compromisos".

Los clubes exigieron cobrar compensación por el uso de sus jugadores en los seleccionados nacionales. Blatter tuvo que negociar con Uefa para darle respuesta al G-14 y se pudo jugar en Tokio, Japón.

Más recientemente, Blatter aconsejó a los clubes europeos para que envíen a algunos de sus jugadores a Asia, para ayudar al despegue del fútbol asiático.

Blatter no está dispuesto a recompensar a los clubes por ello. Su planteo es el siguiente: que los clubes envían a sus jugadores de reserva a los diferentes campeonatos nacionales de Asia, para mantenerlos competitivos y ayudar a mejorar el nivel del fútbol de esos países.

"En los campeonatos europeos, los clubes tienen muchos jugadores y deberían permitir a algunos descubrir nuevos horizontes dónde puedan jugar y ganarse la vida honradamente", declaró. Y agregó: "Miren al club Milan. Tiene cerca de 45 jugadores y sólo utiliza a 30 cada temporada. ¿Por qué no darle una oportunidad a esos 15? ¿Cómo va a sentirse satisfecho un jugador por estar en el banco de suplentes y jugar solamente cuatro o cinco partidos en la temporada?"

Y otra vez habló de solidaridad, ahora interplanetaria.

De todos modos, Blatter no es la única opinión que hay en la Federación. Aún se recuerda las burlas que recibió cuando propuso ensanchar los arcos. Pero durante su mandato, la FIFA nunca tuvo déficit financiero. La FIFA ingresará, solamente con el Mundial 2006, 1.820 millones de euros (US$ 2.185 millones).

El especialista

Joseph Sepp Blatter nació el 10 de marzo de 1936 en la localidad suiza Visp, y su lengua materna es el alemán, aunque luego aprendió francés, inglés, y algo de español e italiano.

Blatter estudió Derecho en la Universidad de Lausana, y más tarde se graduó en Economía y en Administración de Empresas.
Blatter comenzó su carrera profesional como Jefe de Relaciones Públicas de la Oficina de Turismo del Cantón de Valais, Suiza. En 1964 asumió como secretario general de la Federación Suiza de Hockey sobre hielo y más tarde se dedicó a las actividades periodísticas y de relaciones públicas en el negocio del deporte.

Desde 1956 es socio de la Asociación Suiza de Periodistas Deportivos, y en 1970 se involucró en la dirección del club Neuchâtel Xamax.

Como director de Relaciones Públicas y Deporte de la empresa de relojería Longines S.A. participó en el cronometraje y la organización de los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976, ingreso a la organización deportiva internacional. Entonces fue cuando lo conoció Havelange, y le ofreció trabajar con él.

Havelange le encargó ejecutar los planes de diversas competiciones y programas de capacitación que derivaron en los campeonatos mundiales Sub-17 y Sub-20, y en los campeonatos mundiales de fútbol femenino y de fútbol de salón (futsal), competiciones hoy importantes para las actividades internacionales de la FIFA.

En 1981, el Comité Ejecutivo nombró secretario general al políglota Blatter, y en 1990 le concedió los poderes de Director Ejecutivo (CEO).

Joseph S. Blatter fue elegido octavo Presidente de la FIFA el 8 de junio de 1998, sucediendo en el cargo al Dr. João Havelange (Brasil). Su victoria, en el 51° Congreso de la Federación Internacional en París, el 8 de junio de 1998, garantizó que un tecnócrata, que nunca presidió una federación nacional, alcanzara la conducción de la FIFA.

¿Luego del Mundial reelegirán a Blatter o llegó el momento de un ex jugador profesional al frente de FIFA? Si esto fuese posible, hay dos candidatos: Michel Platini y Franz Beckenbauer. Ambos estuvieron entre los muy selectos invitados a la fiesta privada de los 70 años de Blatter.

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