Bush y los múltiples problemas y carencias de la CIA

El Gobierno del presidente George W. Bush enfrenta, inmerso en un clima de gran tensión con Irán, múltiples problemas con su sistema de Inteligencia, la CIA, desorganizada y desmoralizada.

Para la comunidad de inteligencia de USA, las señales rojas de advertencia estaban titilando. Una reorganización que, se suponía, debía aportar una mayor coordinación, ha producido, en cambio, estratos de nuevas responsabilidades y confusión burocrática. Una CIA desmoralizada que necesitaba administración profesional está impaciente bajo un ex – congresista republicano que ha demostrado ser el director más político e ineficaz de la historia de la agencia.
Uno observa el organigrama de la nueva Oficina del Director de Inteligencia Nacional y se pregunta si EEUU se ha convertido en un país del Tercer Mundo con una agencia de inteligencia rival para cada parcela de césped.  La última vez que contamos, había 16 unidades de espionaje comprendidas en la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (número que haría avergonzar incluso a Siria).  En teoría, esta flotilla de agencias espías está siendo supervisada por un funcionario principal y otros tres subdirectores.  El organigrama presenta las siguientes afirmaciones de la misión:  "Querer", "Conocer", "Obtener", y "Construir".
Yo quisiera sugerir una nueva misión para John Negroponte, el hombre que está a la cima de esta agencia de inteligencia: "Arreglar". Al cumplirse ya un año, la reorganización de la inteligencia no está dando resultado.  Ha analizado excesivamente los pequeños problemas sin resolver los problemas grandes.  No ha logrado coordinar las varias agencias, y ha permitido que el problema más grande (la desorganización de la CIA) se empeore. Se me ha dicho que varios servicios de inteligencia extranjeros han observado recientemente una declinación en el desempeño de la CIA, lo cual debería asustarnos a todos.
"La reorganización produjo una nueva distribución en lugar de un aumento del personal de inteligencia", dijo Ricard A. Posner, juez federal de la Corte de Apelaciones que tiene un profundo conocimiento del mundo de la inteligencia, en un discurso pronunciado en marzo pasado a una reunión de abogados de la CIA. Posner dijo, hablando de la estructura de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional:  "se ha convertido en una nueva burocracia, que cubre la comunidad de inteligencia, una nueva agencia arriba de las quince o más agencias que ya existían". El presupuesto de Negroponte sería de mil millones de dólares (aproximadamente cinco veces más de lo que se gastaba anteriormente para la administración de la comunidad de inteligencia).  Su personal es ahora de 1.539 empleados, aproximadamente el doble de lo que se preveía.
El desastre en el campo de la inteligencia es tan grave que ha desencadenado una investigación por la Junta Asesora de Inteligencia Extranjera del Presidente, panel que asesora a la Casa Blanca. El nuevo presidente del grupo es Stephen Friedman, ex – asesor de la Casa Blanca. Otras luminarias del panel, formado por 16 miembros, son el ex – Senador Charles Robb, el ex – congresista Lee Hamilton y el Almirante retirado David E. Jeremiah.
Se me ha dicho que la junta de inteligencia ha convocado en semanas recientes a una serie de funcionarios para lidiar con los problemas existentes en la CIA y en la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. "Están analizando la situación y tratando de ver cuán negativa es en este momento", dijo un funcionario. Dado que muchos de los miembros de la junta dirigieron compañías importantes, estos estarían aplicando su experiencia administrativa en esta tarea.
Lamentablemente, la Administración Bush constituye gran parte de lo que no está funcionando bien. Desde el principio, funcionarios cercanos al Vicepresidente Cheney consideraban que la CIA, agencia moribunda y adversa a los riesgos, constituía un obstáculo a sus metas.  Es cierto que la CIA cometió errores, especialmente en su evaluación de las armas de destrucción masiva iraquíes, pero ése no es el motivo por el cual fue castigada. Se la criticó, especialmente por parte de la derecha, porque intentó decir la verdad sobre dos temas clave:  los presuntos esfuerzos iraquíes de adquirir uranio del Níger y las presuntas conexiones operacionales iraquíes con Al Qaeda. Con respecto a estos dos temas, analistas de la CIA advirtieron repetidamente a la Administración que la evidencia no apoyaba sus conclusiones; sin embargo, la oficina del vicepresidente insistía en que estudiaran los casos con más detenimiento. La CIA emitió un documento secreto en enero de 2003, diciendo que IRAK no tenía ninguna autoridad, control ni dirección sobre Al-Qaeda.  Sin embargo, las presiones políticas continuaron.
Negroponte defendió su desempeño en un discurso pronunciado en el Club Nacional de Prensa. Tiene mucho trabajo por hacer. La CIA ha perdido una generación de administradores jerárquicos.  El descontento es creciente en sus filas medias. Los funcionarios de operaciones se están cuidando las espaldas.  Los analistas están observando la proliferación de las burocracias y se preguntan dónde podrán continuar sus carreras. Y especialistas en terrorismo están divididos entre el Centro Antiterrorista de la CIA y el Centro Antiterrorista de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.  No contamos con suficientes espías como para darnos el lujo de tener toda esta confusión.
Uno podría haber pensado que los problemas de nuestra inteligencia no podían ser peores de lo que eran, pero la Administración Bush ha logrado justamente eso. Ésta es una situación peligrosa para el país y necesita ser arreglada de inmediato.
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(*)The Washington Post.

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