Penalizar la opinión: El 25 de Mayo, 'la Constitución será la gran ausente'

Cualquiera que haya hecho un seguimiento superficial durante los tres años de la gestión Kirchner puede darse cuenta que desacuerdo y sabotaje son, para el gobierno, sinónimos.

La reciente destitución de la diputada Alarcón como presidenta de la comisión de Agricultura muestra claramente que ya ni la pertenencia al partido oficialista ni la seguridad de estar bajo el ala protectora de Néstor Kirchner genera un tibio margen para la disidencia constructiva (el ex gobernador santacruceño Acevedo podría dar cuenta de ello, si fuera posible encontrarlo).
    
Todo lo contrario. La libertad de opinión dentro del oficialismo pende sobre sus integrantes como una espada de Damocles: callar es pertenecer, opinar es apartarse.
    
Pero el caso Alarcón abre o debería abrir un debate acerca de qué opinión les merece a los capataces del oficialismo la palabra Constitución. Porque la destitución de la diputada por no "defender las políticas del Poder Ejecutivo" se contradice flagrantemente con el artículo 68 de la Constitución Nacional: ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su mandato de legislador.
    
¿Puede entenderse que "no defender las políticas del Poder Ejecutivo" no constituye una opinión?
    
Son por demás llamativas las justificaciones que emplearon los legisladores o voceros encargados de llevar adelante su destitución. Agustín Rossi, titular del bloque oficialista en la Cámara, afirmó que "no es posible ser oficialista para acceder a un cargo y transformarse en opositora una vez que se lo tiene". Lo que no se entiende, sin embargo, es por qué ha de ser posible ser opositor para acceder a un cargo y transformarse en oficialista una vez que se lo tiene, como ocurrió con Borocotó (por citar el más ilustre).
    
El mismo Rossi, no contento con sus endebles argumentos, prosiguió: "respetamos que ella siga defendiendo las ideas que quiere defender, pero que no usufructúe, que no usurpe un cargo que le corresponde al Frente para la Victoria". Y acá se pone interesante si volvemos a remitirnos al artículo 68, ya que, claramente, Rossi habla de defender ideas, algo que en política es, quizás, uno de los sinónimos más exactos para opinión.
    
Desprolijidad y arbitrariedad: dos constantes en estos tres años de gestión que intentará el oficialismo plebiscitar el próximo 25 de mayo con la plaza sospechosamente llena. La Constitución será, como es de esperarse, la gran ausente.
    
A no olvidar para tiempos futuros: los límites entre espada de Damocles y talón de Aquiles pueden estar más íntimamente ligados de lo que muchos creen en el presente.

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Publicado en el diario bahiense La Nueva Provincia.

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