REGRESO DE LA CENTRODERECHA

En Islandia se cansaron de la centroizquierda

Islandia se aleja de la Unión Europea (UE) y vuelve a manos de los partidos que la condujeron al colapso de 2008. Según los primeros resultados de las elecciones legislativas, el conservador Partido de la Independencia y el centrista Partido del Progreso han conseguido la mayoría, al sumar en torno al 51% de los votos. La coalición gubernamental de socialdemócratas y el Movimiento Izquierda Verde pierde casi 30 puntos y cae al 22%.

 

El Gobierno de la 1ra. ministra Jóhanna Sigurdardóttir, quien a sus 70 años ya no se presentaba a la reelección, pagó muy cara su intención de que Islandia ingrese en la Unión Europea y adopte el euro. 
 
Fue una idea que partió sobre todo de los socialdemócratas, ya que inicialmente los verdes se oponían a ello, y que en un principio no provocó demasiada polémica, quizá porque en los primeros meses de desesperación después de la crisis los islandeses estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de que se les salvase de la bancarrota.
 
En cuanto la situación se estabilizó algo, aunque fuesen mejoras tan huecas como descensos del desempleo debidos sobre todo a la gran cantidad de islandeses que emigraron a Noruega, el orgullo nacionalista resurgió y la UE volvió a ser mal vista. Los adversarios de la Unión, que según las encuestas rondan el 60% de la población, temen que Bruselas ejerza un control excesivo sobre la economía islandesa y se inmiscuya en las cuotas de captura de la poderosa industria pesquera local.
 
Entre los 2 partidos anclados en el centroderecha y bien relacionados con la pesca y la agricultura, han acaparado más del 50% de los votos: el PI (Partido de la Independencia), con Bjarni Benediktsson como aspirante a la jefatura del Gobierno (24,9% de los votos, con el 20% del escrutinio), y el PP (Partido Progresista), de la mano de Sigmundur David Gunnlaugsson (22,7%), volverán a contar con la mayoría, 4 años después de que los islandeses confiasen la salida a la crisis a una coalición de izquierdas formada por socialdemócratas y ecologistas. 
 
Los socialdemócratas rozan tan solo el 14% de las papeletas, con el escrutinio en el 20%, un poco por encima de Izquierda-Verde.
 
El otro gran foco de descontento ha sido la disposición del gobierno de Sigurdardóttir a pagar una indemnización a los inversores británicos y holandeses perjudicados por la quiebra del banco Icesave. Una postura interpretada por muchos islandeses como una bajada de pantalones para agilizar la adhesión a la UE. 
 
Los bancos islandeses concedieron préstamos con la manga ancha, los vincularon a moneda extranjera más débil, salieron de compras y reunieron una deuda 10 veces por encima del PIB del país. Llegó el batacazo, la corona se desplomó y el pez se mordió la cola. Eso fue en 2008, ¿y ahora? “Islandia no es un país en crisis”, contesta Kolbeinn Stefansson, investigador en Ciencias Políticas, “pero la gente se siente traicionada, le prometieron seguridad y bienestar”. ¿Y el PP se la va dar? “No está tan contaminado por la crisis”.
 
“Los bancos que cayeron”, explica en un intercambio de correos la secretaria del PP, Eygló Thora Hardardóttir, “tienen la responsabilidad de la crisis de la deuda, y creemos que los hogares tienen derecho a reclamar al menos una parte del daño”.
 
2 banqueros se encuentran entre rejas: Ragnar Z. Gudjónsson y Jón Thorsteinn Jónsson, ex directores de la entidad de ahorro Byr.
 
La condena: 4 años y medio de prisión, la sentencia más dura dictada por el Supremo islandés desde la creación de la fiscalía especial que persigue a los culpables del batacazo financiero de 2008. 
 
Ragnar y Jón son culpables de violar la regulación de su propia entidad al conceder, en plena crisis, un préstamo de más de seis millones de euros al grupo de empresas Exeter para que este, a su vez, comprara participaciones en Byr. Algunas de estas porciones pertenecían precisamente a la cartera de los 2 encarcelados.
 
“Hay muchos que no están en la cárcel”, explica Andri Thor Sturluson, periodista que sigue de cerca la redada judicial a la banca. “Pero la justicia lo está intentando”. El exceso de documentación y los recursos de buenos equipos de abogados entorpecen el proceso.
 
Los conservadores y, sobre todo, los centristas se han opuesto al pago y prometen, además, que reducirán hasta un 20% todas las hipotecas, aunque la financiación de esta medida depende de que los acreedores de la deuda islandesa acepten rebajarla.
 
Con sus declaraciones después de votar, Bjarni Benediktsson, líder del Partido de la Independencia, no disipó demasiado las dudas de quienes opinan que ni centristas, ni conservadores tienen ideas claras para el futuro de Islandia. "La única forma de salir de nuestras dificultades económicas es hacer que nuestra economía crezca", manifestó Benediktsson, "y con ese fin tenemos un plan muy potente que empezaremos a aplicar a partir de mañana para crear más empleo y atraer nuevas inversiones, que es lo que necesitamos".
 
Sí cambiaron algunas cosas en 4 años. La economía volvió a crecer (1,6% en 2012) y el empleo se situó alrededor del 5% (llegó a alcanzar el 10%). Y muchos despertaron. La crisis es política y sigue en marcha: hay ahora 15 partidos, aunque solo 2, el Partido Pirata y Futuro Brillante parecen en condiciones de superar el umbral del 5% que necesitan de los electores para sentarse en el Althingi (Parlamento).
 
En un contexto regional, las elecciones islandesas confirman el delicado momento que atraviesa actualmente la izquierda nórdica. Se encuentra en la oposición en Suecia y ahora en Islandia. En Finlandia forma parte de un Gobierno de seis partidos dominado por el centro-derecha, mientras que en Noruega, donde hay elecciones este año, y Dinamarca conserva el poder, pero desde hace meses anda por detrás en los sondeos, en el caso danés cayendo incluso a mínimos históricos jamás vistos.

Dejá tu comentario