PASIVO AMBIENTAL

La respuesta que no quiere dar Galuccio

No solamente pudo ser un gran accidente el de Ensenada. El pasivo ambiental de YPF en ese polo petroquímico es brutal y la petrolera estatal no está cumpliendo con normas imprescindibles para la seguridad de quienes habitan en las cercanías de las instalaciones industriales tóxicas. Y la situación es mucho más compleja aún: desde 2002, y en especial desde 2003, cuando se aplicaron regalías a las exportaciones petroleras, el Ejecutivo Nacional compensó a las empresas permitiéndoles no invertir en, por ejemplo, prevención ambiental, un rubro muy oneroso para los hidrocarburos. Por eso muchos hablan de "la pesificación energética" (las calamidades que van desde el desabastecimiento hasta la contaminación). Y la tragedia está rondando en Ensenada, en Luján de Cuyo, en Bahía Blanca, en Dock Sud... En el caso de Ensenada, Miguel Ángel Galuccio, titular de YPF quien tardíamente llegó a la escena, adeuda muchas respuestas todavía, en especial porque es una empresa estatal. Hugo Bilbao, el responsable ambiental bonaerense -un símbolo de los acuerdos de Daniel Scioli con Hugo Moyano- tampoco ha aportado nada, y su irresponsabilidad es llamativa.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La organización no gubernamental Greenpeace sigue denunciando la situación en la refinería de YPF en Ensenada: “Tanto la empresa como las autoridades de control y asistencia en emergencias niegan la magnitud del accidente”, afirmó Lorena Pujó, coordinadora de la campaña de Tóxicos de Greenpeace. “Si las llamas alcanzaban los tanques de almacenamiento de hidrocarburos se hubiera generado un desastre ambiental y esa situación estuvo muy cerca de producirse”.
 
Frente a la información difundida por la empresa YPF, Greenpeace denunció que existieron riesgos reales de que el fuego se extendiera a otras zonas de la planta, debido a los significativos volúmenes de hidrocarburos que se derramaron y provocaron los incendios.
 
“La empresa evacuó a sus empleados, pero no avisaron nada a los vecinos que se encuentran a metros del lugar”, sostuvo la ambientalista.
 
“Este accidente deja en evidencia la incapacidad de la empresa y de los organismos del Estado para hacer frente a este tipo de incidentes y la increíble falta de coordinación de las distintas áreas que deberían dar respuestas a los vecinos de la refinería, que en medio de la incertidumbre decidieron auto-evacuarse. Nadie informó sobre cuáles eran los riesgos y cómo proceder ante estos hechos, agregó.
 
 
"(...) Además de los derrames de hidrocarburos, las llamas del incendio generaron que enormes columnas de humo negro tóxico y hollín cubrieran gran parte de la Ciudad de La Plata, que en ese momento padecía los efectos de la inundación. Tanto la empresa como los organismos de control, minimizaron las consecuencias y ocultaron la magnitud real este grave accidente, al tiempo querápidamente aclararon que no hubo ni riesgos ni contaminación de ningún tipo. 
 
Según consigna el OPDS el pasado 4 de abril en sus primeras declaraciones públicas a agencias de noticias, “El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) aseguró que monitoreó los parámetros de agua, aire y suelo durante el incendio en la destilería de YPF y los resultados se encuentran en valores normales. El organismo destacó, además, que no hay riesgo para la salud de los habitantes y el medio ambiente aunque se detectó la presencia de hollín en el aire. Hugo Bilbao, titular del organismo, explicó que las partículas de este material orgánico "no conlleva riesgo alguno, inclusive aún puede generarse un poco más de hollín, pero llevamos tranquilidad a la sociedad que esto no trae ningún tipo de complicaciones para la salud"
 
Sin embargo, las autoridades ambientales de la Provincia deben informar sobre qué tipo de mediciones hicieron y cómo, cuándo y dónde se realizaron las muestras. Además, también deben informar cuáles son los niveles que están supuestamente por debajo de niveles normales en agua, aire y suelo, y con qué línea de base fueron contrastados. Por último, es imprescindible también que tanto el OPDS como la empresa informen públicamente sobre los planes de remediación de aguas y suelos, dónde se está disponiendo y cómo se está tratando el agua que cubrió las instalaciones de la refinería.
 
A pesar de la falta de precisiones oficiales, en este tipo de eventos de combustión de hidrocarburos y productos asociados, se pueden esperar grandes emisiones de sustancias tóxicas, cuya combinación depende de la temperatura del fuego y el grado de refinación de los productos derivados del petróleo afectados. Cuanto menos refinado el producto, se pueden esperar mayores emisiones producto de la combustión incompleta, incluyendo sustancias tóxicas y persistentes como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en el hollín y las cenizas, que se depositan en los suelos provocando contaminación en el largo plazo. Este tipo de accidentes suelen provocar además la emisión de grandes cantidades de gases y vapores tóxicos, entre otros, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles no quemados. Un dato que tampoco ha sido informado es qué tipo de espumas se utilizaron para apagar el incendio, ya que estas también pueden causar significativa contaminación del agua.
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(...) En la Argentina no existen evidencias de estudios públicos que contengan información sobre los riesgos a los que se exponen la población ubicada en áreas cercanas a complejos Petroquímicos como el de Ensenada-Berisso o Dock Sud. Está información debe ser fundamental para garantizar el derecho del público a saber y considerando los severos riesgos que quedaron en evidencia con este accidente, dicha información debería ser clave para entablar una comunicación real entre el Gobierno, las industrias, el personal de dichas industrias y la comunidad.
 
En este contexto, es imprescindible que las autoridades hagan públicos los resultados de los muestreos realizados durante el incendio, se elabore un informe completo sobre el accidente y sus consecuencias, tanto en la refinería y como fuera de su perímetro. Es necesario además que la empresa informe públicamente sobre el plan de remediación en suelo y aguas y cuálesfueron las fallas reales que desataron el accidente. Frente a este grave accidente, la empresa debe dar a conocer además cuáles son los planes de adaptación de este complejo industrial frente a eventos climáticos que serán cada vez más recurrentes en el futuro."
 
Desde el año 2000, Greenpeace viene denunciando el vertido de efluentes contaminantes en los canales perimetrales a la planta de YPF-, y el accidente en la Refinería “deja en evidencia, una vez más, los riesgos que conllevan los conglomerados de la industria química y petroquímica, en zonas altamente pobladas como Ensenada-Berisso, el Polo Petroquímico de Dock Sud o Bahía Blanca, en las cuales los escapes de sustancias químicas o tóxicas pueden generar una reacción en cadena de consecuencias imprevisibles”.
 
Por su parte, la coordinadora de la campaña de Tóxicos de Greenpeace, Lorena Pujó, explicó al diario platense Hoy: “Lo que nos parece importante destacar acá es el tema del polo petroquímico, que está en una zona densamente poblada, rodeada de gente que quedó en la completa incertidumbre durante todo el incendio. Y por otra parte, que las tormentas éstas son cada vez más frecuentes. Entonces ¿qué plan tienen pensado para que la refinería haga frente a este tipo de eventos? Esa es nuestra demanda al Gobierno y a la empresa”.
 
Pujó insistió en la ausencia de respuestas a las inquietudes expresadas por la organización ambientalista y los propios vecinos: “tampoco respondieron cómo se va a hacer la remediación por la gran contaminación. Están reconociendo que hubo un derrame muy significativo, muy importante, de hidrocarburos al punto que se prendieron fuegos. Y eso no es un derrame ocasional, no es que se volcó un tanquecito. Entonces la contaminación no desaparece, se traslada al agua, al aire y al suelo”.

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