Los archivos microfilmados fueron retirados, y en algunos casos destruidos, a fines del gobierno del Proceso de Reorganización Nacional, por lo que el anuncio de apertura de archivos que realizó la ministro Nilda Garré resulta demagógico pero nada efectivo.
Los archivos no destruidos fueron vendidos por personal militar entre 1987 y 1990; en 1989 le fueron ofertados al flamante presidente Carlos Menem una copia parcial de los microfilmes pero éste no autorizó la adquisición.
Quienes tuvieron acceso a los microfilmes afirman que lo más dramático eran los relatos manuscritos que un centenar de presos políticos fueron obligados a escribir, confesando sus supuestos delitos, antes de su 'deposición final', tal como afirma el sello al pie de cada uno de sus relatos.
'Deposición final' equivalía a ejecución; o sea que esa persona pasaba a ser un detenido-desaparecido. De todos modos, no hay constancia de que las fuerzas armadas y de seguridad hayan eliminado a 30.000 personas; las estimaciones más serias que emergían de esa documentación daba cuenta de entre 6.300 y 8.000 personas que incluía a terroristas (porque alguna vez hay que tener en cuenta, también, que muchos de los detenidos-desaparecidos, no todos pero sí muchos, eran terroristas no "jóvenes idealistas", tal como afirma un material distribuido por el Ministerio de Educación en las escuelas primarias), allegados, amigos y familiares directos.
Por supuesto que es un número importante, y aún cuando hubiese sido 1 sola persona, de todos modos era muy grave la utilización de métodos terroristas desde el Estado para la supuesta defensa de la ley y la justicia.
¿Por qué la ministro Nilda Garré afirma que abre los archivos de las Fuerzas Armadas? Sin duda es una decisión demagógica; al menos es preferible imaginar esto antes que descubrir que la ministro es una ignorante.
Antes que la ministro disponga esa apertura de archivos, durante años el entonces jefe del Ejército, Martín Balza, hoy embajador en Colombia, también buscó indicios con los cuales culpar a sus camaradas de armas para manteners al frente de la institución castrense. Éste es el motivo por el que Balza es tan odiado y despreciado al punto de no poder ingresar al Círculo Militar.
Pero Balza no pudo encontrar los famosos archivos sencillamente porque no estaban ya en poder del Ejército. Si el Ejército no puede garantizar la seguridad de los arsenales, tampoco podría impedir la desaparición de esos archivos.
En cuanto a la Armada, el eje de la antiinsurgencia fue el trágico Grupo de Tareas 3.3.2, que funcionaba en la Escuela de Mecánica, y cuando fue desarticulado también desaparecieron sus archivos.
Sin embargo, Garré tiene aseguradas las portadas de los diarios mañana jueves. ¿Para qué sirve? Para nada pero es como todo este tema paliolítico en el que se empeñan algunos argentinos.
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