CRISIS ENERGÉTICA... Y POLÍTICA

Galuccio amenaza con irse de YPF

La nueva YPF ya manifestó sus primeras pujas políticas. Se trata de dos áreas que disienten en cuanto a las dificultades para conseguir fondos, el modo de relacionarse con potenciales socios y el modelo de gestión que se pretende para la compañía. Lo cierto es que medio de la crisis y los primeros fracasos, como fue la reunión con los chinos, no es extraño que surjan desencuentros. Así es como Miguel Galuccio, habría amenazado ya dos veces con irse.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Dicen que F. Miguel Galuccio , CEO de la petrolera, mostró en conversaciones reservadas malestar hacia el ministro de Planificación, Julio de Vido. Es él el hombre designado por Cristina Fernández para conversar con los inversores, y parece que la reunión con los chinos no produjo ningún resultado.
 
Sucede que las divergencias entre ambos serían crecientes, y llevaron ya al ejecutivo a amagar en dos oportunidades con la renuncia, según informa el diario 'La Nación', pese a que voceros de YPF niegan todo.
 
Según varios interlocutores de contacto frecuente con la Rosada y con el ex líder de Schlumberger acreditan que la situación se precipitó con la unción de De Vido como convocante de inversores, un estatus que Galuccio, hombre habituado a tratar con corporaciones de todo el mundo, no parece dispuesto a aceptar.
 
Las diferencias no indican que el ingeniero esté todavía dispuesto a dejar el cargo. Galuccio vive en el hotel Sofitel, pero se mudará en diez días para instalarse en su nueva casa. Y aunque dejó a un hijo adolescente en Londres, anotó a una más pequeña en un colegio argentino. "Está muy entusiasmado, trabajando en el plan de los 100 días", dijeron en la compañía.
 
En todo caso, habrá que tomar estos desacuerdos como anticipo de la convivencia que le aguarda ante quienes prefieren manejarse con cánones políticos. No es casual, por ejemplo, que desde las áreas técnicas se esté admitiendo que la aplicación de aumentos de los combustibles en los surtidores, la semana pasada, haya tenido en rigor un retraso de casi dos meses desde que se pensó.
 
Es ese núcleo, acaso el único que tiene la confianza de Galuccio, el más expuesto a la presión: los mismos que dan por sentado que los US$ 3500 millones de inversión anunciados para este año llegarán a lo sumo a unos 2000 millones. O los que muestran fatiga ante la duplicación de tareas: destinan, dicen, fines de semana enteros a elaborar informes sobre temas idénticos para funcionarios diferentes.
 
Tal vez una buena alegoría de la coexistencia de ambos modelos, el de la energía y el de la política, haya sido la convocatoria que el Gobierno le hizo hace dos semanas a la estatal china Cnooc, que coincidió con la visita del primer ministro chino, Wen Jiabao.
 
El gestor y artífice de esos encuentros fue Carlos Bulgheroni, dueño de Bridas y socio de Cnooc en Pan American Energy. Con YPF como tema de conversación dominante, el Gobierno les ofreció allí a los chinos una asociación que fijó en estos términos: YPF necesita entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares de inversión en los próximos cinco años.
 
Cnooc dijo estar interesada. Pero exigió a cambio cuatro condiciones. Primero, un sinceramiento de los precios locales hasta alinearlos con los internacionales. "El petróleo es una commodity", fue la obviedad esgrimida que, de todos modos, encontró rechazo en la Casa Rosada.
 
La segunda exigencia, igual de ambiciosa, fue una garantía en activos argentinos. Los chinos propusieron destinar a tales efectos la producción que se extrajera del yacimiento de Vaca Muerta, el área de hidrocarburos no convencionales en que la Casa Rosada tiene puestas todas las esperanzas para revertir la crisis energética. Vaca Muerta fue, según Repsol, el verdadero motivo de la expropiación. Lo dijo Antonio Brufau, presidente del grupo español, en la primera conferencia que dio después de la medida: "Seguramente, como expuso ayer la Presidente, y no sé si voluntariamente, (Vaca Muerta) está en el centro del interés del gobierno argentino por el control de YPF".
 
Los chinos pidieron además dos condiciones que resultan casi un cuestionamiento directo a los pasos dados últimamente por el Gobierno. Una fue plena libertad para exportar los volúmenes de petróleo y gas obtenidos en el país. La otra, un acuerdo para remitir utilidades, el meollo de la ruptura entre la Presidente y los Eskenazi el año pasado. Este último ítem fue de todos modos el único que Cristina definió como negociable: transmitió que perfectamente se podría llegar a un entendimiento por los beneficios, pero sólo si se definía un determinado monto.
 
Como podrá suponerse, las conversaciones dejaron una sensación amarga. Y le significaron a De Vido reprobaciones de la Presidente, que cuestionó que no se hubieran tanteado antes las posturas. 

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