El as en la manga de Berlusconi está en los impuestos

En definitiva es el bolsillo de la gente el tema central debate que concentra la atención de los italianos durante el último tramo de la campaña para las elecciones italianas que se celebrarán entre el próximo 9 y 10 de abril, después de que el primer ministro, Silvio Berlusconi, anunciara por sorpresa que abolirá uno de los impuesto más impopulares del país. Todo un golpe de efecto.

Fue el golpe de efecto con el que el jefe del Ejecutivo cerró anoche su último duelo televisivo con Romano Prodi, quien, ya fuera de la pantalla, advirtió de que la promesa de Berlusconi provocaría "el cierre de todos los ayuntamientos".
El debate entre ambos candidatos, el último cara a cara antes de las elecciones, terminó con un sustancial "empate técnico", según coincide buena parte de la prensa italiana, que destaca el "golpe" inesperado de Berlusconi al anunciar el recorte fiscal en el último momento y sin dar posibilidad de réplica a Prodi.
El impuesto al que se refirió Silvio Berlusconi es el de bienes inmuebles (ICI), creado en 1993 para lograr fondos destinados directamente a los cerca de 8.000 ayuntamientos existentes en Italia, que gracias a esta tasa ingresan unos 10.000 millones de euros anuales.
El ICI lo deben pagar los propietarios y se refiere a la primera y segunda vivienda, además de a locales y terrenos urbanizables, y el primer ministro aseguró anoche que abolirá el referido a la primera vivienda, que representa unos 2.300 millones de euros al año.
El anuncio tomó sin duda por desprevenido no sólo a Prodi, sino también a algunos de los aliados del primer ministro, como el dirigente de la Liga Norte Roberto Calderoli, titular de Justicia, que señaló que fue "una sorpresa. No se qué cálculos ha hecho", admitió.
En consecuencia la centroizquierda consideró de "irrealizable" la promesa, que el líder de la centrista Margarita, Francesco Rutelli, definió como "la bancarrota de los ayuntamientos, un movimiento desesperado, un anuncio cómico".
En la misma línea se expresó el secretario general de Demócratas de Izquierda (DS), Piero Fassino, que advirtió de que acabar con el ICI significará reducir los servicios sociales y tachó a Berlusconi de irresponsable.
Desde la coalición gobernante aplaudieron la iniciativa del primer ministro, que para el presidente del Senado, Marcello Pera, de Forza Italia, fue "un compromiso preciso, exactamente como se debe hacer en una campaña electoral".
Además de la cuestión fiscal, en el debate de anoche Berlusconi agitó el espectro del comunismo y llamó a Romano Prodi "testaferro" de la izquierda, a la que acusó de querer subir los impuestos.
Por su parte, "Il Professore" (el testaferro), como se conoce a Prodi en Italia, basó su discurso en la cohesión de su alianza y la unidad del país, al tiempo que anunció a su vez una reducción de los impuestos de los trabajadores y ayudas para las familias.
Por su parte, el diario Corriere della Sera sostiene esta mañana que el desafío ante las cámaras convenció a los italianos que ya sabían a quién votar pero dejó como antes a los indecisos, que según los últimos sondeos publicados alcanzan el 23% del electorado.
El cara a cara fue seguido por más de doce millones de espectadores, lo que representa una cuota de pantalla del 42,1%, por debajo de los 16 millones de italianos (una cuota del 52,13%) que siguieron el primer debate entre los dos candidatos, hace tres semanas.
Desde hace algo más de una semana está prohibido difundir encuestas electorales, pero las últimas apuntaban a una ventaja de entre tres y cinco puntos del líder del centroizquierda.
Lo que si no cabe duda es que después del duelo de anoche, la gran pregunta es cuál de los dos candidatos, si Silvio Berlusconi, o Romano Prodi, logró convencer a ese gran grupo de indecisos que decidirá el resultado de las próximas elecciones legislativas.
La cita electoral, considerada crucial para los italianos y de resultado tan incierto que algunos comenzaron a hablar de empate (y, en ese caso, de nuevas elecciones), se presenta como un virtual referéndum sobre la gestión del controvertido Berlusconi, uno de los hombres más ricos del mundo, que logró una cómoda mayoría hace cinco años y que ahora busca desesperadamente una nueva oportunidad.

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