ALERTA

Accidente nuclear en Rusia

Una de las principales centrales nucleares del país, Kúrskaya, ubicada a 500 kilómetros al sur de Moscú, presentó una falla en el turbogenerador principal. A dos años de Fukushima, el fantasma de Chernobyl y Tomsk-7 reaparece en Rusia.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El turbogenerador principal del primer bloque de una de las centrales nucleares rusas más importantes, Kúrskaya, ubicada a 500 kilómetros al sur de Moscú, ha dejado de funcionar. Según la administración de la central, no hay amenaza radiactiva. 
 
El incidente tuvo lugar este domingo por la mañana. Se trató de activar el sistema automático de seguridad que sirve para prevenir una posible avería, según comentó la administración de la central. 
 
Aseguró, además, que lo sucedido no representa ningún peligro ni para los empleados de la planta, ni para los residentes de la zona. Tampoco afectará al funcionamiento del bloque siniestrado. Los especialistas acentuaron que el nivel de radiación, tanto en la central como en los territorios adyacentes, no supera los límites normales. 
 
Kúrskaya está ubicada en la localidad rusa de Kurchátov, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Kursk y a unos 500 kilómetros de Moscú. Está funcionando desde finales de 1976. Tiene cuatro bloques energéticos de un total de 4 gigavatios. Sus reactores son del tipo RBMK-1000, de grafito.
 
Tomsk-7
 

Con el final de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional se percató de que algo había cambiado en el orden mundial tras los seis años de conflicto y horrores que quedaron atrás, en el lenguaje de cada habitante se incorporó un concepto desconocido hasta ese momento: la energía nuclear. Estados Unidos finalizó la guerra con el lanzamiento de bombas atómicas en el Pacífico que quedaron en la retina de, entre otros, Joseph Stalin, que comenzó un plan en la Unión Soviética que incluía la construcción de 35 ciudades secretas destinadas al armamento nuclear, la mayoría de ellas pertenecientes a los ministerios de Energía Atómica y de Defensa.

La ciudad y planta secreta de Tomsk-7 era una de ellas y, al igual que el resto, nunca fue localizada en un mapa, y su existencia era secreto de Estado. Situada a quince kilómetros de la ciudad siberiana de Tomsk, la planta comenzó sus actividades en 1949 dedicándose, principalmente, al reprocesamiento de combustible nuclear. La planta daba trabajo, ya sea de forma directa o indirecta, a 100.000 personas que habían sido desplazadas a esta región y que residían en la ciudad homónima de Tomsk-7, a cuatro kilómetros de la planta.

El 6 de abril de 1993 explotó un contenedor de sales de uranio en la planta de Tomsk-7 dibujando en el cielo una nube de humo que, pese a su aparatosidad, los dirigentes aseguraron que no influía en las inmediaciones del complejo nuclear. Sin embargo, las autoridades de la ya joven e independiente Federación Rusa, comprendieron que no podía repetirse el error de Chernóbil y Prípiat, por lo que horas después reconocieron que el perímetro contaminado podría ampliarse hasta los 120 kilómetros y que el accidente era de nivel 3 –Chernóbil fue clasificado con el nivel 7 por la Escala Internacional de Accidentes Nucleares–, similar, por tanto, al incidente ocurrido en la central nuclear española de Vandellós en 1989.

El principal peligro del accidente, además de los trabajadores, era la ciudad de Tomsk, una de las más pobladas de Siberia, con más de medio millón de habitantes. Además, las continuas informaciones no eran muy tranquilizadoras y más de un millón de kilómetros cuadrados habían resultado contaminados, por lo que todas las miradas se dirigían ahora al río Tom, afluente del Obi, que podía convertirse en el propagador del residuo nuclear. Las investigaciones concluyeron que la causa del accidente resultó ser un error humano. Según informaron las autoridades rusas, al añadirse ácido al tanque de uranio durante el proceso de separación, se provocó la explosión.

Tomsk-7 producía en el pasado, también, plutonio para alimentar los misiles rusos, pero, afortunadamente, ese proyecto militar se abandonó del accidente y  sólo se utilizaban dos de los cinco reactores, ya que eran necesarios para dotar de calefacción a la localidad de Tomsk. Unas semanas después de la tragedia, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) –la misma autoridad encargada de elaborar la pirámide de los niveles de accidentes nucleares– reveló que la explosión de Tomsk-7 no había hecho mella en el medio ambiente tras realizar sus equipos investigaciones en la tierra, hierba y nieve del terreno, concentrándose los daños más graves en la planta de trabajo, como explicó Burton Bennett, portavoz de la OIEA.

 

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