LIBRECOMERCIO EN RIESGO

Trump, el clavo en el zapato de la OMC (y viceversa)

El 28/02, el Presidente estadounidense, Donald Trump, dio su primer discurso ante el Congreso. Ese día, Trump se jactó de las empresas que ya habían oído sus reclamos proteccionistas y, quizás temiendo sanciones futuras, habían decidido invertir en el país, en algunos casos abandonando proyectos en el exterior: "Desde mi elección, Ford, Fiat-Chrysler, General Motors, Sprint, Softbank, Lockheed, Intel, Walmart y muchas otras, han anunciado que van a invertir miles de millones de dólares en Estados Unidos y crearán decenas de miles de nuevos empleos estadounidenses", dijo Trump. También afirmó: "Hemos retirado a Estados Unidos de la Asociación Trans Pacífico, la cual hubiera eliminado empleos." Además de eliminar a USA del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, según sus siglas en inglés), que su antecesor, Barack Obama, había firmado con Japón y otras 10 economías de Asia y el Pacífico, Trump ha ordenado que se empiece a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, según sus siglas en inglés) -con México y Canadá-. "Las negociaciones originales para ese acuerdo de 1993 llevaron dos años; el gobierno de Trump quiere un nuevo convenio en la mitad de ese tiempo", escribieron Andrew Mayeda y Bill Allison de Bloomberg, en una nota reproducida en español por el diario mexicano El Financiero. Asimismo está en el limbo la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), entre USA y Europa. Es que Trump estaría decidido a ir por un acuerdo bilateral con un miembro saliente de la Unión Europea: el Reino Unido. Un documento enviado recientemente por la oficina del Representante Comercial de USA al Congreso escribe la agenda política comercial de Trump, y anuncia que los objetivos en comercio exterior de USA "pueden ser logrados mucho mejor al concentrarse en negociaciones bilaterales que a través de negociaciones multilaterales."

Tampoco carguemos las tintas contra Donald Trump.

El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, más conocido por sus siglas en inglés, GATT, fue un tratado internacional firmado el 30/10/1947. No había sede ni organización ni estructura institucional. Por una ficción jurídica se instaló en Ginebra (Suiza).

En 1986, en Punta del Este (Uruguay), se aprobó una declaración que dispuso el inicio de una ronda de negociaciones comerciales multilaterales -la "Ronda Uruguay"- para sustituir y ampliar los acuerdos del GATT comercio internacional. El Fondo Monetario Internacional promocionaba con fervor la ampliación del librecomercio global.

En 1993, en Marrakech (Marruecos), se firmó el "Acta Final" y el "Acuerdo por el que se establece la Organización Mundial del Comercio", y se incorporó el concepto de "sistema multilateral de comercio".

En 2001 se inició la Ronda de Doha, en Qatar, titulada "Agenda de Doha para el Desarrollo", para la incorporación de los países en vías de desarrollo a los beneficios de la liberación del comercio mundial.

Habían ocurrido los ataques terroristas del 11/09/2001, y el mundo estaba alterado, comenzando por USA y Afganistán.

Diferencias por los subsidios agrícolas y la propiedad intelectual provocaron que recién en 2005 en Hong Kong se alcanzaran compromisos mínimos para eliminar subsidios de los países desarrollados a la exportación de productos agrícolas.

El documento más importante fue el "Acuerdo sobre Facilitación del Comercio", para fomentar el rol de las cadenas globales de valor, coordinadas y organizadas por redes de empresas transnacionales, a través de las cuales se lleva a cabo alrededor del 80% del comercio mundial.

Las negociaciones de la Ronda de Doha debían concluir 01/01/2005 se llegó a Bali (Indonesia) en 2013 sin concretarlo. El tema agrícola seguía complicadísimo.

Luego, los aranceles de productos industriales: después de la Ronda Uruguay, en los países desarrollados bajaron del 6,3% en promedio al 3,8% pero se han multiplicado las divergencias políticas.

En ese contexto, el presidente Donald Trump presentó el documento titulado , "La Agenda de Política Comercial del Presidente 2017"que levantó varias alertas rojas porque advierte que la Administración podría decidir no acatar de ahora en adelante los fallos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), organismo creado para prevenir las guerras comerciales en el mundo -al que anteriores presidentes estadounidenses han brindado un fuerte apoyo-.

Si USA decide ir por fuera de la OMC, el organismo podría perder tal legitimidad, y afrontar el riesgo de que se vuelva obsoleto. Shawn Donnan, del Financial Times, explica 2 claves para entender la ofensiva de la Administración Trump contra la OMC, en una nota reproducida en español por el diario El Cronista:

> La primera tiene que ver con 2 de las metas del Gobierno estadounidense, tal como fueron expuestas por uno de los asesores más cercanos del Presidente, el ex-director de Breitbart News, Steve Bannon:

-La búsqueda del "nacionalismo económico".

-El desmantelamiento de lo que él llama el "Estado administrativo" que, según Bannon, se está extendiendo a las instituciones internacionales.

> La segunda es un sentimiento creciente en USA -particularmente en industrias como la siderúrgica, que se han visto afectadas por la competencia con China- de que la OMC no ha funcionado a su favor. En el pasado, el organismo -que demás está decirlo, busca la neutralidad- rechazó algunos de los mecanismos antidumping estadounidenses más agresivos.

Otro factor clave a tener en cuenta como posible desencadenante de una batalla entre Washington DC y la OMC, afirma Donnan, es el prospecto de un fallo del organismo en contra de USA. En el sistema se encuentran varios casos importantes que involucran a USA y a China, entre ellos, una impugnación china a la negativa de la Unión Europea y de Estados Unidos de permitir que reciba el tratamiento de "economía de mercado" bajo las normas de la OMC.

Robert Lighthizer, el "martillo comercial" de Trump

Todas las medidas de Trump en materia de comercio apuntan en la misma dirección: cerrar las fronteras comerciales de USA. Además de salir de, o alterar, varios acuerdos internacionales, las propuestas proteccionistas de Trump incluyen la imposición de tarifas más altas a las importaciones en un esfuerzo por revigorizar el sector industrial estadounidense y resguardar el empleo.

Uno de los principales blancos del magnate ha sido China, a quien acusa de manipulación monetaria mientras la amenaza con imponer una tarifa del 45% sobre todos sus productos. Para Trump, las verdaderas raíces del republicanismo se encuentran en la tendencia proteccionista de líderes tan antiguos como Abraham Lincoln, explica Bloomberg.

"Creo firmemente en el libre comercio, pero también tiene que ser comercio justo -dijo Trump durante su primera alocución al Congreso-. El primer presidente republicano, Abraham Lincoln, advirtió que 'el abandono de la política de protección por parte del Gobierno estadounidense producirá carencia y ruina entre nuestro pueblo'."

La Administración, sin embargo, está a la espera de un peldaño importante que falta para poder acabar de dar forma a la política proteccionista que desea implementar: la confirmación en el Senado de su nominado para Representante de Comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer.

Según William Mauldin, de The Wall Street Journal, se espera que Lighthizer sea eventualmente confirmado por el Senado, con el apoyo de los demócratas que comparten la opinión de Trump de que acuerdos como el Nafta no han funcionado en beneficio de USA. Lighthizer fue, en los '80, representante comercial adjunto durante la administración del presidente Ronald Reagan y, según Wikipedia, él negoció dos docenas de acuerdos bilaterales internacionales en áreas que van desde el acero a los granos. Según Andrew Mayeda y Allison Bloomberg, Lighthizer es el "martillo comercial" con el que Trump desea golpear a China y a México, ya que tiene la fama de ser un negociador durísimo.

Las estrategias de Lighthizer en los '80: desgaste y bromas pesadas

"Robert Lighthizer, funcionario de tiempos de Ronald Reagan y duro crítico de las prácticas comerciales de China, se prepara para asumir el cargo como principal negociador comercial de USA y de acuerdo con abogados, será un negociador sumamente duro", escribió Bloomberg.

Luego los autores de la nota rememoran de sus días como funcionario del Gobierno de Ronald Reagan: "Las negociaciones comerciales sobre las importaciones de acero se prolongaban y a Robert Lighthizer no le gustó la oferta japonesa. Así que la plegó en forma de avioncito de papel y la lanzó desde su escritorio al principal negociador de Japón. En cuestión de días, los japoneses acordaron reducir la cuota de su país en el mercado estadounidense del acero, una pieza clave del plan del entonces presidente Ronald Reagan para reducir las importaciones de acero extranjero."

El acuerdo de 1985 coronó semanas de negociaciones en las que Lighthizer, entonces Nº2 del Representante de Comercio de USA, sorprendió a sus pares japoneses con bromas ásperas y los desgastó con su desdén por sus propuestas, recordaron antiguos colegas. "Durante una presentación japonesa, se dedicó como broma a desmontar su micrófono."

Bill Perry, socio del bufete de abogados Harris Bricken, que fue contratado por Lighthizer para la oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos en los años '80, dijo a Bloomberg: "Él será el martillo", en referencia a Lighthizer. "El primer punto de la agenda de Lighthizer será la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta)", explica Bloomberg.

"Con respecto a China, que representa más de la mitad del déficit comercial de US$ 500.000 millones de los Estados Unidos, Lighthizer propone un enfoque aún más duro y más quejas comerciales de los Estados Unidos. En un plano más fundamental, tendrá como misión modificar la forma en que Estados Unidos gestiona su comercio con el mundo, teniendo en cuenta la afirmación de Trump de que, si bien el libre comercio es bueno, el sistema actual no lo ha hecho realidad", concluye Bloomberg.

"La Agenda de Política Comercial del Presidente 2017"

Pero varios asuntos preocupan a los analistas. Por un lado, está la predecible subida en los precios de los productos chinos, muy consumidos en USA, que afectará el bolsillo de los ciudadanos, en caso de concretarse el incremento de los aranceles. Por otro lado, se teme que la política de Trump podría hacer estallar una guerra comercial internacional, dijo Chad Bown, investigador sénior del Instituto Peterson de Economía Internacional, a Bloomberg.

"China tomará represalias", dijo Bown. "Y si usted es un trabajador o un agricultor cuyo sustento está ligado a la posibilidad de vender sus productos a China, también se verá perjudicado".

Pero hay un tema que es aun más de fondo: si la administración de Trump decide hacer lo que dice que hará con la OMC -desacatar sus fallos-, el golpe para la institución podría ser irremontable. La OMC, según Donnan, del Financial Times, aunque tenga solo 2 décadas de existencia, "es un pilar del orden económico que USA ayudó a establecer después de la 2da. Guerra Mundial."

Desde su establecimiento en 1995, la OMC ha sido el principal medio para resolver las diferencias comerciales entre los miembros, mientras que es una fuerza significativa en la prevención de guerras comerciales.

El miércoles 01/03, la oficina del Representante de Comercio de USA, envió al Congreso su "La Agenda de Política Comercial del Presidente 2017", que dice: “Aun si el panel de solución de litigios de la OMC falle contra USA, tal decisión no lleva automáticamente a un cambio en la práctica o leyes estadounidenses. La administración Trump defenderá agresivamente la soberanía estadounidense en temas de política de intercambio.”

La nueva política agresiva de la Casa Blanca estaría destinada a aumentar la habilidad de USA para castigar unilateralmente a países que considera están violando las leyes internaciones de intercambio, explica Vicki Needham, del portal del diario The Hill.

"Desde que la OMC comenzara su labor en 1995, los presidentes estadounidenses lo han defendido y han tratado de incorporar a otros países, en particular a China en 2001. Los mandatarios también han acatado sus decisiones. Que un presidente estadounidense ignore a la OMC es algo sin precedentes. Sería un duro golpe para la institución si su miembro, podría decirse, más importante, decidiera esquivarla", escribió Donnan, del Financial Times.

Trump considera, según indica Patrick Gillespie de CNN, que la entrada de China a la OMC en 2001 estuvo ligada al cierre de fábricas en USA.

"Si Washington ignorara un fallo de la OMC, podría poner fin al sistema"

Trump dice que los malos tratos comerciales son la principal razón por la que USA ha perdido millones de trabajos fabriles, y que los déficit comerciales son malos para la economía de USA. Pero en el documento enviado al Congreso también se admiten 2 cosas que parecen contradecir el núcleo mismo del discurso de Trump:

>Por supuesto, un déficit comercial creciente puede ser consistente con una economía más fuerte", dice dicho documento.

> Y con respecto de la pérdida de trabajos fabriles, el débil crecimiento del empleo y el lento crecimiento económico, dice lo siguiente el documento: “Muchos factores contribuyen a esto, notablemente la crisis financiera de 2008-2009 y el enorme impacto de la automatización.”

Muchos estudios sobre manufacturas muestran que la automatización -robots, nuevas tecnologías- se ha llevado muchos más empleos que las políticas de apertura comercial.

Según Gillespie, si la administración Trump decide efecitvamente ir por fuera de la OMC o desacatar sus fallos, la influencia del grupo podría erosionarse y es probable que otros países miembro tomen también los asuntos en sus propias manos y desarrollen sus propias políticas comerciales proteccionistas.

"Si USA comenzara a imponer aranceles punitivos a las mercaderías de países como China -como amenazó Trump durante su campaña electoral- probablemente violaría las normas de la OMC y sería impugnado. Si los jueces de la OMC emitieran un fallo en contra de Estados Unidos, y Washington luego lo ignorara, podría poner fin al sistema, ya que otros países probablemente se sentirían libres de hacer lo mismo", escribió Donnan del Financial Times.

"La ley estadounidense contiene numerosas herramientas que le permiten a un Presidente tomar represalias contra otros países por prácticas comerciales desleales. Las más comúnmente utilizadas son permitidas por la OMC e implican casos de antidumping y de antisubsidio que usualmente presentan las industrias. Esas investigaciones pueden derivar en la aplicación de aranceles altos sobre productos específicos provenientes de países específicos. Pero el gobierno de Trump está proponiendo utilizar herramientas más poderosas que se utilizaron sólo raramente, si es que se han usado alguna vez, desde que se creó la OMC", agrega Donnan.

Dejá tu comentario