HACIA EL 23/10

Por los controles o por el GAFI o por lo que sea, el dólar va y va y va

Durante septiembre, la dolarización de individuos y empresas volvió a superar ampliamente el piso de los US$ 3.000 millones, con lo que acumuló más de US$ 6.500 millones en el último bimestre. Y eso que todavía no hay definiciones de la inspección que iniciará el 24/10 el GAFI sobre los controles sobre el lavado de dinero en la Argentina...

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El abogado Jorge Vanossi es candidato a diputado nacional por la Ciudad y tiene un buen speech acerca de la múltiple inseguridad a que parece acomodarse el ciudadano, y que va más allá de la inseguridad individual, la cotidiana, en parte resultado de la incorrecta interpretación de la legislación y de qué es "tolerancia".
 
Por ejemplo, la inseguridad jurídica en que viven los argentinos, que se refleja desde la incertidumbre que provoca el INdEC a la desconfianza hacia la moneda nacional que promueve la fuga de divisas permanente desde 2003 y la preferencia ya inocultable del dólar antes que el peso en la Administración Cristina, aún entre quienes la votarían para Presidente (más del 50%).
 
De acuerdo al enfoque de Urgente24, la inseguridad jurídica también se manifiesta en la alocada e impotente presencia de inspectores de la Afip, Banco Central y otros organismos en las entidades bancarias y cambiarias para desalentar la compra de divisas, en vez de trabajar sobre los verdaderos motivos que la promueven.
 
Al respecto es interesante leer el editorial del diario La Voz del Interior:
 
"¿A  quién pretende atemorizar el Gobierno nacional con el control de compra de US$ 20? ¿A maestros, empleados domésticos y jubilados?
         
No era necesario, porque la inflación lima sin pausa sus magros ingresos.
         
Si pretende disuadir a los grandes evasores y exportadores de billetes verdes, lo más probable es que logre un conspicuo fracaso.
 
En más de medio siglo, todos los controles que se intentaron para detener el drenaje masivo de divisas fracasaron.
          
El ex breve ministro de Economía de la Nación, Lorenzo Sigaut, no ingresó en la historia porque haya detenido la caída libre de la economía sino por su desafortunada advertencia: “El que apuesta al dólar, pierde ”.
          
Los argentinos apostaron entonces hasta su último centavo a la moneda estadounidense.
 
El 10 de julio último, la presidenta Cristina Fernández olvidó a Sigaut e hizo un llamado similar: “ Hay que convencer a los argentinos de no apostar al dólar”, dijo.
           
Que sus palabras fueron barridas por el viento de la incertidumbre lo demuestra el hecho de que la Afip se haya lanzado a la calle para investigar a los audaces adquirentes de 20 ó más dólares.
 
Este extremo, de matices morelianos, olvida la historia nacional.
           
Hubo épocas de un total desmadre en los controles, con funcionamiento de hasta 3 mercados, y las cotizaciones del llamado mercado paralelo intensificaban el desvelo monetario de los argentinos.
            
Porque, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, las devaluaciones de las monedas nacionales frente al dólar, al yen, al yuan, no repercuten en sus mercados internos, puesto que no son trasladadas de inmediato o en forma preventiva a los precios al consumidor, como es habitual en la bizarra tradición de nuestra patria.
 
Lo que le cuesta entender al oficialismo es que lo que induce a la fuga de capitales es la incertidumbre creada por el propio Gobierno, que se apropia de cuanto activo líquido pueda ser utilizado en su asistencialismo electoralista ( desde la incautación de los fondos de las AFJP hasta la sangría aplicada a la Administración Nacional de la Seguridad Social, Anses ).  Más ahora que Brasil hace malabares con el real, muy riesgosos para el saldo de nuestra balanza comercial.
 
Según detalla el balance cambiario del Banco Central argentino, en los últimos 4 años la fuga ascendió a US$ 57.500 millones.  Prácticamente todo lo que ingresó en ese período por las exportaciones de soja y una cifra superior a los US$ 52.490 millones que totalizan nuestras reservas internacionales.
 
Y seguiremos superándonos, a pesar del recuerdo de Sigaut y la advertencia presidencial, porque 2011 se cerrará con una salida de capitales estimada en US$ 17.000 millones, un 50% más que la de 2010, que fue de US$ 11.400 millones.
          
Sólo con normas claras se abate la incertidumbre.
          
Es hora de comprenderlo."
 
 
Pero hay acontecimientos que incrementan aún más el debate sobre seguridad/inseguridad jurídica: la relación institucional de la Argentina que gestiona Cristina Fernández con los organismos multilaterales tales como el Grupo de Acción Financiera Internacional, que depende de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
 
 
"(...) El 24 de octubre llegará una crucial inspección del GAFI a Buenos Aires y en noviembre se hará la asamblea que tratará los incumplimientos argentinos.

El comité que creó Julio Alak entre el G-6 y el Gobierno permitió aceitar algunas negociaciones en el GAFI y en la Embajada de los Estados Unidos. El G-6 pidió colaboración a la embajadora Vilma Martinez, hasta ahora sin resultado.

Pero igual, el comité mixto permitió descongelar las relaciones, después de las decepcionantes negociaciones que llevaron el vicepresidente del BCRA, Miguel Pesce; y el titular de la UIF, José Sbatella.

Pero ahora Brito, Adelmo Gabbi e Ignacio de Mendiguren manifestaron su temor a que la crisis política con Estados Unidos arroje por la borda todo ese esfuerzo conjunto.

Estados Unidos controla el GAFI y su posición política es clave sobre las decisiones que adopta el organismo para castigar a naciones que –como la Argentina– no establecieron en su momento normas adecuadas para evitar el lavado del dinero.

El temor entre los hombres de negocios es que esas sanciones traben el sistema financiero, encarezcan el crédito y aumenten la incertidumbre cambiaria en momentos de una fuerte fuga de capitales. En septiembre se fueron unos US$ 3.000 millones. Las filiales de los bancos extranjeros City, HSBC y Santander serían las más afectadas porque canalizan la mayoría de las transferencias financieras al exterior de la Argentina, pero los nuevos controles y requisitos que impondría el GAFI afectarían también a la banca local.

El titular de la UIA advirtió a sus colegas que una sanción del GAFI también tendría un efecto político grave. Habilitaría a expulsar a la Argentina del principal foro económico actual: el Grupo de los 20.

El malestar de Estados Unidos está vinculado a los incumplimientos financieros de la Argentina. Pero nunca en los años del default decidió aplicar una actitud tan hostil, como la que gestaría ahora contra Argentina.

La inexperta y poco profesional gestión de Héctor Timerman favoreció el endurecimiento de Washington. Timerman prometió una relación directa con Barack Obama y termina su gestión favoreciendo a los intransigentes de la derecha de EE.UU. (...").
 
 
En tanto, la pregunta crucial: ¿cuánta fuga más de divisas tolera el Banco Central? Ya se fugaron US$ 18.500 millones del sistema financiero en lo que va del año... y eso que Cristina Fernández tiene una intención de voto de más del 50% (¿qué significa esto frente a la dolarización?, es una buena pregunta a responder).
 
Para sostener el peso, el Banco Central convalida tasas de interés más altas, cada semana, en las licitaciones de títulos de Lebac y Nobac. Además, la tasa de los depósitos a 30 días mayores al millón de pesos (la Badlar) se subió en los últimos días al 13,5% anual en los bancos privados. Y en los contratos a futuro del Mercado Abierto Electrónico (MAE), esa tasa llegó al 14,6% para el vencimiento a 3 meses; y a 15,5% para marzo de 2012. 
 
 
"(...) En las entidades ya estiman que, durante septiembre, la dolarización de individuos y empresas volvió a superar ampliamente el piso de los US$ 3.000 millones, con lo que acumuló más de US$ 6.500 millones en el último bimestre. Las estimaciones revelan que, al menos durante los primeros 9 meses de este año, la fuga de capitales ya superó a la de igual período de 2008 y es, por lo tanto, la de mayor magnitud registrada desde el catastrófico 2001 hasta hoy.

Es una preocupación generalizada en el sistema: los banqueros advierten que, tal como están las cosas hoy, el modelo económico actual no resiste una dolarización a este ritmo. 'La caída en las reservas indica que, con este nivel de fuga de capitales, el ingreso de divisas que tenemos no alcanza', alertó un ejecutivo a El Cronista.

Sucede que el ahorrista minorista no parece haber quedó demasiado desalentado después de las últimas sobreactuaciones oficiales. La recorrida de los inspectores de la AFIP por la city, los mayores controles del Banco Central en el mercado de futuros y las ofertas masivas en el mercado cambiario lograron ponerle un freno a la demanda mayorista, pero poco fue lo que lograron mitigar en las ventanillas de sus sucursales.

'El goteo minorista continúa fuerte. Las ventas en este segmento están bastante estables. No aflojaron significativamente, ni vimos una reducción importante', subrayó un analista.

Según las propias entidades, la compra de ahorristas representa diariamente al menos la mitad de la demanda de dólares en todo el mercado. Y es lo que explica, en parte, que el ritmo de dolarización siga siendo sostenido en el sistema. 

'El minorista no te va a voltear en una tarde. Pero le pone un piso constante de US$ 2.000 millones mensuales a la fuga porque está en el peor momento de su incertidumbre. Y un goteo a este ritmo mensual significa US$ 24.000 millones de reservas menos en el año. ¿Cómo se banca eso?', se preocupó ayer un banquero en una conversación con El Cronista. 

'Hay que preguntarse por qué el ahorrista se está comportando así, y encontrar el mensaje adecuado para calmarlo', completó.

En bancos y consultoras privadas estiman que, hasta el 23 de octubre próximo, la fuga podría sumar al menos otros US$ 2.000 millones. No sucederá tanto por el clásico nerviosismo preelectoral, como por la incertidumbre que se percibe en torno al rumbo que pueda tomar la economía desde entonces sobre las distorsiones que genera una pseudo convertibilidad a $ 4,24. (...).

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