CONSTRUCCIÓN DE UN MITO REVOLUCIONARIO

La Gran Mentira de la Toma de la Bastilla

La Bastilla Saint-Antoine, además de tener una ubicación geográfica clave, era el ícono del absolutismo monárquico, la toma de la Bastilla fue un golpe durísimo al rey Luis 16 y a todo el sistema de gobierno monárquico. La torre funcionaba hacía mucho tiempo como cárcel. Pero en la jornada final estaba casi vacía: 4 estafadores, 2 enfermos mentales y 1 enfermo sexual denunciado por su familia. La gente quería la pólvora que había sido depositada. No tenía ni idea de que estaban atacando un ícono de la discrecionalidad. Pero, ¿cómo se llegó a ese 14 de julio de 1789? Francia atravesaba una grave crisis financiera como consecuencia de los elevados gastos de mantenimiento del sistema aristocrático, un ineficiente sistema tributario que castigaba al '3er. Estado' (la población carente de privilegios jurídicos y económicos, sujetos al pago de impuestos), una crisis macroeconómica (la de 1788 fue la mayor del siglo 18, agravada por malas cosechas en los años anteriores) y la financiación de su participación en la Guerra de la Independencia de USA (que resultó una espada de 2 filos). Es interesante recordar lo que sucedió porque fue un gran 'relato' para fundamentar las matanzas masivas que ejecutaba la Revolución.

Durante siglos, Francia sumó privilegios locales y particularidades regionales, prerrogativas administrativas, fiscales, legales, judiciales y eclesiásticas que se entrecruzaban frecuentemente (por ejemplo, los obispados y diócesis raramente coincidían con las divisiones administrativas), mientras que ciertas provincias y ciudades habían ganado privilegios especiales (como tipos impositivos diferenciales).

La monarquía se esforzó por centralizar la gestión del Estado, unificar las finanzas y la capacidad de aportar para las guerras. Los conflictos internos y las crisis dinásticas de los siglos 16 y 17 (guerras de Religión y conflicto con los Habsburgo) y la expansión territorial de Francia, demandaron muchísimos recursos recaudados en forma de diversos impuestos y contribuciones, aunque el clero y nobleza, funcionarios de la corona, personal militar, magistrados, estudiantes y profesores universitarios, y villes franches ("villas francas", como París) estaban exentos.

El Rey convocó a los Estados Generales el 05/05/1789, buscando remontar la grave crisis económica de 1788. Por lo tanto, él aceptó aumentar el número de representantes del 3er. Estado -básicamente, la burguesía, los artesanos y profesionales o sea los que pagaban impuestos-. El plan iba perfecto, el pueblo estaba emocionado con la idea, pero el 2do. Estado y el 1er. Estado (nobles y clero), se opusieron a la propuesta. Grave error. Demostración que las élites, en ocasiones, no entienden la historia.

Había una deuda financiera del Estado casi inmanejable, exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar. A la vez, un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agrícola, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. También la continuidad de una financiación de la independencia de USA -para vengarse del Reino Unido- que era imposible para Francia.

El 17/06/1789, los representantes del 3er. Estado y una parte del clero inferior se abrieron de los Estados Generales, formando una Asamblea Nacional cuya autoridad tuvo que reconocer el Rey para que no explotara todo.

El 09/07/1789 se autoproclamó la Asamblea Nacional Constituyente, con el objetivo de crear una constitución para Francia: la situación se había complicado mucho, había una licuación de la autoridad monárquica y una aceleración de los espíritus extremos, en un escenario complejo, de hambruna, malestar, saqueos y el odio al clero y la nobleza.

Para conservar la seguridad e integridad de la Asamblea Nacional, las autoridades municipales crearon una milicia popular de 50.000 personas, llamada Guardia Nacional, cuyo deber era proteger la Asamblea de un posible ataque de las tropas reales. La Guardia Nacional adoptó los colores de la ciudad de París -rojo y azul, el blanco llegaría más tarde, y así fue como la Revolución tuvo su identidad marcaria-.

El 11/07/1789, Luis XVI destituyó a su ministro de Finanzas, Jacques Necker, quién había sugerido que el 3er. Estado tuviera más representantes. Grave error.

Los parisinos entendieron que la destitución del ministro marcaba el inicio de un golpe de Estado de los elementos más conservadores de la Corte y salieron a la calle: en verdad, queriendo o sin querer, ellos estaban iniciando una Revolución.

Ocurrió lo peor que podía suceder para la monarquía: la gente comenzó a perder el miedo y la Guardia Nacional contaba con un jefe experimentado: el futuro "rey ciudadano", Luis Felipe de Orleans.

El 13/07/1789, el pueblo exigió la rebaja del precio del trigo y del pan. Sin esperar la respuesta, una multitud se dirigió al convento de Saint-Lazare, dónde se almacenaba el trigo, y lo saqueó. De paso, incendiaron 40 de los 50 accesos a París.

Más avanzada la jornada, muchas personas invadieron el Hotel des Invalides, complejo creado por el rey Luis 14 en 1670 para albergar a los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar. Consecuencia del ataque, los amotinados accedieron a entre 29.000 y 32.000 mosquetes, 12 cañones y 1 mortero.

Por esas horas, la Bastilla fue reforzada con 32 granaderos y 30 cañones.

El martes 14/07/1789, una multitud se reunió temprano, frente a la prisión y exigió la retirada de los cañones y la entrega de la pólvora almacenada en la prisión estatal.

Hubo fuego cruzado, y la sociedad francesa se deslizó hacia un escenario incierto, dramático y violento.

De pronto, la guarnición de la Bastilla rindió sus armas: fue un acontecimiento emblemático que sacudió a toda Europa.

La Revolución estaba en marcha, con sus virtudes y excesos. Se hablaría, durante un tiempo, de soberanía popular, derechos fundamentales del ciudadano, y de libertad, fraternidad e igualdad. Más tarde, la Revolución terminaría en un Imperio, el de Napoleón Bonaparte, porque el desmadre hartó a la mayoría.

Pero es conveniente regresar a la Bastilla tomada. Luis XVI decidió ceder y pidió a los representantes de los Estados Privilegiados que se incorporasen a la Asamblea que, hasta entonces, sólo integraba el 3er. Estado, y así se redactó una Constitución, aprobada en 1791.

Los aristócratas más previsores comenzaron a dejar el país mientras el empuje revolucionario se expandía por toda Francia. El 3er. Estado se organizó en municipios y cuerpos de guardias nacionales para autodefensa.

De todos modos, tal como sucede habitualmente con las Revoluciones, se incumplieron los objetivos prometidos. Ocurrió con la Revolución bolchevique, con la Revolución maoista, con la Revolución cubana, con la Revolución iraní... las deudas por promesas incumplidas que acumularon los revolucionarios son iguales o mayores que las de quienes los precedieron. Pero al humano le fascinan las falsas ilusiones de que un día podrá regresar por sus propios medios al Jardín del Edén.

1 año después, el 14/07/1790, se celebró la Fiesta de la Federación y en 1880 el Senado francés estableció ese día como la Fiesta de la Reconciliación Nacional. Todo muy relativo porque muchísima sangre corrió aún después. 

La Revolución Francesa - Parte I/III

La verdad de la Bastilla

Construida en respuesta a una amenaza a París durante la Guerra de los 100 Años, entre Inglaterra y Francia, la Bastille Saint-Antoine fue el castillo real principal, en el este de la ciudad, hasta entonces dominada por el del Louvre, en el oeste.​ ​

En 1357, Étienne Marcel expandió las murallas de la ciudad y protegió la Porte Saint-Antoine con 2 altas torres de piedra y una zanja de 23.7 metros de ancho. ​ Una entrada fortificada como esta era llamada "bastille". Él construyó otra estructura similar fuera de la Porte Saint-Denis. Marcel fue ejecutado en 1358.

En 1369, Carlos V le ordenó a Hugh Aubriot construir una fortificación más grande en la "bastille" de Marcel. Aubriot le agregó otro par de torres, detrás de la primera 'bastille', seguidas por 2 torres al norte y 2 torres al sur.​ ​ La fortaleza fue completada por Carlos VI: en total, 8 torres construidas en forma irregular, que formaban una estructura de 67,9 metros de ancho y 36,8 metros de profundidad con las paredes y torres de 23,7 metros de altura y 3 metros de grosor en sus bases.​ Los techos de las torres y las cumbres de las paredes formaban un pasillo amplio con parapetos alrededor de toda la fortaleza.​ ​Cada 1 de las 6 nuevas torres tenían "cachots" subterráneos, o mazmorras, en su base, y "calottes" o cuartos curvos en sus techos.

Defendida por 1 capitán, 1 caballero, 8 escuderos y 10 ballesteros, la Bastilla estaba rodeada de zanjas alimentadas por el Río Sena, con 4 juegos de puentes levadizos.​ ​

Carlos V escogió vivir cerca de la Bastilla por su propia seguridad y creó un complejo real al sur de la fortaleza llamado el Hôtel St. Paul.

En 1418, el futuro Carlos VII se refugió en la Bastilla durante la "Masacre de los Armagnac" que ejecutaron los borgoñeses en París, antes de escapar de la ciudad a través de la Puerta Saint-Antoine.​ La Bastilla era usada ocasionalmente para mantener prisioneros. Inauguró el penal como 1er. detenido -otra paradoja-, el propio Hugues Aubriot. En 1417, se convirtió formalmente en una prisión estatal.

Enrique V de Inglaterra ocupó París en 1420 y la Bastilla fue capturada y protegida por los ingleses.  ​

París fue reconquistada por Carlos VII en 1436. Cuando él reingresó a la ciudad, sus enemigos se resguardaron en la Bastilla hasta que se les acabó la comida, se rindieron y les fue permitido salir de la ciudad después del pago de un rescate.​

Luis XI utilizó intensamente la Bastilla para mantener prisioneros. Pero también era un castillo real, usado para alojar a dignatarios visitantes, y albergar entretenimientos lujosos. Francisco I construyó la industria militar en el Arsenal, al sur de la Bastilla, que incrementó Carlos IX, quien le agregó un depósito de armas encima de la Puerta Saint-Antoine: la zona fue un gran centro militar. ​

Enrique II reforzó las defensas de la Bastilla. Cuando Enrique IV frenó una conspiración de los españoles, llevó al cabecilla Carlos Gontaut, Duque de Biron, a la Bastilla y lo ejecutó en el patio. Su hijo Luis 13 mantuvo la tradición.

El área alrededor de la Bastilla fue transformada en el reinado de Luis 14: levantó un nuevo arco en la Porte Saint-Antoine en 1660, 10 años después tiró abajo las murallas de la ciudad junto con sus soportes fortificados y plantó una avenida de árboles llamada "boulevard de Luis 14", que pasaba alrededor de la Bastilla.

Luis 14 llegó a alojar 2.320 presos en la Bastilla, 43 nuevos cada año. Las acusaciones habituales eran espionaje, falsificación y estafa contra el Estado. En 1685, Luis revocó el Edicto de Nantes que había otorgado derechos a los protestantes franceses, y la Bastilla fue usada para investigar y romper redes protestantes al encarcelar e 'interrogar' a los lideres calvinistas de alta sociedad, unos 254.

Para enviar a la Bastilla se detenia a una persona una "lettre de cachet" o "una carta con sello real", emitida por el rey y refrendada por un ministro. El rey Luis decidía personalmente quién debía ser detenido en la Bastilla: el individuo debía ser tocado en el hombro con un bastón y entonces detenido formalmente en nombre del monarca.

La detención en la Bastilla era por un periodo indefinido. El "Hombre de la máscara de hierro", un misterioso prisionero que murió en 1703, fue un símbolo de la Bastilla en esos tiempos. El periodo de encarcelamiento promedio por persona en la Bastilla bajo el reinado de Luis 14 era de 3 años

La Bastilla de fines del siglo 18 conservaba el patio principal del castillo, accesible a través de la puerta sur, tenía 37 m. por 22 m.​ El ala de oficinas contenía la sala de consejo, que era usada para interrogar a los prisioneros, la librería de la Bastilla y la residencia de los sirvientes.​ Los pisos superiores incluían cuartos para el personal superior y habitaciones para prisioneros distinguidos.

En cualquier caso, la Bastilla era diferente a otras prisiones en París porque actuaba en nombre del rey -y por lo tanto los prisioneros podían ser detenidos en secreto, por más tiempo, y sin seguir ninguna norma judicial, haciendo de esta una instalación muy útil para las autoridades policiales.

El papel de la Bastilla como prisión cambió durante los reinados de Luis 15 y Luis 16: disminuyó el número de prisioneros, y cambiaron sus prioridades. Sin embargo, el mito ya había sido construído.

> Constantin de Renneville fue prisionero de la Bastilla por 11 años y publicó sus vivencias en 1715 en su libro 'L'Inquisition françois': a pesar de ser inocente sufrió abusos y fue dejado para morir en una de las mazmorras de la Bastilla, siendo encadenado junto a un cadáver.

> En 1719, Abbé Jean de Bucquoy, quien escapó de la Bastilla 10 años antes, publicó desde Hannover, que la Bastilla era un "infierno para los vivientes".

> Voltaire, quien escribió el caso del "Hombre de la máscara de hierro" en 1751, también estuvo preso y señaló a la fortaleza como un "lugar de venganza".

> En 1780, Simon-Nicolas Linguet fue detenido en la Bastilla, y al ser liberado publicó sus "Mémoires sur la Bastille", y alentó a Luis XVI a destruir la Bastilla, publicando un grabado representando al rey anunciando a los prisioneros, "¡que sean libres y vivan!", una frase que tomó prestada de Voltaire. ​

> Henri Latude, un soldado detenido en la Bastilla, inventó un escape de la Bastilla, al escalar por la chimenea de su celda y bajando las murallas con una escalera de cuerda de calidad hecha en casa, antes de ser recapturado en Ámsterdam por agentes franceses. Él fue liberado en 1777, pero arrestado de nuevo por la publicación de su libro titulado "Memoirs of Vengeance".​ ​ Él reforzó la percepción pública de la Bastilla como un institución déspota.

La Revolución Francesa - Parte II/III

La Bastilla era la ubicación preferida para detener a prisioneros que requerían de interrogarios más extensos. También era usada para guardar los archivos de la policía de París; y bienes ilegales, confiscados por orden de la corona. ​

En la mitad del siglo 18, la Bastilla fue usada por la policía para reprimir el comercio de libros sediciosos e ilegales. En la década de 1750, 40% de los que eran enviados a la Bastilla eran arrestados por producir material prohibido, autores sediciosos y autores de pornografía ilegal.

Pero, para entonces, la Bastilla ofrecía condiciones más benignas que los estándares de otras prisiones de la época. El prisionero común era mantenido en una de las habitaciones octagonales de los niveles medios de las torres.​ Las 'cachots' -mazmorras subterráneas-, no habían sido usadas por varios años, excepto para la detención de los prófugos recapturados. Cada una de las habitaciones de los prisioneros tenía un horno o chimenea, muebles básicos, cortinas y en la mayoría de los casos una ventana.

El Marqués de Sade, por ejemplo, llegó con un vestuario extenso, tapicería, perfumes, pinturas y una colección de 133 libros. Los sirvientes a veces podían acompañar a sus jefes a la Bastilla, como el caso de la detención en 1746 de la familia de Lord Morton y su hogar entero por ser espías de los británicos: la vida doméstica de la familia continuó dentro de la prisión. ​

Con Luis 16 el tiempo de detención promedio eran de 2 meses. Ya casi no se cumplía la norma de que los prisioneros firmaran un documento al ser liberados, prometiendo que no hablarían acerca de la Bastilla o su tiempo dentro de ella.

Hacia 1775 se había autorizado que a todos los prisioneros les dieran periódicos para leer, además que les permitieran escribir y recibir correspondencia de su familia y amigos.

En la década de 1780, Breteuil, secretario de Estado, reformó el sistema de 'lettres de cachet' que ahora requerían de una lista específica del tiempo de detención de un prisionero, y la descripción de la ofensa cometida.​

> En 1784, el arquitecto Alexandre Brogniard propuso que la Bastilla fuera demolida y convertida en una plaza pública circular con columnatas.​

> En 1774, el Director General de Finanzas de Francia, Jacques Necker, prefería sólo cerrarla y ahorrarse 127.000 libras anuales.

> En junio de 1789, la Academia Real de Arquitectura propuso un esquema similar al de Brogniard, un área pública abierta, rodeada por fuentes, dedicada a Luis 16 por ser el "restaurador de la libertad pública".

> La prisión contenía a 10 prisioneros en septiembre de 1782 y en julio de 1788 sólo 7 prisioneros.

En julio de 1789, sólo 8 prisioneros quedaban en la fortaleza, entre ellos el Marqués de Sade, quien se solidarizaba con los revolucionarios hablándoles durante sus caminatas por las murallas de la Bastilla o, cuando se lo prohibieron, gritando desde la ventana de su celda.

Sade fue quien comenzó a afirmar que las autoridades planeaban masacrar a los prisioneros dentro del castillo.

La Bastilla era el único baluarte real que quedaba en el centro de París, y protegía una reciente entrega de 250 barriles de pólvora.

La Bastilla sólo tenía suministros para apenas 2 días de comida y ninguna fuente de agua, haciendo imposible que aguantara un asedio prolongado.​

La Revolución Francesa - Parte III/III

14/07/1789

En la mañana de la toma, alrededor de 900 personas se juntaron en el exterior de la Bastilla. Eran del suburbio cercano de Saint-Antoine, y algunos soldados amotinados y comerciantes locales.

El tema eran las reservas de pólvora que estaban en la Bastilla.

A las 10:00, el comandante de la Bastilla, Bernard-René de Launay, dejó entrar a 2 de los líderes para negociar.​ ​

A petición de Launay, una fuerza adicional de 32 soldados del regimiento Swiss Salis-Samade habían sido sumado a los 82 ya existentes.

De Launay había tomado varias precauciones, levantando el puente levadizo en la torre Comté. Las tiendas cerca de la entrada a la Bastilla habían sido cerradas y las puertas de la Bastilla aseguradas.

La Bastilla era defendida por 30 pequeñas piezas de artillería. 

Después del medio día, otro negociador entró para discutir la situación, pero no se llegó a un acuerdo: los revolucionarios querían que se les entregaran tanto las armas como la pólvora, y de Launay se rehusó a hacerlo a menos que recibiera autorización de sus jefes en el Palacio de Versalles.

Resultó evidente que el gobernador era timorato, y carecía de las habilidad para calmar la situación.

A las 13:30, la multitud se mostró impaciente y asaltó el patio exterior de la Bastilla, con dirección a la puerta principal.

Hubo disparos de confusión y una seria pelea caótica entre las fuerzas de Launay y la multitud revolucionaria.

A las 15:30, más fuerzas reales amotinadas llegaron como refuerzos para la multitud. Entre estos uniformados había oficiales de infantería entrenados y varios cañones pero eran demasiado ligeros para dañar las murallas principales de la fortaleza.

Entonces comenzaron a disparar a la puerta de madera de la Bastilla.

Hasta entonces, 83 de la multitud habían muerto y 15 malheridos. Los guardias habían sufrido sólo 1 baja.

Sin embargo, si de Launay dejaba que los Revolucionarios destruyeran su puerta principal, tendría que usar su cañón dentro del patio de la Bastilla en contra de la multitud, causando muchos muertos.

A la vez, él sabía que no podía aguantar un sitio prolongado. Una alternativa era un acto suicida: hacer estallar sus reservas de pólvora. 

De Launay intentó negociar una rendición, amenazando con explotar la Bastilla si sus demandas no eran cumplidas. Sin embargo, el puente levadizo de la Bastilla bajó de repente y la multitud revolucionaria irrumpió en la fortaleza.

De Launay fue llevado afuera, asesinado y su cadáver humillado por la multitud, mientras 3 oficiales y 3 soldados más fueron asesinados en el transcurso de la tarde.

Los soldados del Regimiento Swiss Salis-Samade no usaban sus uniformes y fueron confundidos por prisioneros: no fueron lastimados. La pólvora y las armas fueron tomadas y comenzó una búsqueda por los demás prisioneros en la Bastilla.

Aunque la multitud había ido a la Bastilla por la pólvora, el historiador Simon Schama señala que le dieron "una imagen y vida a los ideales en los que se basaba la Revolución".

La prensa revolucionaria construyó el mito: de Launay fue inventado como un déspota; la fortaleza fue convertida en un "lugar de esclavitud y horror", que contenía "máquinas de muerte", "sombrías mazmorras subterráneas" y "cuevas repugnantes" donde los prisioneros eran dejados para pudrirse hasta por 50 años. ​

En los meses siguientes, más de 150 publicaciones usaron la toma de la Bastilla como tema, y un buen número de obras de teatro.

Pero nunca pudo probarse nada de lo que se dijo. Sólo se encontraron 7 prisioneros, incluyendo a Whyte de Malleville, un enfermo mental a quien se hizo desfilar por las calles. También el Conde de Solages, preso por solicitud de su familia por malas conductas sexuales. 4 de los detenidos eran estafadores, y el restante, un tal Tavernier, también resultó ser un enfermo mental que, junto a Whyte, fue recluido en el Manicomio Charenton.

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