'Todos los mejores campos de pastoreo han sido sembrados con soja transgénica'

A continuación, la opinión de un usuario sobre la nota: 'La Gran Inflación (1): Carne para hoy, hambre para mañana'

Sr. Director,
 
Aunque la nota del fundador de la Consultora Exampe pueda parecer de tono catastrófico, en realidad sólo refleja una parte de la verdad y oculta otra, con lo cual en cierta forma, es otra manera de mentir.
 
Hace años que trabajo y conozco a productores ganaderos, y si bien este tema de la prohibición de las exportaciones es un tema que los preocupa, hasta el día de hoy no los he visto rasgarse las vestiduras. La mayoría de ellos se han agrupado en modernas asociaciones desde hace muchos años, y actualmente siguen cumpliendo sus compromisos de exportación de cuota Hilton, lo cual les genera los ingresos suficientes como para no preocuparse demasiado ni perder el sueño. Obviamente, si se matan lindas vaquitas para realizar grandes asados para los amigos, pero suele ser por motivo de festejo de nuevos y mejores negocios, no porque su "vaquita" deba llegar a Liniers y venderse a precio "vil".
 
Lo que oculta decir el autor de esta nota; por desconocimiento u ocultamiento; es que la clave del problema se debe a que, por una política gubernamental desacertada, que se arrastra desde hace más de una década, todos los mejores campos de pastoreo han sido sembrados con soja transgénica, desplazando de esta manera el ganado hacia campos del norte del país, más económicos pero menos rendidores en cuanto a alimentación del ganado. Eso explica la gran cantidad de feed lots que se encuentran en la provincia de Santiago del Estero, por ejemplo. Obviamente, estos campos sembrados con soja transgénica pertenecen a...si, adivinaron, a los mismos productores ganaderos. Basta circular por la ruta 3 hacia la zona de Tandil, para ver inmensos y casi infinitos campos cultivados con soja transgénica (por eso los cartelitos con marcas de semillas que se sitúan frente a los alambrados). Y esto es justamente lo que se ve reflejado en los guarismos argentinos de exportación de soja transgénica, compartiendo cartel con grandes como EEUU, líder mundial en este segmento.
 
Ni que hablar del negocio lácteo, que llevaría otra decena de cartas para comenzar a entenderlo. Basta decir que, por tener relación laboral con una de las cooperativas lácteas más grandes del país desde hace años, también puedo afirmar que no conozco ningún tambero con una planta moderna, que sienta estar subsidiando a los habitantes del país, que de hecho no lo hacen. Es una actividad libre, donde nadie les pone una pistola en la cabeza para que ordeñen sus vaquitas y regalen la leche a los pulpos industriales y el gobierno. Más bien, son grupos de tamberos asociados en cooperativas que abarcan toda la cadena láctea, desde la producción del ganado hasta el producto final. Los únicos tamberos que pueden estar quejándose son aquellos que, por una causa u otra, no han modernizado sus plantas (hoy las condiciones de higiene y seguridad alimentaria de la leche se han elevado a niveles acordes con una alimentación moderna, niveles que los viejos tambos no pueden cumplir) o que bien no se han agrupado en redes o cooperativas de productores. El tambero moderno produce, entrega su producto, y ve el resultado de su trabajo depositado en su cuenta bancaria en un plazo no mayor a diez días, mucho menos de lo que algunos debemos esperar para cobrar una factura a nuestros clientes.
 
Para terminar, hay un contrasentido en lo que el autor brinda como cierre de su nota. Si por una parte menciona al gas, la electricidad, el agua como productos de primera necesidad, me gustaría que nos explique mejor como es eso de que se "subsidia" alegremente a los consumidores a costa de los productores... digo, si son de primera necesidad, no logro entender que tiene de "alegre" el subsidiarlos. Especialmente cuando todos sabemos que tanto el gas, el agua, la electricidad, los combustibles, los minerales y tantas otras cosas que se explotan racionalmente o no, están en suelo argentino y pertenecen a sus habitantes, que en todo caso delegan su cuidado a su gobernantes, y esperan de ellos que lo hagan sin lesionar nuestros propios intereses. En todo caso, indíquenle al autor donde queda el Gran Buenos Aires, a lo mejor desconoce los graves problemas de agua que sufren hoy sus habitantes por severas anomalías provocadas por la empresa Suez durante los años de explotación. Le aseguro que no encontrará muchos consumidores "alegres".
 
Atentamente,
 
Jorge López Cortés
DNI 13851914

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