CRISIS POLÍTICA

Dilma sola: La salida del PP y el abandono de Temer

La crisis política en la que está sumida la gestión de Dilma Rousseff en Brasil se profundizó este martes con el alejamiento del Partido Progresista de la coalición de gobierno y con la distancia cada vez más pronunciada que muestra el vicepresidente Temer, quien ya prepara su discurso de asunción.

El Partido Progresista (PP) ha anunciado este martes que abandona la coalición de Gobierno en Brasil, en lo que supone un nuevo revés para la presidenta Dilma Rousseff, después de que el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) hiciese lo mismo a finales de marzo.
 
El presidente del PP, el senador Ciro Nogueira, ha confirmado que abandonan la coalición y que sus miembros dejarán los cargos que ocupan en el Ejecutivo. Los primeros en dimitir serán el ministro de Integración Nacional, Gilberto Occhi, y el presidente de la empresa estatal brasileña Codevasf, Felipe Mendes.
 
"Se trata de una decisión que no defiendo, no lo voy a negar. He defendido hasta el último momento la permanencia del partido en la coalición gobernante. Pero no me queda otra alternativa como presidente que cumplir con la decisión de la organización", ha dicho Nogueira, según ha informado el diario 'O Globo'.
 
El partido había sido un importante aliado de Rousseff y con 49 diputados podría decidir el resultado de la votación del domingo, con la que se podría abrir un juicio político contra la mandataria. El también dirigente del PP Aguinaldo Ribeiro ha dicho este mismo martes a periodistas, en la ciudad de Brasilia, que la mayoría del partido está a favor del 'impeachment'.
 
Temer
 
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dijo estar preparado para asumir la Presidencia del país en el caso de que prospere el juicio político de destitución de la presidenta Dilma Rousseff, que será votado en el pleno del Congreso en una sesión que comenzará este viernes.
 
"Si el destino me lleva para esa función (la Presidencia), con seguridad estaré preparado", afirmó Temer luego de que la mandataria lo acusara de ser uno de los "jefes de la conspiración" en su contra.
 
En una entrevista divulgada este martes por el diario Estadão, el vicepresidente, quien hizo hincapié en que antes de valorar esa posibilidad habrá que esperar a que se pronuncie primero la Cámara Baja y después el Senado, reconoció tener "en la cabeza" las cuestiones que él abordaría en el caso de acabar asumiendo la jefatura del Estado.
 
La Cámara de los Diputados confirmó que las sesiones en las que se decidirá si el trámite llega a la instancia definitiva del Senado se realizarán entre el viernes y el domingo, cuando se desarrollará una votación de sus 513 legisladores.
 
La relación entre Rousseff y su vicepresidente ha quedado prácticamente rota tras la filtración, el lunes, de una grabación del discurso que Temer tenía preparado en caso de acabar asumiendo la jefatura del Estado.
 
El vicepresidente señaló que la grabación fue enviada "equivocadamente" a un grupo de diputados, pero restó importancia a la filtración ya que, dijo, su "contenido" no era nada que no hubiera dicho ya en el pasado.
 
Cuestionado por cuál sería su situación dentro del Gobierno en caso de que el proceso político exonere a la mandataria de toda culpa, Temer afirmó que "si no pasa nada, nada cambiará".
 
"Mi convivencia (con Rousseff) será institucional", dijo Temer, quien negó tener pensado renunciar a la vicepresidencia en caso de que el proceso de destitución no salga adelante, tal y como le han pedido algunos miembros del Ejecutivo estos días.
 
Temer se mostró molesto con aquellos que le acusan de ser un "golpista" y dijo que lo que está haciendo en estos momentos "no es guerrear", sino defenderse.
 
La presidenta Rousseff rompió hoy los puentes con el vicepresidente a quien acusó de ser "uno de los jefes de la conspiración" que, en su opinión, se gesta para intentar recortar su mandato por medio de un juicio político.
 
Si la Cámara Baja respalda el juicio político contra Rousseff, el Senado deberá decidir si se abre el proceso, lo que obligaría a la mandataria a separarse del cargo durante los 180 días que duraría el juicio.
 
En ese caso, Temer asumiría la Presidencia hasta que concluya el juicio político en el Senado y, si la Cámara Alta falla también contra Rousseff , la presidenta sería despojada del cargo y Temer completaría el mandato, que vence el 1 de enero de 2019.
 
Sin embargo, la Corte Suprema ordenó tramitar un juicio político contra Temer, tal como ya ocurre con la mandataria. El vicepresidente, que aún puede apelar a la medida, es acusado por el "delito de responsabilidad" al firmar algunos de los decretos que facilitaron unas maniobras contables para maquillar los resultados del Gobierno en los últimos dos años.

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