En EDICIÓN i, hoy Juliana Lasagno cuenta sobre Bulgheroni lo que omitió Silvia Nahistadt

¿Qué es lo que ocurre con los Bulgheroni en Santa Cruz? EDICIÓN i publicó algo y luego, de inmediato, Clarín afirmó lo contrario. Hay que poner los puntos sobre las íes.

Cuando la revista EDICIÓN i publicó acerca de la contaminación de las capas de agua en Koluel Kayke y otras localidades del norte de la Provincia de Santa Cruz, producida por la impericia o la imprevisión -en cualquier caso la no responsabilidad social empresaria- de los Bulgheroni, apareció el diario Clarín explicando lo mucho que invierten en Cerro Dragón, un poco más al norte, a 70 Km. de Comodoro Rivadavia.
Para la enviada especial de Clarín, Silvia Nahistadt, no existieron los problemas de contaminación. Ella simplemente fue a demostrar que había una gran inversión en un yacimiento maduro pero que sigue proveyendo de crudo en buena cantidad.
Nahistadt afirmó, en su artículo: "Cerro Dragón pertenece a Panamerican Energy, una sociedad 60% de British Petroleum y 40% de la polémica familia Bulgheroni de la Argentina. En lo peor de la crisis, la compañía se dio una estrategia de inversiones multimillonarias en un área que muchos creían madura y con pocas posibilidades. Construyeron usinas para contar con electricidad y tendieron fibra óptica y camaritas por todo el campo, lo que les permite leer en las computadoras lo que pasa en el subsuelo. En simultáneo, un audaz plan de exploración. Cerro Dragón saltó rápidamente de los 58.000 barriles diarios en que se había estancado a los más de 90.000 de la actualidad: es el 14% de la producción nacional. También contribuye con el 5% de la producción de gas. Para Panamercian Energy es su activo más importante: le genera US$ 1.782 millones anuales y ganancias por otros 300 millones. Los ingleses de BP lo toman como un caso testigo".
Si la gente puede o no beber agua de la red pública o de los pozos privados, en el perímetro que va entre Puerto Deseado y Pico Truncado, pasando por Caleta Olivia, Cañadón Seco, Las Heras y Koluel Kayke, no resultó un tema de una nota destinada a demostrar que todo anda fenómeno por la región.
Total... la periodista de Clarín puede beber agua mineral a destajo... Y estuvo tan pocas horas en la región que ni siquiera necesitó higienizarse.
EDICIÓN i decidió, entonces, buscar un testigo objetivo de los acontecimientos. Le pidió a Juliana Lasagno, joven periodista de Río Gallegos, capital de Santa Cruz, que fuese a la zona donde se encuentra PanAmerican, para comprobar las bondades de los Bulgheroni.
Porque la responsabilidad social empresaria pasa pro contemplar las necesidades de los habitantes de una región donde se instala una empresa, no por la cantidad de pozos perforados, que en sí mismo es un problema enorme si no se toman los recaudos necesarios.
Juliana estuvo en la zona y esta semana publica la 1ra. de varias notas sobre qué ocurre en el norte de Santa Cruz. Por ejemplo, en Koluel hay una planta que trata el agua por ósmosis inversa, lo que logra desalinizarla aunque no puede purificarla totalmente. Fue una donación de PanAmerican luego de varios escándalos sobre contaminación. Pero el depósito no se encuentra conectado a red pública alguna, si Ud. quiere agua desalinizada tiene que ir con su bidón hasta la planta y cargarlo, no más de 20 litros por persona.
Y Koluel es un caserío pero si Ud. vive en Pico Truncado tiene que buscarse un transporte e ir hasta Koluel con su bidón. Es verdad que la carencia de infraestructura en la red de agua potable no es responsabilidad absoluta de Panamerican sino también del millonario Estado santacruceño que utiliza su dinero para otras cuestiones; pero sí es verdad que la contaminación de las napas, que obliga a este procedimiento, sí tiene un componente elevado de la producción petrolera en la zona, cuando no se toman los recaudos del caso.
Habría que ver qué escribiría Nahistadt si tuviese que llevar todas las mañanas el bidón para cargarlo con el agua que consumirá durante el día...
Por ejemplo, Betina Guardia, la mujer de Alejandro Bulgheroni, seguro que provoca una revolución.
Y Teresa ex de Bulgheroni, ni hablar. Pero como en estos días disfruta su nueva residencia en Barrio Parque, ¿qué le importan estas minucias? Si ella no va más allá del Teatro Colón, donde organiza a los amigos del centro cultural.
Cuando los Bulgheroni le compraron esos pozos a Perez Companc resulta que el precio fue una bicoca porque Perez Companc veía venir el problemón y prefería salir de escena. La inversión para corregir la contaminación le correspondía a quien llegara, ya que no se clausuraban las instalaciones contaminantes. Pero ni Bulgheroni ni hoy PanAmerican han logrado que prevalezca la cordura.
¿Por qué siguen esas 300 familias viviendo en Koluel? Porque no tienen dónde irse. Y porque deberían marcharse bastante lejos, dado que el problema llega hasta Puerto Deseado y, por el otro lado, hasta Comodoro Rivadavia.
Entonces, hoy EDICIÓN i comienza a presentar la otra cara de la responsabilidad social empresaria. El rostro feo, en este caso tiene el perfil de Carlos Bulgheroni.
Se sigue esperando, en tanto, que Greenpeace, tan activa en Gualeguaychú, intervenga en el tema ¿o es que donde se encuentra BP, Greenpeace no se involucra?

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