Hezbollah luego de la guerra

Más allá del resultado militar de Hezbollah, el Partido de Dios ha obtenido objetivos políticos durante el conflicto bélico de 1 mes en El Líbano.

LONDRES (Análisis Global). Al cesar una guerra que duró un mes -según el diario israelí 'Haaretz'- no se ha logrado quebrar la aspiración de Hezbollah: negociar con Israel el cambio de prisioneros sin que se altere el 'statu-quo' politico y militar en Líbano.
Hezbollah no ha sido y tal vez no pueda ser destruida por Israel. Tampoco no hay ninguna fuerza en Líbano o en la región que pueda hacerlo. Hezbollah, puede haber perdido muchas bases y hombres y también haber retrocedido en la frontera con Israel, pero se mantiene como la principal fuerza bélica de su país y su prestigio ha crecido.
Si Beirut intenta desarmar a Hezbollah corre el riesgo de ser acusado de títere extranjero y generar una nueva guerra civil.
La major manera de ‘desafilar’ a Hezbollah sería irla cooptando al Estado a fin que ésta se vaya gradualmente auto-desarmando. De acuerdo a 'Haaretz', Hezbollah podría ir cooperando si hay un acuerdo general con Siria, el mismo que implicaría ir levantando el boicot internacional que ésta sufre y dejar de lado el tribunal y las investigaciones internacionales acerca del asesinato del ex premier libanés Rafik Hariri en febrero 2005 (de quien se sospecha fue ultimado por Damasco).
Al mes de haberse iniciado la guerra libanesa, el Consejo de Seguridad aprobó unánimemente un cese el fuego, el mismo que tendría la venia de Olmert y Hezbollah.
Antes de que éste se ejecute, ambos bandos recrudecieron sus acciones para buscar demostrar que los dos son los vencedores. La tregua implica que Israel y Hizbollah se replieguen del sur del Líbano, que pasaría a estar controlado por 15.000 tropas extranjeras y 15.000 libanesas.
Olmert no ha conseguido el objetivo de su guerra (liberar a sus 2 soldados capturados el 12-J y destruir a Hezbollah), pero podrá decir que ha hecho retroceder a Hezbollah neutralizando su capacidad para hacer nuevas incursiones en suelo israelí, y así también el haber "contenido" a Irán y Siria.
Él sacará provecho del incremento de su popularidad interna para preparar un retiro unilateral de zonas palestinas de Cisjordania.
Hezbollah podrá haber perdido bases, pero ahora querrá arrogarse no haber cedido a las condiciones israelíes, haber vuelto a "expulsar" a Israel del Líbano y querrá aparecer como defensor de la arabidad y del Islam.
"Fascismo islámico": Así ha caracterizado Bush a Al Qaeda. Para muchos republicanos de USA, Hamas y Hizbollah son lo mismo. Esto implica justificar la invasión libanesa y una guerra global contra el nacionalismo islámico, y prepararse para atacar Irán.
El laborismo británico está en la disyuntiva de seguir con Tony Blair a dicha estrategia o empezar a distanciarse de Washington. Muchos de sus sectores creen que no se debe confundir a Irán, al gabinete palestino de Hamas y al gobierno libanés (donde está Hizbollah) con Bin Laden, pues éstos no atacan civiles en Occidente y pueden ser obligados a llegar a acuerdos diplomáticos.
En Reino Unido hay sectores que desconfían de la eficacia de los servicios secretos, pues hace dos meses anunciaron desbaratar un complot que se mostró falso y hace 12 meses asesinaron a Menezes, un sudamericano inocente a quemarropa confundiéndolo con un "terrorista".
No faltan quienes creen que el complot abortado el jueves fue un montaje para buscar revitalizar a Blair. El gobierno, en cambio, muestra esto como un éxito de su política y de su alianza con USA.

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