ARCA DE LA ALIANZA

El mayor tesoro arqueológico de la historia

Según la tradición judía y cristiana, el Arca de la Alianza, Arca del Pacto, Arca del Convenio o Arca del Testimonio, es un objeto sagrado que guarda las tablas de piedra que contienen los 10 Mandamientos, la vara de Aaron que reverdeció y un gomor de Maná que cayó del cielo. Representaba la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo de Israel, en el marco del Antiguo Testamento.

 

"Y dio Moises en el Monte Sinaí dos tablas del testimonio, dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. Y Moises tomó el testimonio y lo puso dentro del Arca." 
Libro del Éxodo. 
 
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). ¿Qué sucedió con el Arca de la Alianza? Es una pregunta que ha fascinado por siglos a teólogos, estudiantes bíblicos, y arqueólogos. 
 
En el año 18 de su reinado, el rey Josías, de Judá, ordenó a los guardianes del Arca de la Alianza, que la regresaran al templo en Jerusalén (2 Crónicas 35:1-6; y 2 Reyes 23:21-23): es la última vez que el Arca es mencionada en las Escrituras. 
 
40 años después, el rey Nabucodonosor, de Babilonia, capturó Jerusalén y saqueó el templo. Menos de 10 años después regresó, tomó lo que quedaba en el templo y luego lo quemó junto con la ciudad hasta sus cimientos. 
 
Pero en el meticuloso detalle de qué se llevó a Babilonia, los tesoreros de Nabucodonosor nunca mencionaron el Arca.
 
Entonces, ¿qué sucedió con el Arca? 
 
¿Fue destruida junto con la ciudad? Imposible. Por un lado, por su valor. Luego porque el Arca ya había sobrevivido a otros intentos de destrucción. Porque el relato bíblico indica que el poder no estaba en el Arca sino en quien custodiaba el Arca: Dios.
 
Entonces ¿el Arca fue sacada y escondida antes que todo esto sucediera, tal como sucedió en el caso de la invasión al templo efectuada por Sisac, rey de Egipto, durante el reinado de Roboam, hijo de Salomón?
 
La búsqueda sigue siendo hoy objeto de atención por los arqueólogos. 
 
Ansiada por caballeros cruzados, místicos, buscadores de tesoros y aventureros, después de 3.000 años, se busca nueva evidencia acerca de su paradero.
 
Ese pacto no era de Dios e Israel sino de Dios con Israel. Dios había elegido, gratuitamente, a Israel y hacía un pacto de ser siempre su Dios y de hacer de Israel su pueblo. 
 
El Arca, entonces, debía recibir una gran veneración, no en cuanto a lo que era materialmente, sino por lo que ella significaba.
 
Codo, gomor y maná
 
El Arca de la Alianza era el objeto más poderoso del mundo. Su longitud era de 2 codos y medio, su anchura de codo y medio y su altura de codo y medio. 
 
El codo fue una unidad de longitud empleada en muchas culturas por su origen antropométrico. En casi todas ellas era la distancia que mediaba entre el codo y el final de la mano abierta (codo real) o a puño cerrado (codo vulgar). Lógicamente, su valor variaba de un país a otro, inclusive dentro del país, según su uso.
 
Los israelitas por lo general usaban un codo de 44,5 cm. Sin embargo, también usaron un codo que era un palmo (más o menos 7,4 cm.) más largo que el codo “común”, de unos 51,8 cm.
 
El Arca estaba construída de madera de acacia, enchapada del más fino oro por dentro y por fuera. Y en la cubierta había 2 querubines, uno frente al otro, en silenciosa vigilia.
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Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. El Arca abría la marcha durante los años de travesía por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones). Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.
 
Para gran parte del cristianismo, el Arca significa la Presencia misma de Dios entre su pueblo. Los querubines simpre aparecen en la Biblia como guardianes que cuidan lo que Dios les encomienda. Pero en el Arca, los querubines están inclinados ante la tapa que contiene la sangre depositada por el sumo sacerdote; esto significa que cuando los querubines ven la sangre que cubre el Arca, se inclinan y permiten el paso a la Presencia de Dios, es decir, el cristiano que está cubierto simbólicamente por la sangre del sacrificio de Jesucristo, tiene libre acceso al Padre.
 
A pesar de sus diferencias, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo tienen un elemento en común, todos adoran a un solo Dios. Y el concepto de ese Dios era, al principio, personalizado por el Arca de la Alianza. Su poder domina los primeros libros del Antiguo Testamento. Inexplicablemente el Arca desapareció y desde entonces se han tejido decenas de leyendas y teorías en torno al Arca Perdida. 
 
Los antiguos hebreos reverenciaban el arca. Su morada era el lugar Santísimo del tabernáculo de Dios, al que nadie podía entrar sino el Sumo Sacerdote y solo 1 vez al año; portando incienso, sangre de cordero sobre sí y sobre todo estando libre de pecado, para no perecer a causa de la Presencia de Dios.
 
Ya fuese en el Tabernáculo o en el 1er. Templo, el Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado. No sólo estaba destinada a contener elementos sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios. 
 
Por eso el Arca se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. 
 
En cuanto al gomor de maná, debe recordarse que dijo Moisés: “Esto manda Adonai: Llenad un gomor de maná, y conservadlo, para vuestros descendientes, para que vean el pan con que os alimenté en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.” (Éxodo 16: 32).
 
El gomor era un medida hebraica de capacidad. En el texto bílico se dice que era la décima parte del ephi, o sea que su cabida era aproximadamente 3,88 litros.
 
En cuanto al maná era un alimento semejante a la semilla de xilantro, provisto por Dios, con el que se alimentó el pueblo de Israel durante sus 40 años en el desierto.
 
El Arca fue construída al pié del Monte Sinaí, sus planos resultan la descripción más detallada brindada en el Antiguo Testamento, ya que, según Moises, venían directamente de Dios. 
 
Precisamente, por entre las figuras colocadas en lo alto del Arca, Dios en forma de una inmensa bola de fuego se dirigía a los sumos sacerdotes. El Arca era una prueba absoluta de la presencia de Dios en la Tierra.
 
La tradición registra que el rey Salomón, quien construyó el 1er. Templo, supervisó la construcción de un vasto sistema de laberintos, cámaras y pasillos debajo de la arquitectura visible. Ordenó que se construyera un lugar especial donde las vasijas sagradas del Templo pudiesen ser ocultadas en caso de peligro. 
 
La tradición Midrashica enseña que el Rey Josiah de Israel, quien vivió aproximadamente 40 años antes de la destrucción del 1er. Templo, ordenó a los levitas (era la tribu o familia designada para servir en el Templo) ocultar el Arca, junto con la Menorá original y varios otros artículos, en este escondite secreto que el Rey Salomón había preparado.
 
La vara florecida
 
Dentro del Arca se encuentra la vara de Aarón. Él fue un sacerdote levita, hermano mayor de Moisés y primer Sumo Sacerdote de los israelitas. Hay un relato clave para la historia de las 12 tribus:
 
"(...) Y sucederá que florecerá la vara del hombre que yo escoja. Así quitaré de sobre mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.”
 
Moisés habló a los hijos de Israel, y todos sus dirigentes le dieron varas, una vara por cada dirigente de cada casa paterna, doce varas en total. Y la vara de Aarón estaba entre sus varas.
 
Luego Moisés puso las varas delante de Jehovah en el tabernáculo de reunión. 
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Y sucedió que al día siguiente Moisés entró en el tabernáculo de reunión y vio que la vara de Aarón, de la casa de Leví, había brotado, echado botones, dado flores y producido almendras maduras.
 
Entonces Moisés llevó de delante de Jehovah todas las varas a los hijos de Israel. Ellos las vieron y tomaron cada uno su vara.
 
Entonces Jehovah dijo a Moisés: “Vuelve a poner la vara de Aarón delante del testimonio, para que sea guardada como señal para los rebeldes. Así harás cesar sus quejas contra mí, para que ellos no mueran.” (...)".
 
La historia
 
En más de 200 referencias, el Antiguo Testamento describe en detalle los sorprendentes poderes del Arca. 
 
El Arca fue usada en la conquista de Canaán. Con ella, Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán, y durante 7 días fue paseada en torno de Jericó, que entonces cayó en poder de las 12 tribus de Israel.
 
El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos (pueblo pagano, llegado desde el Mar Egeo, quizás la isla de Creta), fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. 
 
Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los 2 hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó 2 noches consecutivas postrado delante del Arca, solo que la 2da. vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. 
 
Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por 2 vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
 
De allí fue trasladada a Gabaá. 
 
Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sion. Sin embargo, de camino a Sion habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sion la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado en Jerusalén.
 
Luego, desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo, el Arca prevenidamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de los judíos. 
 
¿Dónde está?
 
Con seguridad, Jeremías conoció el destino del Arca. Es más, hay relatos no bíblicos que le atribuyen haberla ocultado en el Monte Nebo.
 
Durante una de las Cruzadas, en el 1119, un grupo de 9 nobles franceses, que se hacían llamar los Caballeros Pobres de Cristo y del Templo de Salomón, llegaron a Jerusalén, tomaron la cima del monte, comenzaron a excavar en la caverna natural que yacía debajo de la piedra sagrada para la tradición islámica, buscando el Arca de la Alianza. 
 
Pero en 1126 los caballeros regresaron a Francia sin la reliquia. Sin embargo, quiza hubían encontrado algo que era igualmente valioso: tuvieron conocimiento directo de una arquitectura que luego revolucionó el arte, el diseño gótico.
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En épocas más recientes, los arquéologos israelíes descubrieron la salida al tunel que cavaron los caballeros de la montaña-templo. El túnel se extiende por debajo de la montaña, pero debido a restricciones impuestas por el gobierno musulmán, nunca ha sido explorado. Quiza nadie llegue a saber nunca que se encuentra a final de esta excavación que data del siglo XII.
 
La teoría fue retomada por los rabinos Shlomo Goren y Yehuda Getz, quienes aseguran que el Arca sigue escondida en Jerusalem, bajo lo que fue el Templo del Monte, habiendo sido enterrada ahí porque Nabucodonosor podía robarla. Desafortunadamente, el Templo del Monte es ahora la sede del Domo de la Roca, un lugar santo para el Islam, y la comunidad local musulmana, quien se rehusa a permitir que sea excavado para buscar el Arca. 
 
El Wakf islámico, que gobierna sobre el territorio que ocupó el Monte del Templo, sostiene que nunca existió en ese lugar un Templo Sagrado, y que los judíos no tienen ningún derecho sobre el lugar.
 
 
El explorador Vendyl Jones, entre otros, creen que un artefacto encontrado entre los Pergaminos del Mar Muerto, el enigmático “Rollo de Cobre” de la Cueva 3 de Qumrán, es en realidad el mapa de un tesoro que contiene algo así como un listado de lugares en los que fueron enterrados varios tesoros preciosos tomados del Templo antes de la llegada de los babilonios, encontrándose entre ellos el Arca perdida de la Alianza. Ya sea que esto sea o no verdad, falta por verse, porque aún nadie ha sido capaz de localizar todas las marcas geográficas necesarias descritas en el rollo. 
 
Es interesante que algunos expertos especulan que el Rollo de Cobre puede ser al que se refiere el relato registrado en 2 Macabeos 2:1 y 4, el cual describe a Jeremías escondiendo el Arca. Aunque esta es una especulación interesante, permanece sin sustentación. 
 
A su vez, el ex corresponsal del semanario británico The Economist, Graham Hancock, publicó en 1992 un libro titulado “The Sign and the Seal: The Quest for the Lost Ark of the Covenant” (La Muestra y el sello: La búsqueda del arca perdida del pacto), argumentando que el Arca fue guardada en la Iglesia de Santa María de Sion en Aksum, una antigua ciudad de Etiopía. 
 
Cuenta el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, que en tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la sabiduría de su Rey. Ella comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre Salomon, y de aquella única unión nació Menelik I, futuro rey de Etiopía, quien fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén pero luego regresó a Etiopía, y se llevó consigo el Arca (el relato luego se vuelve confuso).
 
Supuestamente el Arca estuvo en un templo en la isla de Elefantina cerca del río Nilo. Luego habría sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano). y luego pasó a Aksum.
 
Lo cierto es que en 20.000 iglesias en Etiopía hay réplicas del Arca del Pacto.
 
El explorador Robert Cornuke, del Instituto B.A.S.E., de Colorado, USA, también cree que el Arca pueda estar ahora en Aksum. Sin embargo, aún nadie la ha encontrado ahí. 
 
El arqueólogo Michael Sanders cree que el Arca se encuentra guardada en un antiguo templo egipcio en la villa israelita de Djaharya, pero tampoco pudo encontrarse ahí. 
 
Una dudosa tradición irlandesa, mantiene que el Arca está enterrada bajo la colina de Tara en Irlanda. Algunos estudiosos creen que esto es el origen de la leyenda irlandesa sobre “la olla de oro al final del arco iris.”
 
La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia judía, ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.
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A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, afirma en su investigación que el Ngoma lungundu está relacionada con el Arca: es de tamaño parecido, que fue trasladado sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar el suelo, que fue venerado como una voz de su Dios, o que se utilizó como un arma de gran poder.
 
Pero la teoría no terminó de lograr alguna credibilidad.
 
La Ley
 
Lo más importante: ¿cuáles eran los 10 Mandamientos que estaban en el Arca?
 
No son los que algunos cultos reivindican hoy día, por haber modificado el texto original. 
 
Son los 10 Mandamientosde Éxodo 20:1-17:
 
"Habló Dios todas estas palabras:
 
"Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
 
"No tendrás dioses ajenos delante de mí.
 
"No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,  y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.
 
"No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tome su nombre en vano.
 
"Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó.
 
"Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.
 
"No matarás.
 
"No cometerás adulterio.
 
"No hurtarás.
 
"No dirás contra tu prójimo falso testimonio.
 
"No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo."

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