Con Lingeri-Ben-De Vido-López en AySA, habrá que hacer stock de agua mineral

¿Quién es este Carlos Ben, abogado de sindicalistas y amigo de los franceses de Suez hasta que saltó al 'kirchnerismo'? Antes que nada, no es el 'otro Carlos Ben', el que produce TV y antes fue hombre de Eduardo Duhalde. Luego, este Ben y sus amigos reivindican el supuesto éxito del Correo estatal, tontería que no resiste análisis porque el Correo estatal ni siquiera paga impuestos como las empresas privadas. Importante que lo comprenda Mario Wainfeld: a José Francisco López nadie le compraría un auto usado. Pero el tema de la flamante AySA es más profundo.

"(...) Kirchner se ha mostrado estos días como lo que es: un hombre en su salsa, jugando el juego que más le gusta, el de la confrontación permanente. Observadores y analistas políticos suelen reflejar ese estado químico del mandatario con buenas dosis de realidad: a Kirchner no le ha ido mal con esa actitud de concentrar poder a costa de embestir contra todo y contra todos. Las encuestas, aun las que no paga la Casa Rosada, reflejan en cierta manera la aceptación de la sociedad a la gestión de un presidente que, por citar un solo ejemplo, pelea por el precio del kilo de carne que tienen derecho a consumir los más necesitados. Verdad o simple demagogia, esas posturas suelen arrancar comentarios de sus principales colaboradores que rebozan pragmatismo: "Si así le va bien, ¿por qué va a cambiar?".

Pasó con la decisión de recuperar Aguas Argentinas y ponerla bajo el control del Estado. El presidente obró a sabiendas de que el portazo a la francesa Suez elevaría sin remedio el nivel de tensión en sus relaciones con el gobierno de Jacques Chirac. Fue más allá y dijo en público que no estaba dispuesto a mirar para otro lado en la cuestión del deficiente servicio que venía prestando esa concesionaria para agradar a Chirac y convencerlo de revisar su decisión de no pisar suelo argentino en abril, cuando venga de gira a la región. No hay un ápice de improvisación en el periplo del mandatario galo, que estará en Brasil, Uruguay y Chile.

No importan en la Casa Rosada algunas otras consideraciones, como que, con la ruptura con Suez, el país se ha comprado un juicio en los tribunales internacionales por US$ 1.700 millones. O que el desaliento a las inversiones extranjeras por incumplimiento de contratos y grave amenaza a la seguridad jurídica desaliente, tal vez por mucho tiempo, a otros potenciales inversores que pudiesen mirar esta parte del planeta para hacer florecer sus dividendos.

No caben esos análisis en los arrestos estatistas del presidente y de Julio de Vido, hoy convertido en su ministro más poderoso, por la monumental caja de fondos para obras públicas que maneja. El titular de Planificación ya había ganado esa batalla en tiempos de Roberto Lavagna, quien resistía la posible reestatización de Aguas Argentinas por aquellas y muchas otras razones que esgrimía como contrarias a la imagen del país en el exterior. De Vido y el mismo Kirchner suelen levantar como bandera de su postura el éxito del Correo Argentino, que el Estado recuperó y, según sus propios números, convirtió en una empresa rentable. Hoy, nadie piensa seriamente en el gobierno en devolver el Correo a manos privadas. Lo mismo podría ocurrir con Aguas si avanza el entendimiento entre De Vido y el sindicato que conduce José Luis Lingieri. "Lo haremos con cualquier otra privatizada que no cumpla con lo que reclamamos, que es eficiencia en el servicio y atención de excelencia al usuario", remarcan en las oficinas del ministro. (...)"

Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:

"(...) Kirchner no volverá a visitar París mientras Chirac gobierne en Francia, ni Chirac vendrá a la Argentina mientras Kirchner esté en la Casa Rosada. Tampoco habrá un viaje oficial del presidente argentino a Madrid en los próximos tiempos, como se había proyectado. No se trata sólo de la decisión de Kirchner de rescindir el contrato de Aguas Argentinas, en manos de empresarios franceses y españoles, sino de una percepción más profunda sobre un probable giro en la política argentina.

El cambio consistiría en un gobierno con la convicción de un Estado omnipresente en la economía y con una clara tendencia a subsidiar las tarifas de los servicios públicos. Los sectores pudientes y la clase media terminan pagando el mismo precio que los sectores pobres por los servicios esenciales. Esa política requiere del Estado, porque no hay empresarios privados que puedan sostenerla.

(...) Hubo un par de gestiones de empresarios privados para hacerse cargo de Aguas. El más serio fue el fondo de inversión Fintech, integrado en parte por el millonario mexicano Carlos Slim, que llegó a un preacuerdo con los franceses y españoles. Pero chocó con el mismo problema de los viejos concesionarios: el gobierno se negó a darle un plan para las tarifas. Los inversores se retiraron.

También hubo un intento del empresario argentino Eduardo Eurnekian, pero éste sólo sirvió para distraer a los empresarios extranjeros mientras el gobierno argentino armaba la nueva empresa estatal. Sirvió, al mismo tiempo, para tomar la temperatura de cada uno de los empresarios: los españoles estaban peor que los franceses.

'Estoy cansado de escuchar palabras de argentinos. Quiero una propuesta concreta. No voy a perder más tiempo', estalló en París, por videoconferencia desde Barcelona, un ejecutivo catalán de Aguas de Barcelona.

(...) La Caixa le anticipó ya al gobierno español que no piensa arriesgar un solo dólar más en la Argentina; hace un año y medio, ese banco proyectaba desembarcar fuertemente aquí. La Caixa tiene, además, acciones en casi todas las empresas españolas con inversiones en la Argentina.

Las contradicciones son notables. Chirac le pidió a Kirchner un buen final para Aguas, sea cual fuere, en la última reunión que tuvieron. Kirchner nunca entendió ese mensaje, hasta que en noviembre descubrió que la relación con Francia estaba muy mal. Decidió enviar allí, como embajador, al ex canciller Rafael Bielsa, pero éste aceptó y rechazó la oferta en apenas 24 horas.

El embajador que estaba, Archibaldo Lanús, un experimentado diplomático con 10 años en París, debió hacer las maletas. El embajador designado, Eric Calcagno, no llegó nunca a París. El conflicto sorprendió a la Argentina sin embajador en Francia (...)".

Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:

"(...) La empresa francesa tiene una visión menos dramática. Pero hubo otras cuestiones en esta historia imposibles de conciliar. Suez adujo que nuevas inversiones eran imposibles por falta de rentabilidad. El Gobierno opina lo contrario y exhibe un superávit empresario anual de 144 millones de pesos. Suez centró la renovación del contrato en el aumento de tarifas y la estatización de una deuda contraída con organismos internacionales. Kirchner no quiso antes aumentos de tarifas por las elecciones de octubre y no las quiere ahora porque está enfrascado en la batalla contra la inflación.

El conflicto no es la rescisión sino la manera en cómo se hizo. El Gobierno explica que desde enero venía trabajando en la reestatización con expertos que, incluso, no son de su madera. Entre ellos el constitucionalista Héctor Masnatta. Ese es otro interrogante: ¿Será posible un Estado eficiente y honesto en la administración y oferta de un servicio tan sensible? El epílogo abrupto dejó heridas abiertas y la Argentina se verá forzada a enfrentar juicios millonarios en tribunales internacionales.

También está el temblor que con seguridad recorrerá la política. El Gobierno lo presume: en estos días De Vido hará una reunión con las principales empresas francesas radicadas aquí para ratificarles que con ellas todo marcha bien. Vuelven las sospechas sobre la seguridad jurídica en el país y volvieron las quejas del poder francés. Kirchner hizo alusiones sobre Jacques Chirac que nunca debió hacer. El mismo lo había calificado de estadista cuando lo visitó en París. La ausencia del premier en Buenos Aires durante su excursión latinoamericana es una decisión anterior al conflicto con Suez (...)".

Mario Wainfeld en el diario Página/12:

"A su modo, la empresa francesa propició el desenlace. "Desde el fin de la convertibilidad se dedicaron a preparar su salida y el juicio ante el Ciadi", estigmatiza un funcionario protagónico en la reestatización, y no parece pifiarla mucho. De modo quizás involuntario, la concesionaria terminó de cavar su propia fosa en la opinión pública. (...)

El Gobierno, de cualquier modo, tomó la decisión apresuradamente, a su manera. Llegó a ese punto tras haber explorado sin éxito otras opciones, privadas o públicas. Aguas de Barcelona no quiso. Fue el tiempo de Eduardo Eurnekian "no tanto porque sea bueno sino porque es argentino", explican en una oficina high de Infraestructura para luego aclarar que no se trata de chauvinismo sino que "está a la vuelta de la esquina y si mete la pata lo podemos agarrar". Algo se avanzó con un posible socio dotado de tan endebles credenciales, incluida su promesa de no tocar tarifas residenciales por dos años, pero la operatoria cayó, desconociéndose las razones precisas y, aun, si el corte es definitivo.

También se exploró la hipótesis de un ente mixto entre Nación, Provincia de Buenos Aires y Capital. Pero Felipe Solá concluyó que su provincia no tiene cuadros técnicos aptos para garantizar un nuevo emprendimiento de ese nivel, amén de que era muy dudoso que la legislación y la Constitución bonaerense lo permitieran.

(...) José Luis Lingeri, un converso de los tantos que tiene el movimiento obrero argentino, fue una de las estrellas de la revisión de lo que él mismo facilitó hace poquitos años. El hecho da cuenta del peso real que viene adquiriendo la cúpula cegetista en el esquema de poder del Gobierno. (...) "La empresa tiene 28 directores y más de 300 cuadros gerenciales, es imposible tomarla y no contar con el apoyo del sindicato", resumen.

No se trata, se empacan, de darle un cheque en blanco a Lingieri o al presidente de Aysa, Carlos Ben (...) que debe reportarse paso a paso con el secretario de Obras Públicas José Francisco López. (...)

El jueves se anunciarán inversiones millonarias. Y, comentan en Palacio, tal vez las nuevas aguas rieguen un nuevo trato con Jorge Telerman. Ocurre que en Gobierno piensan que Capital se ha sobrebeneficiado con el actual servicio y que quizá sea hora de un "gesto solidario" de los porteños para facilitar que en el conurbano tengan más pronto agua potable. "De Vido ya habló con Jorge, quien debería recoger el guante." De momento, no se sabe en qué consiste el guante... pero, si existe, dará que hablar (...)".

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