Villareal, su eliminación, y una consigna sobre Riquelme: Aprendamos del dolor ajeno

Le eliminación del Villareal de la Champions nos sirve de ejemplo y nos mostró cuales son los errores que no debemos cometer en el Mundial

Para los argentinos, la eliminación del Villareal de la Champions, tiene una connotación muy especial. En el "Submarino Amarillo", juegan varios futbolistas relacionados a nuestros afectos.
Román Riquelme, Rodolfo Arruabarrena, Juan Pablo Sorín, Mariano Barbosa, Gonzalo Rodríguez, por el lado de los argentinos, y Manuel Pellegrini y Diego Forlán, que a pesar de no serlo, es como si lo fueran.
Es por este motivo que el Villareal nos puede mover algunas fibras íntimas más que cualquier otro equipo. Tal vez por eso, la gran desazón de ayer para muchos.
Pero nos debe servir de ejemplo de cara al mundial de Alemania.
El Villareal tranquilamente es comparable con la propuesta de la selección argentina, salvando las distancias lógicas del caso.
Juega con 4 defensores en el fondo, en el medio es mas o menos lo mismo, el enganche es Riquelme y juega con 1 o 2 puntas. Depende lo que necesite el entrenador o las obligaciones que tenga para con el resultado. En el caso de ayer utilizó a 2 delanteros: Diego Forlán y Guillermo Franco.
Y el plan del "Submarino" no funcionó. Como dicen por ahí, Arsenal lo terminó hundiendo.
¿Qué pasó?
El equipo del chileno Pellegrini padece una anemia ofensiva muy marcada, y desde el 4 de marzo no anota 2 goles en un partido, y si sumamos el de la Real Sociedad mas los 2 del Arsenal, llegó a 3 partidos sin marcar goles.
Demás está decir, que el responsable de habilitar a sus delanteros y armar la estrategia ofensiva es Riquelme. ¿Tan bien esta jugando como se dice?
Que quede claro que no hay animosidad alguna para con el futbolista, sino que el tirón de orejas, va para quienes elaboran sus conceptos analíticos del caso.
Ocurre que se lo sitúa en un plano tan alto que debemos ocuparnos de el irremediablemente.
Además los esquemas, tanto del Villareal como de la selección argentina, giran en torno a su juego. Inexorablemente hay que hacerlo y es por esto que nos ocupamos tanto de Román.
Se dijo hasta el hartazgo, luego de la clasificación del Villareal ante el Inter, que se "peleaban" por contratar a Riquelme los otros equipos extranjeros. ¿Ahora van a decir lo mismo?
Hay una gran exageración, y nuestra intención es poner un poco de cautela. Y una vez más resaltar lo que hemos dejado entrever con lo que nos puede pasar en el mundial (cruz diablo) en el caso de que no funcione Juan Román.
Sería un suicidio que nos ocurra. Sabemos que se gana y se pierde, y que no debería ser la muerte de nadie un partido de fútbol.
Pero al mundial vamos a ganar, o a intentarlo al menos. Si vamos a ir y ver, si tenemos ganas de jugar o no, dependiendo del día y la situación, para eso mejor que nos quedemos. De paso, nos ahorramos un montón de adrenalina. ¿No le parece?
Lo que le ocurrió al Villareal no nos debe ocurrir a nosotros.
No juega Riquelme y se terminan los equipos que el integra. No funcionan. Esta bien que se le arme un equipo para que él intente hacer lo que quiera. Pero no la selección, que tiene un tipo de competición muy diferente a la de un equipo común.
Lo que podemos tomar de parámetro para un mundial jugando en equipos comunes, son situaciones como la de ayer. Cuando se juegan finales, pero finales.
Y ahí parece que el "10" no despliega lo que debería, o insinúa en otras situaciones.
¿Quiere repasar conmigo partidos cruciales de Riquelme ante europeos, cuando jugó en Boca, o en el Villareal?
En Boca podemos tomar la final de la Intercontinental del 2000 cuando le ganó al Real Madrid 2 a 1. Como fue victoria, el análisis se magnificó.
Imagine si ayer con el Arsenal, Riquelme hubiese marcado el penal habiendo jugado un mal partido.
Hubiese sido el héroe de la noche si se hubiese dado un desenlace positivo para el Villareal y marcando el penal que falló.
Volviendo.
Con el Real Madrid jugó un partido aceptable, con una gran asistencia para Palermo y floreos poco productivos en los últimos 15 minutos de partido para ponerle el moño a un rudimentario pero muy efectivo equipo de Carlos Bianchi.
También en Boca jugó la final del 2001 en Tokio con el Bayern Munich. Boca perdió y ni la tocó. Los alemanes se lo comieron como ocurrió con el Arsenal en Highbury.
En el Villareal, podemos tomar de ejemplo estas instancias definitorias de Champions. La verdad, que dejó mucho que desear. Su desempeño esta muy magnificado. Demasiado.
Una vez más desde aquí, queremos marcar esto. Siento que somos los únicos (Urgente24) , o casi, que marca este aspecto. ,
Simplemente debemos aprender de los errores. Sin son ajenos, más fácil y menos dolorosos. Para una postura egoísta, lo sé.
Es cierto que no sabemos lo que puede acontecer en el futuro con la selección porque nadie tiene la bola de cristal. Pero si se puede ver que ocurre lo que le marcamos. Sería un suicidio, y además algo poco inteligente que nos acontezca en Alemania.
Diga que apareció Messi. Al menos, algo diferente en un esquema tan previsible. Le da algo más de osadía a toda este movimiento cansino.
Sólo quería remarcar, lo que desde hace rato venimos manifestando y se puede dar. Por suerte para nosotros, pudimos aprender (o al menos eso sería lo mas inteligente) del dolor y el error ajeno.
Pekerman tome nota: Definitivamente no debemos depender exclusivamente de un jugador. Se llame como se llame, y más, con el estilo de Riquelme.
No es que quiero hacer leña del árbol caído porque lo manifiesto en todas las ocasiones que nos ocupamos de este tema. Algo que va más allá de ganar o perder, de hacer un penal o de fallarlo.
Ocurre, que hay que vivir remarcándolo ante tanta obsecuencia desmedida e imprudente.
Luego, lo llamativo y sorprendente, es escuchar como pretenden disfrazar dichos que ya no tienen retorno. Por lo menos para los que tenemos memoria, y por ende lo periodístico se vuelve circense.
Bajemos la pelota. Hay algo de lo que estoy seguro: No podemos depender de un jugador de estas características. Podrá acompañar un esquema, pero no ser decisivo.
De lo contrario, vaya y pregunte qué se siente allá, en El Madrigal. 

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