REORDENANDO LA VIDA

Recoba feliz... y con oferta de China

El tiempo puso las cosas en su lugar para Álvaro Recoba, luego de tantos problemas en su vida deportiva profesional. Campeón con Nacional y oferta de China.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Álvaro Alexánder Recoba Rivero nació en Curva de Maroñas, Montevideo, y siempre fue un jugador ofensivo. Aún desde el inicio en Danubio Fútbol Club, en cuya 1ra. División debutó en 1993, despertando el interés de Nacional y Peñarol.
 
Porque su representante Paco Casal era amigo de José Pedro Damiani, presidente de Peñarol, todos lo imaginaron 'carbonero', pero ocurrió lo imprevisto y terminó en Nacional, donde jugó entre los años 1996 y 1997 marcando 30 goles.
 
En julio de 1997, Francisco Casal lo transfirió al Inter de Milán, sin el consentimiento de la Comisión Directiva del Club Nacional. 
 
Recoba pasó, a préstamo, por el Venezia, y luego fue al Inter, donde su vida resultó muy ajetreada. Prometió mucho y cumplió poco. Igual que el brasileño Adriano.
 
De todos modos, por su talento, tuvo una larga trayectoria: 10 años, hasta que en 2007, Inter lo cedió a préstamo al Torino de Italia y en 2008 lo vendió al Panionios NFC de Grecia, firmando contrato por 2 años. 
 
En diciembre de 2009 rescindió su contrato y regresó a Uruguay, a jugar al Danubio.
 
Pero en julio de 2011, fichó por Nacional: Recoba estaba recuperando su historia, probablemente reescribiéndola.
 
Recoba llegó a Nacional “para ser campeón”, segun lo expresó el futbolista apenas se confirmó su arribo a los tricolores. 
 
En ese momento había muchas dudas sobre el aporte que podía darle al equipo que estaba formando Marcelo Gallardo, debido a su edad y a las lesiones.
 
Sin embargo, el correr del torneo Apertura lo mostraron decisivo, con goles importantes y un nivel superior al esperado.
 
Fue protagonista del triunfo en el Apertura 2011.
 
Y acaba de darle el gol de la victoria a Nacional para el bicampeonato.
 
 
Cómo tardó el tiempo para poner las cosas en su lugar…
 
Cuánto sufrimiento... Partir luego de obtener la mitad de un torneo y enterarse a la distancia que no se pudo.
 
Volver para defender a la selección y cargar siempre con la cruz de la desgracia. Cada tiro de esquina, cada tiro libre, cada frustración se las llevó como ingrato recuerdo de un público que no le perdonaba una.
 
Aquella clasificación al Mundial obtenida desde su mágica calidad. Hay hechos que parecen quedar de lado, pero héroe es el que hace la jugada y mete la pelota ahí para que otro la empuje. Pero son detalles de un juego muy particular que cada uno lo interpreta como quiere.
 
Los mil y un rumores en Japón y Corea. Que no se hablaban, que no la pasó cuando debió. Otra vez los años de oscuridad. 
 
La aparición de un pasaporte falso en Italia. La sanción que lo marginó de la actividad. El nuevo ciclo en la selección de Tabárez, la renuncia y volver a empezar. Desde lejos.
 
El regreso. La vuelta al primer amor dejando desairados a los grandes. Otra vez en casa. Danubio. Pero no hubo forma de sonreír. El club en proceso de recambio, lesiones e inestabilidad hicieron que la historia no terminara bien.
 
Y Nacional significaba la última puerta para un talento castigado, siempre puesto en duda, pocas veces ponderado.
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Era el último tren con destino a la estación Revancha. Se lo tomó.
 
No fue sencillo el camino. Claro que hubo golpes, dudas, miradas de reojo. Las de siempre.
 
El clásico del Apertura midió la temperatura. Última pelota, Peñarol mal parado Nacional de contra. Penal. Era gloria o muerte. No habría término medio para su carrera deportiva. Asumió el riesgo. Y el gol significó un poco de paz. 
 
La felicidad la encontró una fecha después. Quedaban 10 minutos para terminar el duelo con Liverpool y el gol no se veía por ningún lado. 
Y otra vez la aparición para terminar de rubricar un campeonato. Era el final soñado.
 
Pero íntimamente asumía aquella vieja deuda. La que lo marcaba como uno de los tantos que no ganó el Uruguayo.
 
Peleó el Clausura hasta el final, volvió a definir el clásico pero el torneo se lo llevó Defensor Sporting. Claro que la confirmación de la tabla Anual le devolvió el alma al cuerpo. Es que la historia quedaba a merced de Nacional.
 
Noventa minutos para terminar de sellar una temporada soñada.
 
Y otra vez el destino lo encontró en el momento y en el lugar indicado. Una definición propia de su inconfundible sello, ese que marca que primero se amaga y luego se toca con suavidad. Propia de una forma de sentir y vivir el fútbol. Sin tirar a romperle el pecho al golero, sin la más mínima cuota de nerviosiosmo. Ahí, donde el arco queda chiquito, ahí se hizo gigante.
 
Recoba, el de la cruz de la desgracia, el que no sabía ejecutar tiros libres y córners en la selección, el que no la pasó en el Mundial. El de las acusaciones y al que miraban de reojo. 
 
Recoba, el del pasaporte falso en Italia, el niño mimado del imperio Moratti en Inter, el que se alejó contrariado de la selección, el que jugó gran parte de su carrera en deuda.
 
Recoba, el que doblegó en la hora a Peñarol en el Apertura, el que brindó el título ante Liverpool, el que ganó el clásico del Clausura y el que marcó el gol del campeonato.
 
Justicia, Chino. El tiempo tarda pero pone las cosas en su lugar."
 
China
 
Recoba tiene una oferta en firma para ir a jugar a China, por US$ 4 millones.
 
Él dijo que primero quería salir campeón con Nacional.
 
Pero acaba de conseguirlo.
 
¿Ahora China?
 
“La posibilidad está porque me han llamado. Después de las finales podría evaluarla. Yo no descarto irme a jugar afuera. Pero tendría que analizarlo con mi familia”, dijo Recoba a Sport 890, de Montevideo.

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