ESPIONAJE INTERNO

Obama pide la cabeza del "Etchegaray" estadounidense

Algo extraño está sucediendo en el gobierno de USA: mientras aún resuenan los ecos del escándalo por espionaje a periodistas de la AP por parte de la gestión de Obama, el jefe de los recaudadores de impuestos, Jack Lew, fue "renunciado" en medio de un escándalo por persecusión fiscal a cuadros republicanos opositores. La renuncia de Lew fue exigida por Obama tratando de contrarrestar el episodio con la AP. La pregunta surge de la comparación: si en USA persiguen fiscalmente a opositores y se desata un escándalo, ¿cómo sería el mismo caso aplicado a la Argentina?

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El presidente de USA, Barack Obama, anunció el miércoles el despido del jefe de la agencia fiscal estadounidense debido al escándalo por la investigación de grupos conservadores vinculados al "Tea Party". 

Obama dijo en rueda de prensa en la Casa Blanca que el secretario del Tesoro, Jack Lew, le solicitó y obtuvo la renuncia del jefe de la agencia tributaria IRS, Steven Miller, al tiempo que prometió la implementación de reformas que garanticen que no se repitan hechos similares. 
 
Al calificar los hechos de “inexcusables”, un ofuscado Obama dijo que “los estadounidenses tienen derecho a estar molestos”. “Yo estoy enojado. No toleraré este tipo de comportamiento en ninguna agencia, menos aún en la IRS”, dijo. “La IRS debe funcionar con una integridad total”, subrayó.
 
“Debemos tomar medidas para asegurarnos de que nunca más tenga lugar este tipo de comportamiento”, agregó.
 
“Dada la controversia que rodea a esta auditoría (del escándalo), es importante poner en práctica un nuevo liderazgo que puede ayudar a restaurar la confianza en el futuro”, resaltó Obama.
 
El presidente, que ha rechazado los intentos republicanos que le vinculan con el escándalo de la independiente agencia IRS, también se comprometió a trabajar directamente con el Congreso, que lleva a cabo sus funciones de supervisión en la materia.
 
El escándalo estalló cuando se supo que los funcionarios que controlaban las aplicaciones de la exención fiscal se centraron en grupos conservadores señalados con nombres con frases como “Tea Party” o “Patriotas”, vinculados al adversario Partido Republicano, que se esperaban plantearan feroz oposición a Obama.
 
Por su parte, el líder republicano del Senado Mitch McConnell indicó que la controversia está lejos de terminar mientras su partido intenta utilizarla para frenar el impulso político de Obama al comienzo de su segundo mandato.
 
“Estas acusaciones son graves -que hubo un esfuerzo para que el poder del gobierno federal influir en los que no están de acuerdo con la administración federal, en medio de una elección nacional recalentada”, dijo McConnell.
 
“Estamos decididos a obtener respuestas, y para garantizar que este tipo de intimidación no vuelva a suceder en el IRS, o cualquier otra agencia”, aclaró.
 
Más temprano, el fiscal general Eric Holder había prometido una investigación a nivel nacional sobre las denuncias, al tiempo que tuvo que soportar un interrogatorio de los furiosos legisladores republicanos sobre el escándalo IRS, durante una audiencia en la Cámara de Representantes.
 
“Los hechos nos llevarán a donde nos tengan que llevar”, dijo Holder, prometiendo que la pesquisa se extendería a nivel nacional, más allá de la ciudad de Cincinnati, Ohio, donde se denunció que tuvieron lugar las violaciónes fiscales.
 
El contraescándalo
 
El movimiento en la IRS parece ser una rápida respuesta al escándalo de espionaje que días atrás se conoció en USA: el de los teléfonos "pinchados" a periodistas de la Associated Press.
 
Y precisamente fue el procurador general Eric Holder uno de los señalados en el escándalo.
 
Holder, compareció ayer ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y se enfrentó a las preguntas de los legisladores respecto al escándalo que ha golpeado al Gobierno estadounidense en los últimos días y que ha puesto en entredicho su respeto por el derecho a la información y la libertad de expresión.
 
De acuerdo con la agencia, los investigadores federales recopilaron información de al menos 20 de sus líneas telefónicas en abril y mayo de 2012 sobre las llamadas desde sus oficinas en Nueva York, Washington y Hartford (Connecticut).
 
"No fui la persona que tomó esa decisión", dijo Holder en respuesta a la pregunta realizada por el presidente del comité, el republicano Bob Goodlatte, que presionó al secretario para saber por qué motivo se procedió a obtener el registro de las llamadas telefónicas de la agencia.
 
Tras la insistencia de Godlatte y otros representantes, Holder finalmente confirmó que fue el subsecretario de Justicia, James Cole, quien autorizó el requerimiento para obtener los registros en sustitución del propio fiscal general, que se había separado de la investigación por ser "un testigo de facto".
 
Según Holder, "existen excepciones a las normas" para ejecutar este tipo de requerimientos sin necesidad de notificarlo para poder recabar la información necesaria y no poner en peligro la investigación.
 
En un intento por aclarar los detalles de la salida de Holder del caso, los congresistas le preguntaron los motivos por los que fue entrevistado durante la investigación que enmarcó el espionaje a AP.
 
"Fui entrevistado como una de las personas que tuvo acceso a la información que era objeto de la investigación", explicó el secretario, quien insistió en que consideró "inapropiado" que un testigo dirigiese el caso.
 
Según revelaron varios medios, dicha investigación trataba sobre la filtración de información secreta acerca de un complot de la red terrorista Al Qaeda que la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA) frustró el pasado año en Yemen, y cuyo objetivo era detonar una bomba dentro de un avión con destino a Estados Unidos.
 
Un artículo de AP publicado la primavera pasada informó de los detalles de la operación, pero la agencia ha asegurado que hizo pública la información después de que el propio Gobierno le asegurase que ya no había peligro para la seguridad del país.

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