COCAINA HACIA ESPAÑA

Medical Jet, la heredera de las valijas de Southern Winds

2 enfoques diferentes del narcotráfico argentino hacia España: unos eligen el foco de las conexiones o mexicanas o colombianas de la cocaína y los hijos de los brigadieres Juliá y Miret; otros el pasado vínculo con Lázaro Báez o sea Néstor Kirchner.

 CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Las valijas con cocaina que transportó la ex compañía aerocomercial Southern Winds al aeropuerto Barajas, de Madrid, fueron uno de los mayores escándalos del período presidencial de Néstor Kirchner. 

 
Otro gran escándalo fueron las denuncias sobre las actividades de la pesquera Conarpesa y sus supuestas conexiones con Kirchner.
 
O sea 2 casos de supuesto narcotráfico con alguna protección gubernamental.
 
Cristina Fernández ya tiene el antecedente del maletín con dólares que se atribuyó a Guido Alejandro Antonini Wilson, para financiar la campaña presidencial de Cristina Fernández.
 
Ahora, ¿podrá despegar del narcoavión de Medical Jet?
 
Los voceros gubernamentales afirman que no hay vinculación alguna con el Ejecutivo Nacional y es un hecho de delincuencia comun. 
 
Sin embargo, algo similar dijeron cuando ocurrió los de las valijas de la ex Southern Winds, aunque a la vez se realizaron modificaciones en la Dirección General de Aduanas y en la Policía de Seguridad Aeroportuaria, además de cesar la asistencia estatal a Southern Winds, gatillando su derrumbe.
 
De todos modos, es cierto que, hasta ahora, no aparecen vínculos entre los narcotraficantes y el Ejecutivo Nacional aunque una parte del periodismo (y el sindicalista Luis Barrionuevo, vinculado a Eduardo Duhalde) busca la conexión con el empresario kirchnerista Lázaro Báez, elucubración que enojó mucho funcionarios como Aníbal Fernández.
 
El asunto recién comienza porque tendrá un capítulo judicial importante.
 
Aqui 2 enfoques bien diferentes: el kirchnerista Página/12 y el ahora antikirchnerista Clarín.
 
 
La vinculación de los hijos de los brigadieres Juliá y Miret con el mundo del narcotráfico no parece una novedad, dado que registra un antecedente por demás ilustrativo. En el segundo trimestre de 2010, un avión piloteado por el mismo equipo de hijos de brigadieres, detenidos en España con 944 kilos de cocaína, llevó hasta el aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, a un ciudadano argentino, Daniel Amitrano, y a un colombiano, John Wilson Díaz Vélez. En ese mismo vuelo iban otros cuatro pasajeros. Todos están siendo investigados por el juez Marcelo Aguinsky en la causa donde se hizo famosa, con el mote de narcomodelo, Angie Sanclemente. Hay indicios que señalan a Amitrano como pareja de una mujer investigada en el expediente. Lo que analiza el magistrado es si Amitrano y Díaz Vélez fueron los proveedores de la cocaína que luego iba a ser transportada a Europa.

El método era sofisticado. La espectacular Angie, supuestamente relacionada con un narco mexicano, reclutaba modelos para que hicieran un viaje a Cancún. Las valijas eran llevadas por la banda a Ezeiza y se entregaban en el check in. Según parece, el marbete de la valija se fotografiaba con un celular y se enviaba por mail a México. Allí esperaban la valija en el aeropuerto de Cancún, directamente le cambiaban el marbete y se embarcaba a Europa en uno de los centenares de charters que llevaban de regreso, ya bronceados, a turistas del Viejo Continente.

Buena parte del tiempo, Angie operaba en Mar del Plata, lugar al que curiosamente voló varias veces el avión ahora interceptado en Barcelona. El juez Aguinsky ya elevó a juicio la parte del expediente relacionada con la modelo y otras seis personas que serían sus cómplices, entre ellos un novio y su tío. Pero el magistrado tiene abierta otra causa sobre la provisión de la cocaína y es allí donde aparecen como sospechosos los viajeros a Santa Cruz de la Sierra que llegaron a Viru Viru llevados por los hermanos Juliá y por Miret.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se presentó ayer ante la Justicia para que ésta investigue toda la operatoria de Medical Jet y el viaje a Barcelona. En principio, el vuelo en el que terminaron llegando los 944 kilos de droga partió a las 21 del aeropuerto de Morón y llegó a Cabo Verde a las 5 de la mañana, hora de esa isla africana. Según las estimaciones, de Cabo Verde a Barcelona se tardan entre dos y tres horas, por lo cual la hipótesis más probable es que se haya usado la madrugada y primera mañana africana para cargar el avión y luego se cubrió el trayecto hasta el aeropuerto de El Prat, en Cataluña. El juez en lo Penal Económico Hernán Catania quedó a cargo de esa investigación, tras la denuncia de la PSA.

El avión que llegó a Barcelona es relativamente nuevo. Empezó a ser usado por Medical Jet en noviembre y desde entonces realizó varios viajes, centrados en Morón, Ezeiza y Mar del Plata. Este fue el primero a Cabo Verde y Europa. Y ahí está lo asombroso: la lógica indica que debieron haber hecho una prueba previa, en otro avión privado, antes de arriesgarse a introducir una cantidad tan impresionante de droga, 944 kilos, y de un valor tan alto: casi 50 millones de euros.

Los Juliá viajaron dos veces en avión de línea en diciembre, una vez a Barcelona y otra a Madrid, con permanencias muy cortas, lo que indicaría que estuvieron arreglando los detalles de la operación. A Barcelona viajaron el 8 de diciembre y regresaron a Buenos Aires el 11. Dos días después, el 13, volvieron a partir, esta vez a Madrid, retornando a la Argentina el 17. Los expertos aseguran que en casos de narcotráfico hay mucha diferencia entre la revisión que se hace a un avión privado –muy rigurosa– y la inspección de lo que lleva un avión de línea.

En Barcelona, la Justicia tiene que resolver en forma inminente la situación procesal de los tres hijos de ex brigadieres de la Fuerza Aérea Argentina detenidos el domingo 2 de enero. Gustavo y Eduardo Juliá son hijos del ex brigadier José Juliá, ya fallecido, jefe de la Fuerza Aérea Argentina durante el gobierno de Carlos Menem, y Gastón Miret, hijo del ex brigadier José Miret, secretario de Planeamiento durante la última dictadura. Gustavo Juliá fue, hasta mediados de 2003, gerente financiero del PAMI, durante el gobierno de Eduardo Duhalde.

La situación procesal debe resolverse de inmediato porque el titular del Juzgado de Instrucción de El Prat de Llobregat agotará hoy el plazo de 72 horas –luego de haberles tomado declaración– y tendrá que resolver si los mantiene en prisión. Los tres están en la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, donde son usualmente trasladados los detenidos por casos penales como narcotráfico, a la espera de la resolución judicial.

La noticia sobre la detención se conoció cuatro días después del arresto y hasta ayer se mantenía el secreto de sumario. Los argentinos llegaron a El Prat en un avión Challenger 604 de la compañía argentina Medical Jet, cargado con 944 kilos de cocaína de máxima pureza, de acuerdo con lo informado por la Guardia Civil española. En el avión viajaba una cuarta persona que quedó demorada, aunque luego fue liberada tras determinarse que no tenía vinculación con la maniobra.

Al conocer los arrestos, el Consulado argentino en Barcelona ofreció a los detenidos asistencia consular, pero ellos la rechazaron. Los especialistas dijeron que la droga secuestrada tiene un valor de reventa en el mercado ilegal de unos 45 millones de euros. La droga estaba fraccionada envuelta en un sinfín de paquetes de plástico multicolor, según pudo verse ayer en un video distribuido por la agencia EFE.

Las imágenes se conocieron en España ayer a mediodía. Allí se ve a un agente de la Guardia junto a centenares de paquetes rectangulares que contenían la cocaína secuestrada. Sobre uno de esos paquetes había un cartel que decía 944, en referencia a la cantidad estimada de kilos de droga secuestrados en el procedimiento.

Como se dijo, el avión que pertenecía a la empresa Medical Jet, creada en 1993 por el brigadier Juliá, había partido el 1º de enero desde Buenos Aires, aparentemente sin la droga, con destino inicial a la isla de Cabo Verde, frente a las costas de Africa, desde donde se dirigió luego hacia la ciudad de Barcelona. Todo indica que los investigadores en narcóticos de la Guardia Civil española estaban al tanto de la maniobra y los estaban aguardando para detenerlos no bien pisaban la pista. Una fuente de la investigación en España sostuvo que se trata de “una gran operación antinarcóticos, de las mayores contra el narcotráfico”.

Una de las preguntas que se hacen los investigadores es cómo llegó la droga a Cabo Verde, si es cierto que el avión partió sin mercadería a bordo desde Buenos Aires. “Lo que pensamos es que la droga sin duda salió de América del Sur, pero hay que investigar cómo fue el tráfico hasta Cabo Verde, donde posiblemente haya llegado por vía marítima”, sostuvo uno de los investigadores del caso.

Los expertos españoles recordaron que, desde hace algunos años, “Cabo Verde es uno de los centros mundiales más importantes de distribución de narcóticos de todo tipo, pero especialmente de cocaína”. Los barcos y aviones llegan desde distintos países de América y de allí parte luego la droga hacia los grandes centros comerciales de Europa.
 
 
 
Corría la campaña presidencial del 2003 y los tiempos apremiaban. Tener un avión era un objeto preciado. En ese marco, el mercado aeronáutico nacional no contaba con la oferta necesaria para un abanico eterno de negocios: políticos, empresarios y compañías. Los hermanos Juliá entendieron que lo mejor era disponer de un avión y ofrecerlo al que más kilómetros necesitara hacer: el gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner. El Lear Jet 25, matrícula LV-ZTH, se transformó en el avión elegido para el equipo de campaña del santacruceño, que no podía seguir abusando del uso de los aviones sanitarios de su provincia y necesitaba una alternativa viable y rendidora.

No fueron muchos vuelos, pero sí los necesarios para que los Juliá cimentaran una relación que ya venía de un vieja vinculación comercial. Los Juliá le alquilaban sus aviones al Estado santacruceño para la realización de vuelos sanitarios, cuando las máquinas provinciales no podían despegar. Medical Jet S.A., era la empresa que la familia Juliá creó en 1994 para un negocio aún más rentable: los negociados con el PAMI de la década menemista.
 
El ex brigadier y jefe de la Fuerza Aérea, José Juliá y sus hijos crearon una empresa rentable. Se pagaban vuelos que nunca se habían realizado o se los cancelaba con sobreprecios. El sistema era claro, Gustavo Juliá era el Gerente Económico Financiero del PAMI y contrataba a una empresa que él conocía bien: Medical Jet. Según una investigación de la Oficina Anticorrupción, el PAMI le pagó durante los '90 a esa empresa, alrededor de 5 millones de pesos por vuelos irregulares. Pero como en toda estructura familiar, Gustavo no trabajaba solo. Él era la cabeza del grupo que también integraba su hermano Eduardo, más conocido como “Piluso”. Ambos están detenidos en España.

Si bien los dos hermanos son pilotos civiles, Eduardo, que además es abogado, era quien se encargaba de conducir los aviones de la empresa. Gustavo, su hermano, algo alejado de la cabina, se dedicaba a lo que mejor sabía hacer: negocios. Piluso fue el piloto de los vuelos en los cuales el ex presidente Kirchner realizó la campaña presidencial del 2003, según confirmaron a Clarín fuentes del mercado aeronáutico. Con los años, Gustavo volvería a sentarse en el lugar de comandante para un viejo amigo de Kirchner, el empresario santacruceño Lázaro Báez, aunque de todas formas la relación con el ex presidente no les sirvió para impedir ser carne de cañón de la primera expulsión de la gestión K: luego de unos meses de su asunción, Kirchner ordenó la depuración del PAMI y Gustavo Julia quedó afuera de esa estructura, investigado por la Justicia por “cohecho, administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública y negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública”.

Lejos de terminar con sus negocios, los Juliá se reinventaron y nunca perdieron su empresa, esa que les permitió salir a flote. Adquirieron dos Lear-Jet 35 y así, la flota de Medical Jet comenzó a volar de otra forma. Alejada del PAMI pero cerca del calor del poder. Juliá padre falleció y sus hijos decidieron mantener el negocio. En 2009 a Gustavo Julia le llegó una oferta que no pudo dejar pasar. Lázaro Báez le ofreció 1.3 millones de dólares por la compra del Lear Jet 35, matrícula LV-SZS. Julia no lo dudó. Báez ya conocía la nave. La había alquilado en varias oportunidades, luego de una frustrada compra de otro avión que nunca pudo volar. Julia la piloteaba y Báez era el pasajero. Luego de varias semanas de negociación la operación se cerró aunque públicamente Juliá nunca lo reconoció.

En noviembre de 2010 y en silencio, los Juliá dieron un nuevo golpe al mercado: la compra del Challenger 604, valuado entre 12 y 15 millones de dólares. Con esa nave en sus manos, se transformaron, al menos en los papeles, en los dueños del avión más moderno de la Argentina. La autonomía del avión les permitiría llegar a Europa sin escalas. El 5 de noviembre de 2010, el avión aterrizó en la base aérea de Morón.

“No entiendo nada. Te juro que no logro salir de mi asombro. Tenían un buen pasar, una familia hermosa. No necesitaban nada de esto”, comentó a Clarín un hombre que supo ser muy cercano a Juliá padre y actual conocedor del mercado aeronáutico. Todo indica que pasará mucho tiempo hasta que se vuelvan a ver.

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