¿LLEGAMOS A UN EXTREMO?

En la Argentina, ya se liquida "por robo"

Un grupo de delincuentes entró de madrugada y dejó sólo cajas vacías en una zapatería de Recoleta. Ahora su dueño, que se resiste al cierre, apela a lo último que le queda: puso un cartel en la vereda y en la vidriera que dice "liquidación por robo", y ofrece los viejos productos que le quedaban en la fábrica de Lomas del Mirador.

Mauro Luna, de 76 años, dueño de la zapatería Mauro Bottier, en Recoleta, se encontró la mañana del lunes 16 de julio pasado, con que la puerta del local estaba forzada y tuvo que empezar a sacar cajas vacías para poder ingresar. Un grupo de ladrones se había llevado todos los zapatos que había en el local situado en Juan María Gutiérrez 2685: unos 300, según estima Luna. Por eso, ahora, en la vidriera del local, se lee en letras gigantes "Liquidación por robo".
 
En la zapatería de Luna no quedó nada, y por eso, para poder recuperarse de esa pérdida, debió recurrir a lo último que quedaba en la fábrica que tiene en Lomas del Mirador. Algunos modelos de verano, ejemplares discontinuos y de temporadas pasadas. "Se llevaron hasta zapatos que eran míos, usados, y que tenía guardados adentro", dijo Luna en diálogo con el diario 'La Nación'.
 
Son varias las personas que al pasar por el frente del local se asombran al ver el letrero y se detienen. Algunos no miran los zapatos, sino que se detienen en las marcas de soldadura de la puerta de hierro y el marco, que quedaron destrozadas después del episodio en el que la zapatería de Luna fue vaciada por completo.
 
Lo extraño fue cómo perpetraron el robo. Tras la reconstrucción del hecho y el testimonio de vecinos, se pudo determinar que durante la madrugada, entre las 4 y las 5, un grupo de delincuentes ingresó al negocio, tras reventar la puerta de entrada con una barreta. Allí, se tomaron el trabajo de vaciar cada una de las cajas, meter los zapatos en bolsas o sacos y cargarlos en un auto. Se presume que debido a que no contaban con un transporte con gran capacidad de carga fue que decidieron llevarse el calzado solo.
 
Dos vecinos manifestaron haber oído ruidos en ese horario, pero pensaron que se trataba de la panadería situada al lado.
 
"Es gente que entiende del negocio. Toda ésta es mercadería propia. Son productos ciento por ciento de cuero, de mucho valor. Se pueden revender por mucho dinero", comentó.
 
Hace diez años que la zapatería Mauro Bottier se mudó de su histórico local del barrio de Palermo Viejo, sobre la calle Malabia y Córdoba, al lugar donde funciona ahora. La razón de la mudanza fue un hecho similar al que sufrió Luna hace quince días.
 
Pese a todo, al comerciante, que tiene más de 50 años en el negocio, nada le quita las ganas y la motivación de continuar. "A mí no me van a parar, yo pienso seguir en esto hasta el último día. Soy una persona muy activa. Ahora hay que tomar fuerzas para recuperarse de lo que pasó", dijo.
 
Por el hecho hay una denuncia en la comisaría 19a., con jurisdicción de la zona, y se está tratando de determinar si la cámara de seguridad que está instalada sobre Juan María Gutiérrez y Laprida logró captar alguna imagen de lo ocurrido para esclarecer el episodio.
 
El local está situado en una de las cuatro zonas peligrosas que los vecinos agrupados en la Asociación Barrio Recoleta señalaron a comienzos de este año en el mapa del delito de ese barrio porteño. En los últimos meses también sufrieron robos la panadería situada al lado de ese local -en dos oportunidades-, sobre Juan María Gutiérrez, y un local de quiniela situado sobre Agüero y José Andrés Pacheco de Melo.
 
Esta zona de riesgo, según señalan los vecinos de Recoleta debido a la cantidad de denuncias de delitos que registra, está comprendida por el triángulo conformado por el colegio San Agustín, el hospital Rivadavia y la Biblioteca Nacional, en el perímetro de la avenida Del Libertador, Austria, Peña y la avenida Pueyrredón.

Dejá tu comentario