PROBLEMAS DE UNA MONEDA DÉBIL

Lujo imposible para el Peso argentino: Real/Yuan contra el Dólar

El acuerdo de China y Brasil para comerciar en sus divisas no impactará a la economía mexicana; China y Brasil acordaron dejar de lado al dólar. ¿Cómo afecta eso a otros países? Por ejemplo, beneficia a la Argentina porque tiene dólares en cuentagotas. El problema para la Argentina, de todos modos, es la depreciación de su moneda, algo que no ocurre con el real de Brasil. Interesante conocer el caso de México, vecino a USA e interesado en acciones bilaterales con Brasil y China. De todos modos, el reciente encuentro en Durban (Sudáfrica) de los emergentes que se dan cita en Brics (Brasil Rusia India China Sudáfrica) exhibió limitaciones significativas en cuanto a lo colectivo de ese bloque, y permite mantener negociaciones bilaterales con sus integrantes.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hace unos días, Brasil y China firmaron un acuerdo de intercambio comercial con la utilización de sus respectivas monedas, como parte de un esfuerzo para depender menos del dólar y del euro. La firma del acuerdo comercial entre China y Brasil se espera que incremente los lazos comerciales entre China y Brasil, aumentando las exportaciones del país sudamericano al país asiático.
 
China es la carta de Brasil para consolidar su expansión comercial.
 
¿Qué ocurre con México, que también pretende incrementar los vínculos comerciales, por separado, con ambos países?
 
Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico-Financiero de Base Banco, subrayó que para el tipo de cambio en México, la medida no tiene ninguna consecuencia, a causa de que el mayor socio comercial de México es USA.
 
Desde los acuerdos de Bretton Woods, realizados a mediados del siglo 20 entre las principales economías del mundo, todas las divisas cotizan respecto al dólar estadounidense. Si bien ese sistema se eliminó desde los años '70, quedó el uso del dólar como la moneda de cruce entre las diferentes divisas del mundo y para la cotización de los commodities en los mercados internacionales.
 
De acuerdo con la especialista a Siller Pagaza, a partir de la crisis financiera de 2008 se consideró que el dólar perdería poderío y que el euro lo sustituiría como moneda de cruce, pero la crisis de los altos déficits fiscales dejó en claro que no tenía sentido un cambio en la forma de cotización cambiaria.
 
Ella considera que el acuerdo firmado con Brasil puede ser el primero de muchos que China realice para facilitar el comercio, el cual es el sustento de su economía.
 
En su opinión, de esta forma se elimina la volatilidad asociada al dólar por el cambio en la aversión al riesgo de los inversionistas, que utilizan los bonos del Tesoro estadounidense como activo seguro y de refugio dada la incertidumbre en la economía global.
 
Siller Pagaza estima que la medida de omitir al dólar en la cotización del real brasileño contra el yuan chino implica una pérdida de poder de la moneda estadounidense que no se espera tenga consecuencias sobre la economía del vecino país en el corto plazo.
 
Sin embargo, ella señala que, a medida que más países firmen ese tipo de acuerdos con China en el largo plazo y si se asume que el yuan efectivamente empiece a fluctuar de acuerdo con la oferta y la demanda y cotice en los mercados globales a partir de 2015, podría entonces llegar a reconformar los flujos de capital en inversión de cartera.
 
De darse lo anterior aumentarían las especulaciones sobre la pérdida de poder del dólar y de los bonos del Tesoro como el activo con el menor riesgo del mundo, dijo.
 
De todos modos, el Brics como nuevo eje de poder todavía provoca muchas dudas. Aquí un comentario editorial del madrileño diario El Paí s (que es cierto que refleja la opinión de muchos intereses europos y estadounidenses, pero es indiscutible que fue muy ruidoso el fracaso de Brics en la creación de un banco que en los medios de comunicación de Brasil, su Cancillería ya había deslizado como confirmado):
 
"La cumbre que las cinco grandes economías emergentes o BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) acaban de celebrar en la ciudad sudafricana de Durban comenzó con gran redoble de tambores, pero acabó con sordina. El convenio de canje de divisas suscrito previamente por China y Brasil aparecía como el aperitivo de acuerdos de mucho mayor calado, en particular la creación de un banco de desarrollo que sirviera de contrapeso al Banco Mundial y al FMI.
 
La iniciativa, aprobada por el quinteto el año pasado en Nueva Delhi, se presenta como la base de un nuevo orden financiero mundial: un “banco sur-sur” que ayude a los países en desarrollo y desafíe a los organismos dominados por las potencias occidentales. Los Brics, sin embargo, no pudieron apuntalar en Durban su primera institución. No hubo acuerdo en cómo financiar el banco, ni dónde situar su sede, ni cómo articular la toma de decisiones.
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Esta quinta cumbre de los emergentes ha reflejado, una vez más, sus enormes disparidades: la economía china es 20 veces mayor que la sudafricana y cuatro veces más grande que la rusa. Las diferencias políticas y las inevitables rivalidades tienen también un peso inocultable.
 
Pero estas dificultades no restan un ápice de legitimidad a sus aspiraciones. Los Brics representan el 45% de la población del planeta y el 21% de su riqueza. Cifras elocuentes de una nueva realidad económica mundial que no se ha traducido en una nueva arquitectura institucional. Las potencias emergentes no encuentran acomodo en unas estructuras creadas tras la II Guerra Mundial, y exigen espacios acordes con su peso específico.
 
Más desconcertante resulta, sin embargo, el empeño en envolver esa demanda justa con el viejo discurso antioccidental, y en presentarse como la alternativa virtuosa. La corrupción en Rusia o China no es una buena tarjeta de presentación para los adalides de un nuevo orden alternativo. Y la retórica “sur-sur” ha encontrado su respuesta justamente en África, donde algunos líderes empiezan a acusar a China, principal socio comercial del continente, de “neocolonialismo”, por el desprecio de sus empresas hacia el medio ambiente o las condiciones laborales.
 
Los Brics plantean pasos importantes para la modernización de la gobernanza económica mundial. Pero aún les queda un largo camino para consolidarse como bloque estratégico."
 
El caso de Uruguay
 
En la Argentina, la estanflación avanza sin freno. La inflación deteriora la moneda, situación que complica la distorsión de precios relativos vigente desde la megadevaluación de 2002.
 
China nunca podría aceptar establecer con la Argentina un vínculo monetario como con Brasil. Es más: el mercado cambiario doble provocó ya que una petrolera china renunciara a invertir en el yacimiento de shale gas/shale oil Vaca Muerta. Entonces, la Argentina no tiene dólares estadounidenses pero tampoco tiene herramientas para eludir el comercio en esa moneda.
 
Los argentinos tienen otros problemas, más acuciantes.
 
La clave es jugar con los dólares oficial y paralelo. Los argentinos están aguzando el ingenio para sobrevivir. Por ejemplo, un porteño que tiene un vehículo Audi y necesitaba cambiar las cubiertas, encargó a un conocido uruguayo que se las comprara en una gomería de Montevideo. El amigo le llevó las cubiertas a una chacra en Carmelo y, de allí, las embarcó en uno de los tantos veleros que cruza de una orilla a otra. Los argentinos ya hablan del "dólar Colonia", que consiste en cruzar a la ciudad uruguaya y extraer dólares de los cajeros con las tarjetas de crédito. Los dólares se obtienen al cambio oficial y, aunque existen recargos, resultan 30% más baratos que al cambio paralelo.
 
De pronto, la Argentina es cara para los argentinos pero puede resultar barata para uruguayo que soportan una enormpe apreciación de su moneda, consecuencia de los dólares que le ingresan.
 
Acerca de la polémica situación cambiaria entre argentinos y uruguayos, hay muchas noticias.
 
 
"Marisa, una instructora argentina de pilates, casada con un uruguayo, estaba dispuesta a pagar los 6.000 dólares que cuestan los tres pasajes de Montevideo a Australia, donde vive con su familia. Pero averiguó con conocidos en Buenos Aires, y al final, vendiendo dólares en el mercado paralelo y comprando en las agencias de viaje al dólar oficial, logró este mes sacar los tres pasajes por unos 4.000 dólares.
 
Pablo se tenía que ir por trabajo a Dubai en marzo. Con una colega que también viajaba reservaron los pasajes por Emirates en una agencia de Buenos Aires, ella viajó allá, cambió plata en el mercado blue a 7,50 pesos por dólar, "en una agencia en el microcentro, sin dramas, como si cambiara al precio oficial", cuenta Pablo. Y terminaron pagando 1.500 dólares por pasajes que desde acá costaban 2.200.
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Hugo compró en Argentina una excursión a Cataratas del Iguazú para ir con su señora en febrero, que le costó 450 dólares, cuando acá la venden por 870.
 
Agustín se va con un grupo de amigos a Miami en junio, de despedida de soltero. Averiguó la cotización del viaje en una agencia de viajes en Argentina y, si bien el precio era mas o menos el mismo que acá, el tipo de cambio hacía una diferencia importante: un viaje de 2.200 dólares le terminó costando 1.600. La operación fue sencilla. Compró pesos argentinos en un cambio de Montevideo a 7,60 pesos por dólar, y el propio cambio giró el dinero a la agencia de Buenos Aires por un costo de 40 dólares.
 
Si bien la semana pasada el gobierno argentino impuso una medida adicional de 20% de recargo a las compras de paquetes turísticos, sacando cuentas sigue siendo negocio para los uruguayos. Las medidas restrictivas del gobierno de Cristina Fernández para evitar la fuga de dólares han perjudicado de gran forma nuestras exportaciones y el turismo, pero también generan una importante ventaja a los consumidores uruguayos, y no solo en la compra de pasajes.
 
En Colonia y Juan Lacaze muchos cruzaron el río para comprar los útiles escolares para el comienzo de clases, a un costo tanto más bajo que justifica el viaje. En Paysandú hay todos los días colas de una hora y media para cruzar el puente hacia Colón, de uruguayos que con 1.000 pesos hacen el surtido del supermercado para varias semanas.
 
En Salto, la diferencia de precios con Concordia llega a ser de hasta 60% con los productos uruguayos. La nafta está a mitad de precio y también conviene comprar vestimenta y artículos de almacén.
 
Como lo explica la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte, tomando en cuenta el valor del dólar blue, nuestra competitividad con Argentina está en los peores niveles desde mediados del 2002, cuando Argentina había devaluado y Uruguay todavía no. Lo cual es lo mismo que decir que Argentina está muy barata para los uruguayos, por lo que no es descabellado esperar que en los próximos meses se generen oleadas de uruguayos hacia Argentina aprovechando los buenos precios, como sucedió en 2002.
 
Igual que ese año, la ventaja puede durar poco y, a la larga, la situación de descalabro argentino será más perjudicial que otra cosa. Puntualmente, de seguir las restricciones a la salida de dólares, el año que viene el golpe al turismo y a las industrias será mayor. "Eso nos va a restar ventas, actividad y empleo", dice Alejandro Cavallo, economista de Equipos Mori.
 
Las medidas para cerrar el acceso a los dólares en Argentina comenzaron a aplicarse en octubre de 2011, apenas reelecta Cristina Fernández. Desde entonces, cada poco tiempo se suma una nueva barrera a la compra de divisas, generando desequilibrios en la economía por la escalada del precio del dólar en el mercado negro.
 
La semana pasada y dos días después de un nuevo aumento en las restricciones, el paralelo llegó a un pico histórico de 8,75 pesos argentinos por dólar, 70% por encima del cambio oficial a 5,10. Por este hecho, Fernández convocó una reunión de urgencia con los jerarcas de la economía y se corrieron rumores de posibles renuncias. Así y todo, la economía argentina no está en crisis, porque el producto, aunque a ritmo bajo, sigue creciendo (ver entrevista). "Hace muchos años que estamos esperando la crisis en Argentina y nunca termina de eclosionar", dice Cavallo. "Pero se han acumulado tantos desequilibrios en el plano fiscal, monetario y en el de precios que la situación se viene tornando cada vez peor. Y sí nos va a afectar", agrega el economista.
 
Para Schandy la situación no es sostenible en el mediano plazo. "Argentina lleva mucho tiempo en una situación similar y hasta ahora se ha podido mantener en este equilibrio precario. Pero a medida que el gasto público siga creciendo, sin una perspectiva de moderación de la emisión monetaria, los desequilibrios se van acumulando y hacen cada vez más probable un desenlace de crisis".
 
Mientras dure. Pero mientras tanto los uruguayos aprovechan la volada. Cambiar dólares en Buenos Aires en un "arbolito" (como le llaman a los agentes del mercado informal que, parados en la calle, por lo bajo ofrecen "cambio, cambio") no es demasiado riesgoso, y tampoco es nuevo para el uruguayo que viajó asiduamente a Buenos Aires en las últimas décadas.
 
Rodrigo fue a Buenos Aires con indicaciones desde acá de dónde cambiar dólares blue. Sobre la 9 de Julio, frente a una entrada del subte, un local dentro de una galería con un cartel de "Compro oro". Cuando fue hasta allí lo atendieron hombres vestidos de traje, en una oficina muy prolija, y cambió sin problemas.
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Un agente turístico de Buenos Aires, que prefirió el anonimato, dice que por lo general no hay problemas con el cambio paralelo: "Si fuese una estafa nosotros mismos le diríamos a los pasajeros que no vayan a cambiar a Florida. Y no pasa eso".
 
El que no se quiera arriesgar puede cambiar antes de viajar, ya que la cotización local no es muy diferente a la del blue. El martes en un cambio del centro de Montevideo vendían dólares a 7,35 pesos argentinos. En Buenos Aires, el blue estaba en 8,3.
 
En el litoral la fiebre por cruzar a comprar es cada vez más grande. En Fray Bentos, Jorge se resistía a ir a comprar a Gualeguaychú. Es de los que piensa que si cada uno de los fraybentinos cruza al menos una vez al mes a traerse un surtido, la economía local comenzará a deteriorarse. Jorge se resistía al punto de que mantuvo una fuerte discusión con su esposa. Tienen hijos estudiando en Montevideo y la plata para todo no alcanza. Al final le hizo caso y fueron por primera vez al hipermercado Carrefour que está en la ruta 136 en los accesos a la ciudad entrerriana.
 
Tras recorrer las góndolas quedó anonadado. Todo lo que le habían contado era cierto. No habían exagerado en nada.
 
"Las cosas están a mitad de precio y otras que comprás tres o cuatro por lo que pagás la unidad en Fray Bentos", dice Jorge, quien se sorprendió cuando vio a un conocido comerciante fraybentino cargar su carrito en Gualeguaychú con decenas de Lysoform en aerosol, "que allá en Argentina cuestan 30 pesos y acá los venden a casi 100 pesos".
 
Cuenta que con poco más de 2.000 pesos "hacés el surtido mensual de las cosas básicas y hasta te permitís darte un gustito. Con 1.000 pesos más le mandamos una encomienda a nuestros hijos".
 
En el mercado oficial el peso argentino cotiza a tres pesos uruguayos para la venta, pero en cambios informales se puede conseguir a 2,70 e inclusive a 2,50.
 
Otro vecino también quedó desconcertado con lo que vio y, más que alegría de encontrar mejores precios, le vino una sensación de indignación por lo caro que está vivir en Uruguay.
 
"Es como que te abren los ojos, al punto de que te preguntás quiénes son los que nos están robando en Uruguay. No puede ser que un mismo producto lo pagás en Uruguay tres veces más caro de lo que cuesta en Argentina. Alguien se está quedando con esa diferencia", dice Emiliano. "Uno puede juntar unos pesos y cruzar en auto hacia Argentina, pero imagínate los que tienen bajos salarios como el caso de los jubilados que deben inexorablemente vivir todo el mes pagando los precios de los comestibles en Uruguay".
 
Los comerciantes locales están preocupados, pero todavía se está lejos de lo que pasa en otras ciudades fronterizas como Paysandú-Colón y Salto-Concordia, donde las distancias son muy inferiores y los trayectos se realizan hasta en moto.
 
La ciudad de Colón dista apenas unos 15 kilómetros de Paysandú. Pero llegar a ella, por el puente internacional General Artigas, puede insumir una hora y media. Y casi otra hora y media el regreso. No es la distancia, obviamente, sino las extensas colas de vehículos que se forman por la cantidad de personas que cruzan la frontera. Un desprevenido podría explicarlo por el movimiento que genera la Semana Santa. Pero si se acerca al puente advertirá que casi la totalidad de los vehículos son sanduceros y que, si se les pregunta, sus ocupantes responderán que van hasta la orilla de compras, apenas por un rato, la mayoría para llegar hasta el supermercado a la entrada de la ciudad, que se llama "El rincón sanducero". Según funcionarios del paso de frontera el fenómeno ocurre hace ya unos meses.
 
Hacer rendir lo que gano, aprovechar para comprar cosas que en Uruguay no puedo y darme algún lujo, son las explicaciones más frecuentes de quienes hacen del cruce del puente una costumbre. Y basta cruzarlo para entender las razones: la mayoría de los productos en el supermercado cuestan al menos la mitad que en Uruguay.
 
En Salto, los comerciantes locales se quejan porque caen sus ventas y dicen que ya hay gente en el seguro de paro.
 
"Cuando en Argentina no me sirve el precio del aceite o la harina, me sirve el de la nafta, el gas oil, el vino o los refrescos. Siempre en algo hay diferencia, pero ahora estamos mejor porque sirve todo, el viaje es completo", dice a Qué Pasa un "bagayero" que se moviliza en una 4x4.
 
Por la diferencia de precios en las naftas en todos los barrios de la cuidad de Salto han proliferado "estaciones" clandestinas. Algunas, para mejorar el servicio, agregaron un compresor de aire para inflar neumáticos.
 
Los beneficios de la situación argentina, aunque parciales, pueden seguir creciendo en lo que queda del año, dicen algunos. Ojalá no tanto como para que, después, todo explote."

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