Se maneja: El efecto K y el plan de Alfonsín con la figura de Lavagna (y Duhalde)

Mientras Néstor Kirchner prevé dos movilizaciones, que con objetivos diferentes, apuntan a potenciar el efecto 'K', desde la oposición, Raúl Alfonsín comienza a dar muestras concretas de su plan: forzar al ballottage en los comicios de 2007, levantando la figura de Roberto Lavagna.

El gobierno nacional prevé dos grandes movilizaciones que, aunque están convocadas por objetivos muy diferentes, tendrán a Néstor Carlos Kirchner como figura central.    
La primera será el próximo viernes en la ciudad de Gualeguaychú (Entre Ríos) donde el presidente, junto al vice y la mayoría de los gobernadores hará una demostración de fuerza.    
Coincidentemente con la presentación ante el Tribunal Internacional de La Haya sobre el diferendo por la instalación de las papeleras, el objetivo es aparecer frente a los uruguayos como un bloque homogéneo.
Nadie apuesta a que esta manifestación consiga torcer la voluntad de Montevideo y las empresas papeleras, pero el desafío ya está lanzado.
La otra movilización se hará el jueves 25 en la Plaza de Mayo y apunta a conmemorar tanto la histórica fecha como los tres años de Kirchner en el poder. Aunque no está confirmado, para esa ocasión se aguarda un discurso presidencial. En la Casa Rosada, sin embargo, trabajan fuertemente sobre la hipótesis segura de ese mensaje que será, según infieren, el lanzamiento de la reelección.
Los organizadores discuten sobre el lugar desde donde el jefe del Estado se dirigirá a la multitud: algunos no quieren los balcones de la Casa Rosada porque fueron utilizados por Juan y Eva Perón, inclinándose por el Cabildo. La mayoría prefiere un palco.
Con el fantasma del magro público que concurrió el primero de marzo pasado al Congreso cuando Kirchner inauguró las sesiones ordinarias, el gobierno apeló a los "movilizadores" históricos.
Aunque cuestionados permanentemente y catalogados como responsables de la "vieja política", se apeló a sindicatos e intendentes del conurbano para garantizarse una Plaza del Sí llena. Conversado el tema en profundidad con gremialistas y piqueteros amigos, durante estos días es incesante el desfile de jefes comunales del Gran Buenos Aires por Balcarce.
Pero mientras se espera el lanzamiento de la 'reelección K', Alfonsín ya trabaja en una propuesta para 'forzar al ballottage en los próximos comicios de 2007 en un intento por cortarle a Néstor Kirchner el camino de su reelección, levantando en su contra la figura de Roberto Lavagna' a través de Duhalde, publica Ambito hoy. 
De hecho, la versión de que Lavagna sería el candidato de una coalición de oposición al gobierno sobre un eje peronista-radical, corre desde hace tiempo, aunque hasta la semana pasada no mostraba indicios de una operación concreta.
Según cuenta el matutino hoy, fue durante una comida en el Club del Progreso, una más de las que viene realizando con sigilo para reanimar al radicalismo desde el punto de vista electoral, cuando el ex presidente habló.
Como siempre en estas reuniones, comenzó diciendo que "en la oposición al gobierno no debemos quedar en una situación gorila. Es lo que le pasó a mi generación en los años '50: de tanto oponernos al peronismo nos transformamos en el partido de los patrones". Después avanzó otro poco.
Razonó que la UCR no debería poner como condición de su empresa electoral la candidatura de un afiliado. Mejor sería elegir a alguien que pueda atraer a sectores del PJ pero con un sentido progresista, ajeno a las corrientes de "la derecha".
Ninguno de los presentes, todos viejos leones del radicalismo, necesitó escuchar el nombre. Algunos, además, ya estaban al tanto de la entrevista que habían mantenido Alfonsín, Duhalde y Lavagna días atrás. Para los que quieren precisiones dicen que fue el martes, en el departamento del hombre de Chascomús, sobre la avenida Santa Fe.
Por su parte, Lavagna prometió dar una respuesta más adelante, en agosto, cuando el paisaje político contenga menos incógnitas. Su interlocutor, se dispuso en la UCR, será (o seguirá siendo) Jesús Rodríguez.  El ex diputado es el radical que más contacto tuvo con su colega economista en los últimos años.
Aunque, no es el único puente entre la dirigencia radical y el protocandidato. También Enrique Nosiglia abrió uno. 
Claro que todo esto no está al margen de las estrategias de Néstor Kirchner, que conociera o no el juego de estos actores, al menos se cuidó de no ofender a Lavagna. Hay lavagnistas en el Banco Central, en el Banco Nación, en las segundas líneas de Economía y hasta en la Embajada en USA, que José Octavio Bordón todavía retiene gracias a que en Olivos no quieren "que Roberto entienda que lo echamos porque es amigo suyo".
Claro que, tampoco puede sorprender a Kirchner que el ex ministro tenga pretensiones presidenciales, ni que sea cobijada por Duhalde.

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